El orden de los factores. ALV por AVL
Hablan de valenciano normalizado; de AVL. Y se enfadan por el merecido recorte, pero es el catalanismo quien embiste al valenciano
ANTONIO MIGUEL LÓPEZ GARCÍA, POLITÓLOGO E HISTORIADOR
Viernes, 10 de octubre 2025, 23:30
La batalla por la lengua valenciana es como el fuego que nunca cesa. Cuando parece controlado se reactiva, siempre con la brusca reacción izquierdista contra ... nuestra cultura y decisiones del Consell. Este agosto flamígero no podía faltar el incendio lingüístico. Vox pide recortar subvenciones a la AVL. ¡Qué me has dicho! Mira que hay motivos para protestar (expolio del erario público, golfería, agresión a Judicatura, familia imputada, infrafinanciación autonómica, ayudas dana que nunca llegan, como La Palma tres años después). Silencio rebañego. Hasta Mazón ha ganado la mano al autoritario. Dos veces. Bien, pues, ya están las izquierdas en la calle a toque de chiflete, como siempre que gobierna la derecha. De paso calientan para cuando caiga Sánchez.
Archiconocida su devoción por el catalán en detrimento del valenciano no sabemos a cual se refieren cuando gritan «¡la llengua no es toca!», cuando dicen «la nostra llengua»: ¿será al valenciano que dicen amar; será al catalán que aman realmente? ¿Y por qué dicen valenciano cuando quieren decir catalán? Ya se lo digo yo: cálculo electoral. Pero su constante apelación al «Paìs Valenciá», ficción sometida a los «Països Catalans», que implica la bota catalana en nuestro pescuezo, les delata. Y es su baldón. Como sus logos y enseñas que jamás incluyen la señera valenciana y sí las cuatro barras (usurpadas al viejo reino de Aragón). En sus algaradas portan banderas hasta del 'Tato', pero nunca nuestra señera. Extrañas formas de valencianismo.
Sus referentes culturales autóctonos siguen siendo los desventurados y paniaguados, Fuster, Monllor, Raimon, Estellés, etc., que también sabemos lo que representan. Nuestros catalanistas reivindican medios, plataformas y webs '.cat' (vilaweb.cat; eltemps.cat;...). Como para fiarse. Alguna vez dije que son un Caballo de Troya puertas adentro de nuestra Comunidad. Ahora añado que los pueblos no perecen tanto por agresión externa, como por consentimiento interno. Allá cada uno con su conciencia. Aunque se desgañiten hablando del «valenciá», es imposible creerles.
Decía Ortega que no es posible el nacionalismo «sin agresión e imperialismo». El expansionismo catalán arranca finalizando el siglo XIX. Los Almirall, Verdaguer, Prat de la Riba (hablaba de «Corona catalana»; no sé qué fumaba), Pompeyo Fabra (fabricó aquel diccionario expoliando conceptos de territorios de la Corona aragonesa, como expolian nuestra cultura y autores), practicaron onanismo mental e iniciaron la misión. Contrataron mercenarios aborígenes y revistieron el asunto como debate científico para incautos. Da igual, lucharemos. Ejemplo: la lengua valenciana, anterior al catalán, tiene un siglo de Oro que no soportan. Un antiguo anuncio bancario rezaba: «¿puede un balancín enseñar a correr a un purasangre?». Exacto.
Hablan de valenciano normalizado; de AVL. Y se enfadan por el merecido recorte, pero es el catalanismo, por acción de unos, por omisión de otros, quien embiste al valenciano. Si nos dejan tranquilos todos viviremos mejor y en la lengua que prefiramos. No queremos aquí las imposiciones, persecuciones y división social que soportan en los territorios levantiscos. Ni una dictadura de cuarenta años acabó con el valenciano (tampoco creo que lo pretendiera). ¿Va a pasar ahora? Pues no. Lo que pretenden es otra cosa. Y sabemos cual. Exigimos respeto para nuestro Estatuto acordado democráticamente: Comunidad Valenciana, señera con azul y corona, lengua valenciana y castellana (más conocida como español).
Pero no, Morant, ministra intervencionista, inmiscuye al Ministerio y pretende financiar la AVL. La quiere abierta y sensible, pero en catalán. De paso hace oposición indecorosa a Mazón. Doña Diana debería dimitir y hacer oposición honesta, sin ventajismo gubernamental. Resulta que el presidente, por fin, anuncia el cambio de nombre de AVL por ALV (Academia de la Lengua Valenciana). Cómo cambia la cosa. Morant retiraría la financiación y su gobierno nunca llevará nuestra lengua a Europa. ¡Cuánto manda Junts!
Llámese ALV y actúese consecuentemente. Basta de encanallar nuestra lengua con una foránea y con malas artes. Y cómo les incomoda que gobierne la derecha, aunque gestione mejor. Solo un acoso cruel a sus líderes o una desgracia natural manoseada les valdría para volver. Como hace diez años. Y ahora ni eso. En la oposición están bien, después de todo solo crispan y politizan. Los valencianos, en fin, tenemos suficiente entidad, potencial económico y demográfico como para impedir sus embates. Pierden el tiempo. Malgastan el dinero. Ah, y adelante con la Ley de Señas de Identidad.
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