Vicente Iborra confirma la retirada como futbolista y será asistente de Julián Calero en el Levante
El centrocampista valenciano anuncia en rueda de prensa la decisión de colgar las botas, en mitad del cariño de su gente y con lágrimas de emoción
Decir «adiós» a uno de los tuyos, no siempre es fácil. Y el Levante UD ha tenido que despedirse de Vicente Iborra, el que ... ha sido uno de los emblemas sobre el campo y a nivel de vestuario durante los últimos años. Por todo lo que ha significado, resultó un momento complejo de encajar, pero no es una marcha tan dolorosa porque se le mantendrá bien cerca en el club. «He decidido dejar el fútbol en activo después de muchos años. No es un día que quería que llegara, pero hay que afrontarlo. Siento que he dado todo lo que podía en el campo», comenzó relatando Iborra.
El de Moncada estuvo acompañado de todos sus seres queridos, entre ellos su familia directa, además de una amplia representación del club, como su amigo y actual secretario técnico, Héctor Rodas. Era Pablo Sánchez, presidente del club, el que se hizo la siguiente pregunta: ¿Cómo se despide a todo un símbolo del Levante? «En un mundo tan impersonal como el fútbol, es muy bonito encontrarse a gente como Iborra. Siempre ha querido al Levante. Vicente ha sido la piedra angular de este equipo, dentro y fuera de él», así encontró su particular respuesta.
Fue el mismo Iborra el que, después de ver un emotivo vídeo con algunos momentos especiales de su trayectoria, trató de aportar más luz a este desenlace. Entre ellos, con el momento de la decisión. «Es una decisión pensada y meditada, no de un día para otro. He dado todo lo que creo que tenía que dar. Hay que ser honestos, también conmigo mismo. Estamos al máximo nivel. Puedo aportar desde otra parcela. No es fácil, creo que era el momento», explicó.
No obstante, también quiso acentuar que no era un escenario que hubiera meditado mucho tiempo atrás, sino que lo había abordado más seriamente una vez certificado el sueño de volver a Primera División. «Ahora lo he decidido, tengo claro donde quiero estar. En estas últimas dos semanas he tenido un debate interno y pienso que es lo adecuado, dejando al club donde se merecía», expuso Iborra.
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Y es que el ya exjugador se marcha con el corazón pleno por todo lo que ha venido logrando, rechazando cualquier otro tipo de homenaje por parte de la hinchada granota y sin sentir que le quede una «espinita» por no poder haberse despedido sobre los terrenos de juego, allá donde siempre ha deleitado. «Sigo en el Levante, en mi club. El cariño que me ha transmitido la afición y el que se sientan identificados es lo mejor que me puedo llevar. El mayor homenaje es que la gente esté contenta conmigo», aludió de forma más reflexiva.
Al margen de las cuatro Europa League y una Conference League conquistadas, para Iborra el mejor reconocimiento era ese cariño de la afición levantinista y, sobre todo, haber podido culminar la temporada con el ascenso. «Es el broche perfecto. El cuento que el fútbol y la vida me ha dibujado es el ideal y el mejor para acabar. Que el Levante esté en Primera División es lo máximo».
Sin duda, el acto estuvo marcado por muchos momentos y citas emotivas, pero especialmente uno destacó entre el resto, cuando recordó a su hija Alma, fallecida hace once años, a los pocos días de su nacimiento. «Siempre nos ha acompañado, guiado y sentido cerca», destacó cuando fue preguntado por el peor momento que había tenido que afrontar durante su carera y admitía que fue la pérdida de su primera hija. En ese momento, la tristeza inundó a toda su familia e incluso a la distinta representación del club, donde fue irremediable contener las lágrimas. Pero Iborra fue más allá y desveló un secreto conocido hasta la fecha tan solo por unos pocos. «Sus cenizas están en el césped del Ciutat. Imaginaros cada minuto que he jugado lo que significaba para mí», se sinceró con el sentimiento que le caracteriza en cada palabra y gesto, más en un día tan especial.
También hizo que se le saltaran las lágrimas a Héctor Rodas. Dos granotas de pura cepa, que han ido escribiendo conjuntamente una historia que ha ido llenando los corazones de los miles de levantinistas que actualmente siguen el club. Con 15 años, Iborra encontró al que fue su padrino para impregnarse de ese sentir granota que tan bien representa hoy en día; ahora también ambos son padrinos de sus respectivos hijos. Por ello, ante el hecho de cómo valoraba que ahora Héctor Rodas pasara a ejercer como secretario técnico del Levante, consideró que era una elección acertada. «Si tengo que ser exigente con él, lo soy. Pero no hay nadie más exigente que él. Creo que podemos estar tranquilos porque es un levantinista que ama al club. Hay que estar tranquilos con la secretaría técnica y su formación. Héctor es el mejor en el día a día y hace un trabajo incansable. Nos va a formar el mejor equipo posible para el Levante», contestó con una total sinceridad.
Ahora, tras un pasado para honrar, con un presente que avala sus logros como jugador y con un futuro por conquistar, es momento de mirar más allá en el tiempo. Por ello, sin rechazar la opción de poder sentarse en los banquillos y con otro sueño como sería el de ser entrenador del Levante, Iborra tiene la oportunidad de comenzar a formarse con Julián Calero. El que hasta la fecha era su entrenador, ahora será su primer maestro, con el que compartirá trabajo como asistente técnico. «Es una decisión consensuada por todos. Sinceramente, pensando en lo que quiero en el futuro que es entrenar, creo que es lo que mejor me viene. Estar en el día a día de un cuerpo técnico, para gestionar los entrenamientos y partidos, complementar el trabajo… Creemos que es lo mejor para todos y vamos en buen camino», sentenció en este paso profesional que ya afronta.
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