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Al Levante no le va bien por el norte. Demasiados puntos se ha dejado por el camino al acercarse al Cantábrico: derrotas contra los rivales ... directos (Racing, Mirandés y, ahora, Oviedo), se dejó puntos al final en Eibar y se ha estrellado inexplicablemente en sus dos partidos contra un Ferrol que va camino de Primera RFEF. Es lo que tiene esta Liga Hypermotion tan igualada y tortuosa que se va a decidir por pequeños detalles. Y en una competición con matices, no te puedes permitir ni la más leve vía de agua, como la que ofreció Xavi Grande en banda derecha.
El canterano no tuvo su mejor día. No atacó bien pero, sobre todo, no mordía a la hora de defender. Y en una de esas, un Rahím veloz pero impreciso, metió un balón al área que desencadenó la tormenta perfecta. Pampín la sacó como pudo pero el balón rebotó en la pierna de Ignasi Miquel para introducirse en la portería de Andrés Fernández. Desgracia máxima.
En esta acción de mala fortuna el Levante puede haber perdido su colchón. Que para eso estaba, pero ahora toca hacer borrón y cuenta nueva. De poder salir del Carlos Tartiere un paso más cerca de Primera a volver a empezar, sobre todo si el Racing le gana este domingo al Dépor en casa... vamos, lo normal. Pero es que esta Segunda no es normal. Se va a sufrir hasta el final y acabará hallando el premio quien mejor padezca y le sonría un poco la fortuna. En eso, este Oviedo de Paunovic ha dado en esta jornada 37 una lección magistral.
Puede que más que lo que pase en Santander, la peor noticia sea que el conjunto asturiano ya está ahí, acechando por una de las dos plazas que parecía que se iban a jugar Elche, Levante y Racing. Calero avisó el jueves de que no quería escuchar a nadie afirmar que esto iba a ser fácil. No lo fue en el Tartiere para un conjunto granota que recibió de su propia medicina: planteó un partido largo, con las líneas juntas, con seriedad atrás y amasando la jugada. Sabedor que el de las urgencias era el Oviedo.
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Para los de Paunovic la jornada era la de la gran decisión: si lanzarse a por la lucha a por el ascenso directo o desde ya iniciar una pretemporada exprés para la fase de ascenso. En el caso del Levante, vencer era un acelerón hacia Primera. Calero abogó por que su equipo funcionara como un motor diésel. Sin prisas, amasando la jugada pero, sobre todo, no concediendo. Había que vigilar a Rahim y a Hassan, las dos flechas que trataron de buscar las cosquillas a Xavi Grande y a Pampín, respectivamente. El segundo no pasó apuros pero el canterano, sí. Hasta el punto de que acabaría sustituido después de que Rahim tuviese una clara para hacer el 2-0.
Para entonces el Levante ya había cambiado su planteamiento. Que le costó desperezarse, tanto al equipo como a Julián Calero. Morales no tuvo su día y Carlos Álvarez acabó lastimado. Los granotas no hallaban el modo de inquietar a Arón Escandell y el entrenador tardó una hora en mover el banquillo. Cuando lo hizo, se la jugó a cara o cruz. Tres modificaciones de una tacada, algo que el preparador madrileño ya ha hecho más de una vez.
Pero esta vez su Levante no tuvo presencia en área. Sergio Lozano sí dio un punto más de poderío ofensivo al centro del campo, pero Iván Romero y Forés esta vez estuvieron sumamente desacertados. Y Calero sólo metió a Espí cuando quedaban cinco minutos para el final, que realmente fue un cuarto de hora porque el árbitro añadió 9 minutos. Daba igual, porque no había manera. Pudo llegar el empate en alguno de los latigazos ensayados desde fuera del área.
Kocho y, sobre todo, Sergio Lozano casi encuentran la escuadra de la portería del Oviedo. Aarón Escandell hizo dos paradones, uno a cada uno, y otro de los remates de Lozano se marchó fuera. El guardameta estuvo de diez. En el fútbol de escaparate y en el de trastienda. Se lanzaba al suelo cada vez que blocaba un balón. Entendió lo que le pedía Paunovic: que no se jugase a nada en la última media hora.
Y el Oviedo lo consiguió. Líneas juntas y a morder, sobre todo cuando ya estaban sobre el césped Romero, Forés y Espí. Que no hubiera balones a la olla. Aún así los granotas tuvieron esas de media distancia para, al menos, empatar. Ese puede ser el consuelo y que, pase lo que pase, se va a acabar la jornada en ascenso. Quedan cinco batallas. Nadie dijo que esto fuera fácil. El Levante ya no se puede permitir más despistes. Si hoy gana el Racing se ha dejado el colchón en el norte.
Real Oviedo
Aarón Escandel, Nacho Vidal, David Costas (Oier Luengo, 65′), Dani Calvo (Eze, 68′), Rahim, Hassan (Sebas Moyano, 78′), Sibo, Colombatto, Seoane (Cardero, 51′), Portillo (Cazorla, 78′) y Viñas (Alemao, 77′)
1
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Levante UD
Andrés Fernández, Pampín, Ignasi Miquel (Espí, 86′), Dela, Xavi Grande (Manu Sánchez, 74′), Oriol Rey, Iborra (Sergio Lozano, 65′), Kochorashvili, Morales (Álex Forés, 65′), Brugué (Pablo Martínez, 74′) y Carlos Álvarez (Iván Romero, 65′).
Gol: 1-0, Ignasi Miquel (27') en propia meta.
Árbitro: Guzmán Mansilla (Comité andaluz). Mostró cartulina amarilla a Seoane, Colombatto y Alemao.
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