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Está muy cerca, damas y caballeros. Más que nunca. Como bien dice el eslogan del Levante esta temporada, 'més del que creus'. Ya está ahí. ... Dos finales quedan. Dos balas. Una primera en Burgos, y otra en casa, ante el Eibar. El Levante depende de sí mismo. No se puede decir todavía que en El Plantío se celebrará el ascenso si gana, porque eso dependerá de lo que haga el Mirandés este lunes, pero el triunfo obtenido por los de Julián Calero este viernes ante el Albacete deja el objetivo a tiro de piedra. No se puede fallar ahora. 40 jornadas después, está ahí. Para olvidar el fantasma del penalti del Alavés. Para volver a la elite. Granotas, es el momento.
Levante UD
Andrés, Dela, Elgezabal, Miquel, Pampín, Oriol Rey, Algobia (Iborra, 68'), P. Martínez (Kochorashvili, 77'), C. Álvarez (Lozano, 84'), Brugué (C. Espí, 84') y Morales (Forés, 68').
1
-
0
Albacete BP
Rivero, Rueda (Nabil, 77'), Sánchez (Higinio, 84'), Aguilar, Jaume Costa, Meléndez, Villar (Pacheco, 77'), Medina, Morcillo (P. Sáenz, 46'), Fidel y Kofane (Martón, 77').
Gol 1-0, Pepe Sánchez, en propia (45+1').
Árbitro Pérez Hernández (Comité madrileño). Amonestó a Pepe Sánchez, Fidel, Higinio y Oriol Rey. Expulsó por roja directa a Jaume Costa.
Incidencias 21.177 espectadores en el Ciutat de València.
El Ciutat de València, vestido de gala para la ocasión y con récord de asistencia esta temporada, rugía desde el pitido inicial. Las más de veinte mil gargantas presentes sabían que su desempeño vocal iba a ser importante para la causa, y la afición no defraudó. No obstante, el Albacete, a pesar de que no se jugaba nada, salió mordiendo. A los cinco minutos tuvo su primera ocasión, con un disparo raso cruzado de Agus Medina, que tuvo que repeler Andrés Fernández.
Tuvo su primera réplica el Levante con un tiro lejano desde fuera del área de Carlos Álvarez, que con su zurda, intentó imitar el golazo de Lamine Yamal ante el Espanyol, pero su treta salió más centrada de lo esperado y Cristian Rivero —cedido por el Valencia— tuvo que despejar a córner. Los manchegos no bajaban el pie del acelerador y causaban peligro a través del balón parado. De hecho, en un saque de esquina llegó un gol que fue rápidamente anulado a Christian Kofane —un joven camerunés de 18 años que le va a durar al Albacete dos días, porque su cláusula de cinco millones es muy jugosa—, que remachó un balón suelto en el área después de que Andrés tuviese que sacarse de encima como pudo tras una peinada rival en el primer palo. Afortunadamente para los granotas, el delantero africano estaba adelantado y el línea lo vio claro.
A la media hora de partido tuvo una ocasión clara Roger Brugué, que se adelantó a la zaga manchega y con un ligero toque en el primer palo, tras un buen centro de Dela, forzó la intervención de Rivero. El Albacete, viendo que el Levante empezaba a generar peligro y a sentirse más cómodo, empezó a usar las tácticas oscuras retrasando los saques de banda y de fondo. Las pérdidas de tiempo desesperaban al respetable de Orriols, que iba encendiéndose con el paso de los minutos. No obstante, cuando la batalla parecía encaminada a marcharse al descanso con el resultado gafas, llegó el gol psicológico.
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El Levante tenía a su favor un saque de banda en el costado derecho, y Dela se proponía a catapultar el balón al corazón del área en el único minuto que se había añadido. La defensa manchega retrocedía para protegerse, por lo que el lateral granota optó por jugar en corto con Oriol Rey, que se la dejó de nuevo de cara para que Dela pusiese uno de esos centros a media-baja altura que tanto daño hacen. El balón viajó al área pequeña, y la indecisión de Rivero en su salida, unido al ímpetu del siempre correoso Brugui, forzaron el error en el despeje de Pepe Sánchez, que terminó introduciéndose la pelota en su propia portería. Aunque se celebró como gol de Brugué, daba igual. Lo importante era que la pelota había entrado, que el gol era válido, y que el marcador revelaba ese 1-0 a favor.
Con los ánimos por las nubes y el Albacete venido abajo tras encajar uno de esos goles que hacen que los entrenadores se tiren de los pelos, el partido se marchaba al descanso con un Levante dominador. Tras el paso por los vestuarios y con una modificación en el equipo rival, el Levante se mantenía con el control del balón y del partido. Los primeros minutos de la segunda mitad, no obstante, no registraban ocasiones, hasta que Oriol Rey sacó un disparo lejano —raro en él— que obligó a Rivero a lateralizar. Poco después, otra llegada de Brugué forzaba un saque de esquina que encendía al Ciutat.
El Levante no se conformaba con amarrar el 1-0 e iba a por más, mientras que el Albacete resistía como podía en busca de cazar alguna al contragolpe. Pero apareció Carlos Álvarez con su varita mágica. En una jugada de crack, hizo un maradoniano recorrido sorteando jugadores del Albacete, hasta que Jaume Costa le cazó con las dos planchas directamente al tobillo. Tarjeta roja directa y ventaja numérica. No pasó mucho más, y los tres puntos se quedaron en Orriols. Ahora, a ganar en Burgos, y ya.
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