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Fábrica de Monchitos, en Paiporta, el 26 de septiembre de 2025. Irene Marsilla.

Monchitos resurge a los once meses de la riada

La empresa, cuyo producto estrella son unos paquetes de arroz inflado, recupera el 80% de la facturación tras quedar arrasada el 29 de octubre

Pau Alemany

Paiporta

Lunes, 29 de septiembre 2025, 00:30

Un breve recorrido por la fábrica de Monchitos es suficiente para detectar vestigios de la dana que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre y que dejó 229 fallecidos. ... Una marca de agua a medio metro de altura, el rastro del barro en una de las naves o la maquinaria apelotonada en una de las paredes son tres ejemplos. También está el sótano, que quedó totalmente anegado y que todavía sigue inutilizado. Son huellas de como esta empresa, que lleva más de medio siglo repartiendo paquetitos amarillos de arroz inflado desde Paiporta, quedó prácticamente arrasada por un lodazal de barro y cañas.

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Aquel día, hace exactamente 11 meses, una decena de trabajadores tuvo que quedarse a dormir en la segunda planta de la fábrica. Desde la ventana observaron atónitos como las calles adyacentes se inundaban a causa de una riada que arrasaba con todo lo que se ponía por delante. Incluso tuvieron que rescatar a cinco personas que se perdían entre la corriente. Así lo cuenta el gerente de la empresa y yerno de los fundadores, Jóhann Karlsson, que aquel día había salido alrededor de las 18 horas.

Todos los trabajadores de la empresa sobrevivieron a la riada, pero las viviendas de muchos de los que vivían en Paiporta o en los pueblos colindantes quedaron devastadas. Así que Karlsson les instó a que primero resolvieran el desastre en su casa. Mientras tanto, entre algunos trabajadores de Valencia capital y él mismo empezaron a sacar a duras penas agua y maquinaria de dentro de las naves con una excavadora. «El panorama era desolador, parecía una escena de Mad Max», recuerda el gerente.

Más allá de centrarse en salvar lo que se pudiera de la empresa, Karlsson aprovechaba los viajes de ida y vuelta al centro del pueblo para repartir en los puntos de comida paquetes de Monchitos que se habían salvado y que todavía estaban comestibles. Era una manera de aportar al pueblo en el que la empresa lleva vendiendo su producto estrella desde hace más de seis décadas.

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De las tres plantas que conforman la base logística, además del sótano, se libraron las dos más elevadas, aunque con matices, ya que una capa de polvo impedía el funcionamiento de cualquier máquina. La planta baja, que era donde se realizaban los paquetes de arroz inflado, quedó rellena de trastos inservibles y suciedad. Y era precisamente en esta donde estaba la maquinaria encargada de fabricar el producto estrella, el arroz inflado, que supone el 50% de la facturación. El resto la componen otros alimentos como palomitas o golosinas.

Durante las semanas inmediatamente posteriores a la tragedia, buena parte de los 60 trabajadores que conformaban la plantilla sufrieron un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). No les quedaba otra, ya que el ritmo de producción tardaría meses en recuperarse. Los que no fueron apartados, unos 15, se dedicaron a lo largo de las siguientes semanas a limpiar y ordenar el destrozo de la riada.

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Vuelta de la plantilla

No fue hasta el 10 de febrero, fecha marcada en la memoria de Karlsson, cuando estuvieron todos de vuelta. Aunque la planta seguía sin ofrecer la imagen de antes de la dana, había maquinaria y espacio suficiente para volver a fabricar y repartir monchitos. «Perdimos algunos clientes, que argumentaban la necesidad de tener el producto listo cuanto antes, pero poco a poco hemos conseguido salir adelante», se enorgullece Karlsson.

Han pasado ya 11 meses desde que la riada asoló decenas de municipios, pero Monchitos sigue sin recuperarse del todo. Varias personas trajinan con pinceles arriba y abajo para adecentar las paredes y limpian el suelo con máquinas. El barro, aunque residual, sigue recordando lo sucedido. También hay varias máquinas de gran envergadura apoyadas en las paredes de la primera planta.

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80% de la facturación recuperada

«Ahora mismo estamos al 80% de la facturación que teníamos hace justo un año», detalla Karlsson mientras recorre las salas de embalaje y empaquetado, donde varias cajas esperan ser recogidas para esparcir el producto entre los quioscos de los alrededores. Por suerte, ellos pudieron retomar la marcha sin renunciar a ninguno de los trabajadores.

Durante el proceso de recuperación, Monchitos se ha visto obligado a reinventarse para sobrevivir. En este sentido, el último movimiento ha sido lanzar un producto en colaboración con KFC que saldrá este martes: una hamburguesa cuyo pan es morado, en honor a la mascota de la empresa, y que está rellena de arroz inflado. Todo aderezado con una salsa que sabe al producto estrella.

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Volver a la normalidad es una meta que cada vez está más cerca para Monchitos, tras 11 meses de arduo trabajo. Sobrevivir, primero; limpiar, después; reconstruir, más adelante; y volver a vender millones y millones de granitos de arroz inflado, por último. Todo ello siempre con la esperanza y el optimismo intacto, expresa Karlsson. «Nunca tuve la impresión de que fuéramos a cerrar; era un nuevo reto a superar».

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