El Chiringo de la Patacona: el sabor relajado del verano frente al mar
Desayunos sencillos, cocina sin interrupciones, cócteles al atardecer y servicio de tumbonas: así es el plan diario en uno de los chiringuitos más activos del litoral de Alboraya
Nacho Roca
Alboraya
Jueves, 12 de junio 2025, 17:57
Hay lugares que, más que visitarse, se viven. Y eso es exactamente lo que propone El Chiringo, el chiringuito de temporada que se alza sobre ... la arena de la Patacona, en Alboraya, en la comarca de l'Horta Nord, al norte de la ciudad de Valencia.
El Chiringo es como un refugio frente al mar donde cada jornada estival tiene su propio ritmo. Bajo la dirección de operaciones del gerente Alessandro Papiani, el espacio reabrió sus puertas el pasado 15 de mayo y permanecerá activo hasta final de septiembre, ofreciendo desde primera hora de la mañana hasta última de la tarde una carta desenfadada pero efectiva, pensada para todos los públicos.
A diferencia de años anteriores, esta temporada El Chiringo ha logrado instalarse en una nueva ubicación dentro del mismo paseo marítimo, gracias a la última licitación municipal. El resultado es un punto de encuentro con cocina abierta todo el día, sin pausas, desde las 10 de la mañana hasta las 11 de la noche. «Por la mañana damos desayunos sencillos, tostadas y croissants. A partir del mediodía ya tenemos disponible toda la carta, también por la tarde», explica Papiani.
Carta honesta, playa completa
Desde un café o una tostada hasta un croissant con mermelada, la oferta matinal es tan sencilla como efectiva para quienes empiezan el día con calma frente al mar. A partir del mediodía, la cocina mantiene su ritmo sin interrupciones con platos frescos y ligeros, ideales para combatir el calor: hummus con pimentón de la Vera, boquerones con papas, guacamole con nachos, mejillones o tablas de jamón y queso para compartir.
La carta se completa con ensaladas como la César o la de pasta con pesto, así como bocadillos y focaccias que apuestan por la combinación de sabor y sencillez: pollo asado con mayonesa de mango y curry, vegetales con berenjena y pesto, focaccia de jamón serrano o sándwiches con salmón y aguacate. También hay platos más consistentes como la lasaña, servidos sin pretensiones pero con sabor auténtico, así como también platos de palla valenciana o arroz del senyoret para degustar frente al mar.
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A todo ello se suma un servicio que completa la experiencia de playa: tumbonas y sombrillas disponibles para alquilar, pensadas para quienes buscan pasar el día sin renunciar a la comodidad.
Coctelería al atardecer y ambiente sin estridencias
A medida que el sol cae, el ambiente en El Chiringo cambia de piel: llegan los cócteles, el público joven se acomoda en las mesas de madera, y la música ambiental toma el relevo. No hay DJ ni conciertos —la normativa lo prohíbe—, pero sí una banda sonora suave que acompaña sin invadir.
Los fines de semana, el público se vuelve más heterogéneo. Por las mañanas, sobre todo entre semana, predominan los turistas que madrugan. Por la tarde, en cambio, el local se llena de vecinos de vacaciones y jóvenes que se acercan a tomar algo o a cenar con los pies aún llenos de arena y con sabor a mar.
Además de su carta y su localización, El Chiringo ofrece dos baños adaptados —de uso público—, algo que se agradece en una playa tan concurrida y con un público tan variado.
Sin adornos ni artificios, El Chiringo vuelve a ser ese rincón donde desconectar del reloj y dejarse llevar por la brisa. El verano en la Patacona no sería lo mismo sin él.
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