La IA salta del banquillo: la táctica invisible que ya gana partidos en los despachos
Pablo Sala, profesor y gestor deportivo, revoluciona clubes de fútbol y fútbol sala con inteligencia artificial, liberando tiempo y recursos para que lo humano marque la diferencia
Pablo Sala, gestor deportivo formado en el Máster de Gestión Deportiva de la Universitat Politècnica de València (UPV) y profesor de IA aplicada a la ... gestión deportiva en UPV, ESBS y UCV, ha pasado de la consultoría tradicional a liderar la integración de la inteligencia artificial (IA) en clubes de fútbol y fútbol sala. Con casos reales en entidades como el Alzira FS o Segosala, su enfoque combina soluciones «enchufar y jugar» (chatbots, automatizaciones) con formación para que cada club adapte la tecnología a su identidad. Su tesis es clara: la IA no sustituye a los profesionales; les devuelve tiempo, orden y foco.
-¿Cómo surge la idea de aplicar inteligencia artificial a la gestión de clubes? ¿Hubo un momento clave que conectara el conocimiento académico con la necesidad práctica?
-Siempre he sido una persona muy práctica y de buscarle utilidad a las cosas. Estudié educación física y luego gestión deportiva, así que cuando empecé a aprender sobre IA, lo aplicaba directamente a mis problemas del día a día. Mi enfoque es buscar la máxima productividad sin tener que invertir grandes recursos y esto es justo lo que necesitan los clubs. A raíz del primer curso que se hizo en la Universidad Politécnica de Valencia sobre IA aplicada a la gestión deportiva me di cuenta del interés y el potencial que tenía aplicar esto y los grandes beneficios que les podría aportar. Ese día salí yo más emocionado que ellos, dejé mi trabajo en la consultora en la que estaba y me puse a ayudar a los clubs por mi cuenta.
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-El proyecto ya está en marcha: ¿en qué fase está? ¿Piloto, MVP o implementación real?
-La implementación es real e inmediata. Trabajamos con clubes de fútbol y fútbol sala de diferentes categorías, que van desde ligas regionales a primera división. Cada uno lleva su ritmo, cuantas más horas le dedicas más rápido aprendes y aplicas soluciones. Mi objetivo es que aprendan qué posibilidades hay y busquen sus propias soluciones personalizadas, que tengan el control de lo que implementan. También existen proyectos cerrados que nos permiten empezar a funcionar desde el primer día como el chatbot para responder dudas de familias y aficionados; o ciertas automatizaciones más complejas, pero la mayor parte es asistencia a tareas del día a día que nos permite ir más rápido y aumentar la calidad de los resultados.
-¿Qué problemas concretos resuelve la IA dentro de un club? ¿Para qué sirve en la gestión deportiva?
-Resuelve lo que más duele a los gestores: la falta de tiempo y recursos. La IA puede automatizar tareas administrativas (inscripciones, facturación, atención a familias), mejorar la comunicación interna y externa, y hasta proponer dinámicas de entrenamiento o planes de comunicación para redes sociales. El gran valor es que no sustituye al gestor ni al entrenador, sino que les da herramientas para que se centren en lo importante: crear experiencias memorables para jugadores, familias y patrocinadores. Cuanta más experiencia tienes en el sector, más puedes aprovecharlo, es un multiplicador directo de tus capacidades.
-¿Puedes compartir casos reales y resultados tangibles?
-Por ejemplo, el Alzira FS ya utiliza un chatbot que responde automáticamente a las preguntas más habituales de familias y aficionados: horarios, cuotas, tienda oficial… Con algo tan sencillo han liberado decenas de horas de trabajo al mes y, además, mejorado la percepción externa del club. Otro caso es Segosala, que utiliza IA para planificar entrenamientos siguiendo su propia metodología unida a sus valores como club. Estos avances no son teóricos, son ahorros de tiempo y mejoras visibles en la experiencia del día a día.
-No todo será fácil. ¿Qué resistencias o dificultades has encontrado en un entorno tan tradicional?
-La resistencia más común es el desconocimiento («no sé qué puede hacer por mí», «no sé por dónde empezar»...) o el miedo («la IA me va a sustituir»). Y la realidad es que es todo lo contrario: la IA es sencilla de utilizar cuando sabes cómo y además es un refuerzo, no un reemplazo. Cuando les demuestras que pueden crear una web en 10 minutos o que un chatbot puede contestar 24/7, lo ven claro. La dificultad está en romper la inercia, pero una vez prueban, ya no hay vuelta atrás.
-Mirando adelante, ¿qué hitos tenéis en el mapa y cómo imaginas un club totalmente gestionado con IA en 5-10 años?
-El siguiente paso es la integración completa en nuestro día a día, como hoy lo es el teléfono móvil. Ahora la IA está programada de forma pasiva, necesita que le preguntes y le autorices a realizar acciones. En el futuro actuará de forma proactiva en ciertos momentos igual que lo hace tu coche si ve que vas a chocar contra el de delante. Estará totalmente integrada en cualquier proceso y nuestros flujos de trabajo serán colaborativos: La IA será capaz de tener en cuenta muchos más aspectos que nosotros a la hora de tomar decisiones. Y nosotros aplicaremos el criterio humano en los casos que sea necesario. En 5 o 10 años imagino clubes pequeños funcionando mejor que grandes organizaciones: comunicación profesional, patrocinadores fidelizados, procesos administrativos impecables y entrenadores centrados en entrenar, no en rellenar excels. En ese futuro la diferencia la marcará quien mejores experiencias ofrezca a nivel humano.
-¿La IA está cambiando las reglas del juego en gestión deportiva? ¿Puede redefinir la sostenibilidad de los clubes modestos?
-Sin duda está cambiando las reglas y todavía lo hará más, no solo a nivel de la gestión deportiva sino de la sociedad en general.Hay una oportunidad que definiremos como «empezar todos de cero» el que más rápido se adapte y lo aproveche será el líder mañana, da igual cuánta diferencia haya por arriba o por abajo. Los clubes modestos que se adapten podrán llegar a ser sostenibles y rentables sin subvenciones y otros no lo serán ni con subvenciones y desaparecerán.
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