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Caquis dañados por la falta de agua. LP

Miles de hanegadas de cultivo en peligro por la falta de riego tras la dana

Las inundaciones destrozaron las conducciones que empiezan a restablecerse pero los árboles ya están dañados

A. Talavera

Alzira

Lunes, 18 de agosto 2025, 10:00

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Las inundaciones de octubre dañaron gran parte de los campos que estaban en producción en ese momento. Los agricultores perdieron las cosechas de todo el año a causa de los daños en los árboles o del exceso de humedad.

Pero casi diez meses después de la tragedia, los agricultores con cultivos de verano u otoño sufren otra de las consecuencias colaterales de esta histórica riada. En este caso, aunque parezca paradójico, es la escasez de agua la que está acabando con algunas producciones o mermando mucho el calibre de la fruta que no podrá llevarse al mercado

Esta situación es la que se vive en la zona del Marquesat, en la Ribera Alta. Un área agrícola donde la dana arrasó gran parte de las infraestructuras de riego, tanto acequias como conducciones que servían para llevar el agua del río Magro hasta los campos. El desbordamiento de este río causó estragos que todavía pasan factura.

Esto provocó que más de 2.500 hanegadas de parcelas agrícolas no pudieran regar hasta el mes de mayo cuando de forma provisional se colocaron bombas para extraer el agua y llevarla hasta los campos al estar las acequias inservibles.

Una alternativa que no funcionó de forma correcta en muchos casos y por tanto los cultivos siguieron sufriendo las consecuencias de la falta de agua, agravada por las altísimas temperaturas que se están registrando durante todo el verano.

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«Las bombas se embozaban y había que estar limpiándolas de forma continúa. Además, no permitía una seguida de riego y eso afecta a los árboles», explica el delegado de AVA en Alfarb, José Luis Sanz que señala que los frutales de hueso necesitan un riego más regular.

De esta forma se ha llegado al mes de agosto y en muchos campos se nota esa falta de agua. Sobre todo, en los cultivos de caqui, predominantes en la comarca de la Ribera, cuya campaña de recogida se inicia a finales de septiembre. Los árboles tienen hojas secas y los caquis que han brotado están arrugados, una fruta que no se podrá comercializar.

«Esta campaña habrá una merma del más del 40% en el caqui en esta zona del Marquesat, hay muchos campos totalmente perdidos», comenta este agricultor ribereño mientras observa los estragos en uno de los terrenos.

En otro tipo de cultivos la falta de riego durante siete meses ha provocado que el fruto no engorde y tenga un calibre muy pequeño lo que repercute también los precios.

En estos casos, los afectados no tienen compensaciones económicas ya que las ayudas tras la dana fueron para los propietarios de parcelas que perdieron los cultivos en producción en ese momento. Los daños posteriores derivados de las inundaciones, como la falta de agua o la reducción de las cosechas, no se contemplan en ninguna partida de subvenciones.

Las comunidades de regantes y la Conselleria de Agricultura han estado trabajando en la reconstrucción de todas las infraestructuras de riego y las principales conducciones ya están listas. En los últimos días se han puesto en funcionamiento también en otros tramos para poder estar conectados con el agua del río. Pero en algunas parcelas el agua ya llegará tarde.

«Han pasado casi diez meses y es mucho tiempo para los campos, más todavía con este calor intenso y prolongado», lamenta este agricultor que advierte que la próxima campaña volverá a ser dura en este sector que atraviesa una crisis tras otra.

La única parte positiva en los últimos meses es que debido a la reducción de la producción en la fruta de hueso, las parecelas que han resistido las inclemencias han conseguido vender el producto a un mejor precio que en otros años, una media de 1,5 euros por kilo.

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