Cónclave en Valencia para defender la nuclear: «Sin Cofrentes, la factura eléctrica sería hasta un 7% más cara»
Expertos en el sector y Cámara confluyen en la necesidad de ampliar la vida útil de las centrales un día después del rechazo del Congreso a esta posibilidad
Un cónclave de expertos se ha reunido este viernes para alzar la voz en defensa de la energía nuclear. Apenas un día después de que el Congreso de los Diputados rechazara la enmienda presentada por el PP ... que pretendía ampliar la fecha de cierre de las cinco centrales nucleares (con siete reactores en total), la Cámara de Comercio ha convocado a una serie de voces favorables a este tipo de energía. El objetivo era exponer los argumentos económicos, técnicos y medioambientales que sostienen la necesidad de tener más tiempo del fijado para el cierre, que en el caso de Cofrentes está previsto para 2030.
Dos ideas han sido transversales entre la media docena de ponentes. La primera, que la nuclear es esencial para contener los precios y para asegurar el suministro. Y la segunda, que este tipo de energía es el mejor soporte para la renovable. De hecho, uno de los datos aportados es que, si el reactor nuclear de Cofrentes hubiera estado apagado durante 2024, la factura eléctrica hubiera sido «entre un 4% y un 7%» más elevada en la Comunitat Valenciana, ya que esta hubiera aumentado en siete euros por megavatio hora, tal y como ha informado el socio de la consultora energética PWC, Alberto Martín, durante su intervención en la mesa redonda 'El futuro de la energía eléctrica: Clave para la competitividad empresarial'. En la Comunitat Valenciana, la factura media en 2024 fue de 159 euros por megavatio hora, según el propio Martín, mientras que, sin Cofrentes, esta cifra hubiera ascendido hasta 166.
Antes de desmenuzar los argumentos esgrimidos, cabe recordar que las empresas eléctricas propietarias de las centrales nucleares —Endesa, Iberdrola y Naturgy— pactaron en 2019 con el Ministerio de Transición Ecológica un cierre progresivo de los siete reactores esparcidos por toda España. Así, Almaraz I dejaría de funcionar en 2027; Almaraz II, en 2028; Cofrentes, en 2030; Ascó I y Ascó II, en 2030 y 2032; Vandellós II, en 2035; y Trillo, en 2035.
El contexto internacional, con la inflación desencadenada en 2021 y 2022, empezó a remover el debate acerca de la prolongación hasta que, en octubre de este año, las tres empresas propietarias citadas solicitaron formalmente al Gobierno extender la vida útil de Almaraz hasta junio de 2030, en un movimiento que se podría extender al resto de centrales. El Ejecutivo central no cerró la puerta a esta opción, pero exigió que sean las nucleares las que asuman los costes de mantenerlas abiertas y no el consumidor.
El debate está servido, tanto en el plano político, donde los partidos de derecha defienden la prolongación y los de izquierda muestran más reticencias, como en el económico y el medioambiental. Así que cada uno de los intervinientes en la mesa redonda ha profundizado en distintos aspectos.
Abaratar el coste de la factura
El pilar económico ha sido uno de los más repetidos a lo largo del cónclave. El profesor de Ingeniería Nuclear en la Universidad Politécnica de Madrid, Kevin Fernández-Cosials, ha comparado el precio de la energía en los distintos países europeos con la continuidad de las nucleares, de manera que, aquellos donde todavía perduran las centrales, como Francia o España, se encuentran en la parte más baja de la tabla (aunque con algunas excepciones, como Noruega, que no tiene centrales, pero sí un precio barato). «La nuclear abarata la factura», ha resumido.
En la misma línea se ha expresado el director general de Energía de la Comisión Europea, Manuel Rivas, que ha apuntado los problemas de la Unión Europea para la electrificación. «Vamos a necesitar almacenamiento para las renovables: en la producción, en el transporte y en el consumo», ha mencionado.
Los cambios producidos en el plano internacional desde 2019, cuando se acordó el cierre progresivo, hasta la actualidad han servido al exministro del PSOE y expresidente de Red Eléctrica, Jordi Sevilla, para argumentar la necesidad de cambiar el límite de vida de las nucleares. La invasión de Rusia a Ucrania o la pandemia de covid-19 han desvirtuado el plan establecido, según Sevilla y varios de los ponientes. «Si la carretera se desvía, es necesario girar el volante», ha expresado de manera metafórica.
Impacto medioambiental
Otro de las lanzas esgrimidas a favor de la nuclear es el favorable impacto medioambiental que producen, ya que, como las renovables todavía no generan la suficiente energía para abastecer toda la demanda, es necesario utilizar combustibles fósiles. Como ejemplo, el consultor de PWC ha mencionado que se ahorran tres toneladas de CO2 al año gracias a la actividad de Cofrentes, lo que equivale a «todo el parque de vehículos de la Comunitat». «El día que no funciona es como si cada propietario de coche de la región se comprara otro más», ha relatado.
En España, el 57% de la electricidad proviene de energías renovables como la eólica, la solar fotovoltaica o la hidroeléctrica, mientras que el 18% es de nuclear y el resto de combustibles fósiles, según datos de Red Eléctrica.
La unanimidad ha sido absoluta a la hora de defender la energía renovable como el futuro tanto en la región como en el país. Ninguno está en contra ni considera que se tengan que enfrentar. Pero mientras se mejora el abastecimiento y el almacenamiento, todos replican que la nuclear es necesaria como complemento. «La forma de maximizar los beneficios medioambientales y económicos de las renovables es a través de la energía nuclear», ha expresado el profesor en Ingeniería Nuclear.
Tiempo de prolongación
Una vez expuestos los argumentos a favor de mantener las nucleares, la pregunta era hasta cuándo. Y ahí el horizonte es más difuso. Aunque una central está diseñada para operar durante 40 años, su vida útil puede ser mayor si se cumplen los requisitos técnicos y administrativos. El presidente de Foro Nuclear, Ignacio Landaluce, ha puesto como ejemplo Estados Unidos, donde estos centros energéticos están alargando su vida hasta los 60 años o, incluso, hasta los 80.
Así que, preguntado por ello, el profesor de Ingeniería Nuclear cita los tiempos de Estados Unidos como referencia, pero prefiere no dar una cifra exacta.
El director general de la central de Cofrentes, Javier Sala, que también era uno de los intervinientes en la mesa redonda, ha expuesto la inversión realizada para mejorar y renovar el espacio ubicado en Cofrentes, que alcanza los 500 millones. «Técnicamente, podemos seguir operando más allá de 2030. Estamos capacitados para continuar más años», ha expresado.
Tanto la 'consellera' de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, Marián Cano, como el presidente de la Cámara de Comercio, José Vicente Morata, han apoyado la tesis de que es necesario prolongar la vida de Cofrentes. «Sin ella, la Comunitat tendría que importar hasta el 74% de la energía que consume», ha resumido Cano, que ha pedido ser «pragmáticos y no dogmáticos». «Si queremos industria, necesitamos energía estable, y si queremos energía estable, necesitamos energía nuclear», ha zanjado Morata.
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