La cadena balear de alimentación que salta a la Península y abre en Valencia sus dos primeras tiendas
La primera experiencia de Agromart fuera de las islas elige la capital de la Comunitat porque comparte una mentalidad semejante: dieta mediterránea y apuesta por el comercio de proximidad
Érase una vez dos familias de emprendedores radicadas en Baleares. Érase una vez que ambas sagas, dedicadas al comercio de alimentación atravesaban durante la crisis ... económica de 2007/2008, un alarmante quebranto en su facturación y sus cifras de negocio. Érase una vez también una decisión audaz: sus propietarios decidieron fusionarse sus respectivos negocios. Corría el año 2009, fecha de nacimiento de esta historia, una cadena alimentaria alumbrada por la familia Figuera-Vaquer y los las familias Lliteres-Mesquida. La criatura se bautizó con el nombre de Agromart, emprendió una rápida evolución en sus islas de origen y con el paso del tiempo decidió dar el salto a la Península. Hay quien dice que estamos ante un relato que en algo recuerda el caso de éxito de Mercadona, el modelo inspirador de esta aventura empresarial que se fijó (¿Casualidad?) en Valencia como pista de aterrizaje para su primera expedición lejos de su origen: dos tiendas ubicadas en diferentes barrios de la capital, al servicio de una doble idea. Mejorar su posicionamiento en el sector de la distribución a escala nacional y además divulgar las excelencias de los productos baleares.
Este propósito se evidencia tanto en la tienda abierta el mesa pasado en la calle Hernán Cortés (corazón del Ensanche) como en la inaugurada en avenida de Francia, el sector de la ciudad que mira al mar. Muy cerca de otros competidores del mismo sector, Agromart ofrece una mercancía con una acusada raíz balear, en efecto, «manteniendo la identidad y los valores de una empresa profundamente arraigada en la agricultura local». Su propuesta abona una imagen más propia de un comercio de proximidad (la tienda de toda la vida) que de un supermercado al uso. Es el código inherente a toda la cadena, en sus 28 tiendas repartidas por toda Mallorca, que dan empleo, de forma directa o indirecta, a unas 600 personas, según explica la empresa en un comunicado.
Esa defensa del kilómetro cero salta a Valencia mediante un catálogo donde Agromart comercializa más de 2.500 referencias de productos, «muchos de ellos procedentes de agricultores y proveedores de proximidad». «En total, 64 productores locales trabajan con la empresa, cuyos productos de kilómetro cero se ofrecerán ahora también al público valenciano», detalla el comunicado, que recalca cómo, en efecto, uno de sus pilares pasa por estimular la producción propia: en sus 170 hectáreas de cultivo situadas entre las localidades mallorquinas de Porreres y Felanitx generaron más de dos millones de kilos de producto fresco, resultado de la siembra de más de 400.000 plantas. «La compañía apuesta de manera creciente por la producción ecológica certificada y la recuperación de variedades locales como la tomàtiga de ramellet, la carabassa, la carxofa negra, el melocotón, el higo o el albaricoque», añade.
Esa vocación por dar a conocer entre el público valenciano productos con ADN balear (sobrasada por supuesto, pero también vinos de Mallorca, quesos menorquines, helados de Campos, confituras de Porreres o galletas de Artà) congenia en sus establecimientos valencianos por una serie de guiños a los productores locales. La empresa aspira a ofrecer «lo mejor de la huerta directamente a vuestras mesas». «Sin intermediarios», subraya. Dieta mediterránea, producción ecológica, compra responsable y sostenible... Atributos propios también muy enraizados en la mentalidad valenciana, que justifican su reciente aterrizaje en una región que comparte valores con la balear: «Creemos que nuestros productos dignifican la agricultura de esta tierra y sus gentes, que ancestralmente han sabido cultivar calidad y salud».
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