Aurelio Martínez: «No tiene sentido invertir cientos de millones públicos y luego dejarlos inoperativos»

–El Puerto no es un ente en sí mismo, sino que presta servicio al entramado productivo y a la sociedad. Si las empresas están cerradas, el Puerto no exporta. Es el termómetro de lo que le sucede a la economía. Caen los tráficos porque la economía está parada. Y hay una segunda conclusión: el cambio de estructura de tráficos, ya que ahora exportamos más productos agroalimentarios, lo que nos lleva a la importancia de la logística y las infraestructuras para abastecer a la sociedad. El Puerto se ha adaptado inmediatamente. Por eso me sorprenden las críticas que a veces se hacen al Puerto como si fuera un ente propio. No, es una unidad de servicio, como el aeropuerto de Manises o la estación de autobuses. A Manises se le respeta y al Puerto... es un deporte nacional, ¡qué le vamos a hacer!

–¿Qué previsiones maneja para el resto del año?

–La previsión que barajamos ahora, que puede cambiar, es que, como mínimo, los tráficos tienen que decrecer un 11% en el conjunto de España. No todos por igual porque conforme caen a nivel mundial, las navieras concentran tráficos y, a lo mejor, si eres el afortunado destino que utilizan, no caen tanto.

–¿Son acertadas las medidas presentadas por Puertos del Estado o hacen falta de otro tipo?

–Si oyes a los usuarios, es necesario más porque la crisis está siendo complicada. Las pequeñas empresas, el tejido portuario, viven de las exportaciones e importaciones, por lo que mientras dure el periodo de caída van a sufrir mucho y todas las medidas que sirvan para adelantar pagos o generar liquidez o alguna bonificación. Al fin y al cabo, el Puerto es un reflejo del estado de la sociedad. El gran reto que tenemos para que la economía española se recupere cuanto antes es que se destruya el menor tejido productivo.

–Ahora que ha salido el economista que lleva dentro, ¿la recuperación será rápida o lenta?

–Para que sea más rápida, tendríamos que haber tomado las medidas ya, inmediatamente, pero no tomarlas por decreto, sino aplicarlas. Porque si yo apruebo las medidas y tardo tres meses en aplicarlas, algo falla. Esta crisis exige inmediatez. Y, segundo, la necesidad de que todas las administraciones, y no sólo las españolas, vayan al unísono. Es fundamental que las medidas se adopten a nivel europeo cuanto antes y que sean eficaces. Si eso se consiguiera, la recuperación sería más rápida.

–El Puerto de Sevilla ha presentado un plan de inversiones a cuatro años, ¿tiene previsto algo similar la APV?

–Nosotros hemos seguido con las inversiones porque es una carrera a largo plazo y hay que seguir el ritmo. Lo que tendríamos que hacer puertos y administraciones es sacar todos los programas maduros cuanto antes por la capacidad de arrastre que tienen, por ejemplo, la ampliación norte, que va a generar puestos de trabajo. Ahora es el momento porque nos tenemos que preparar para cuando termine el periodo de los ERTE, que son seis meses. ¿Qué va a pasar en enero? Para que sea un impacto menor ahora tenemos que sacar los programas de inversión, igual que las empresas privadas.

–Como acaba de mencionarla, ¿sigue siendo necesaria la nueva terminal de la ampliación norte? ¿Se logrará un entendimiento con todos los agentes?

–Entiendo que sí porque la ampliación norte está hecha y no entiendo que se vuelva atrás cuando lleva invertidos 200 millones. ¿Qué haces con lo ya he hecho? No tiene lógica. Al final habrá consenso. De todas formas, hay una propuesta socialmente bastante aceptada, creo yo, y que haya elementos críticos es inevitable en cualquier proyecto. El problema es que, como la ZAL, son obras que ya están hechas y no tiene sentido invertir cientos de millones públicos y luego dejarlos inoperativos cuando se van a establecer empresas que van a generar empleo.

–¿En qué punto se encuentra la ZAL? Hace unos días Podemos Valencia insistía en pedir su paralización.

–Otra obra que me da mucha pena porque está hecha. El Ayuntamiento aprobó en el pleno las exigencias de que se actualicen las inversiones porque han pasado mucho años y SEPES se ha comprometido a realizarlas lo antes posible. Con eso se recepcionará por parte del Ayuntamiento y, como ya tenemos empresas, empezaremos a ubicarlas. Ya sabemos las inversiones que van a hacer y el empleo que van a crear y, aún así, hay personas que piensan que eso no es importante. Soy economista y no puedo dejar de pensar que generar más de 1.000 puestos de trabajo no sea importante con la que está cayendo.

–No hay dos sin tres: el acceso norte.

–(sonríe) Bien de salud.

–¿Hay algún avance por parte de Ineco?

–Tiene un encargo amplio. No sólo el acceso norte por carretera sino que va a analizar todas las modalidades y eso va a costar mas de lo que nos gustaría. En función de las propuestas, costes, impacto medioambiental y aceptación social se aprobará la solución que se considere oportuna y ahí tienen que entrar muchos agentes: ayuntamiento, nosotros, sociedad, Ministerio de Transportes... Es un proyecto caro y muy extenso pero si nos permite tener una valoración exacta de las alternativas reales y viables, nos puede venir bien para planificar el futuro. Sigue todo su marcha.

–¿Cómo valora el informe de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) sobre el acuerdo de la estiba?

–Ese acuerdo tuvo muchos meses de negociación. Ya se sabía que la CNMC iba a modificar algunas cosas porque en estos procesos eres maximalista. Pero la CNMC tiene que responder ante Europa, que es de donde viene la denuncia, y ha identificado algunos aspectos que entiende que no son compatibles con el proceso de liberalización. Las reacciones han sido tranquilas y habrá que iniciar otro proceso negociador. Es un momento complicado para todos y la sensatez indica que busquemos áreas de consenso entre todos. A veces, cuando oigo las críticas de la sociedad, no son conscientes de que competimos a nivel mundial y, si nosotros no somos competitivos, se irán a otros puertos. Por eso tenemos que hacer lo mejor, es decir, alcanzar acuerdos con la estiba que nos permita ser competitivos o que la sociedad apoye, con todas las restricciones medioambientales que quieran, los proyectos del Puerto porque se está jugando el futuro de 40.000 puestos de trabajo. Estoy a favor de que los agentes sociales impongan todas las condiciones que consideren razonables, pero que no paren el Puerto, que son dos cosas distintas.