El auge de las casas okupadas en venta en Valencia: pagos al contado y descuentos del 50%
El sector inmobiliario cree que la compra de este tipo de pisos ha crecido en el último año entre particulares e inversores
Kike Cervera y Javier Gascó
Valencia
Jueves, 2 de octubre 2025, 00:46
La búsqueda de alternativas para encontrar una solución ante el «desequilibrio entre oferta y demada» actual lleva a particulares e inversores a explorar mercados ... nunca antes imaginados. Es el caso de las viviendas okupadas que se venden con rebajas de hasta un 50% sobre el precio de mercado, bajo la condición de que el comprador deberá asumir el riesgo jurídico y, en muchos casos, gestionar el desalojo del inmueble. Un negocio que, según indican expertos del sector inmobiliario, ha ganado protagonismo en el último año.
La explicación es simple: en una ciudad tensionada por la falta de suelo y el aumento sostenido de precios, hay inversores dispuestos a buscar oportunidades en el territorio más áspero. «Por estas viviendas se interesan perfiles muy distintos: desde fondos internacionales hasta pequeños ahorradores que quieren dar el salto a su primera inversión», explica una de las agencias que maneja inmuebles okupados en el Cap i Casal. «Es un producto de riesgo, como lo puede ser adquirir una vivienda con un alquiler de muy larga duración o hasta una operación en bolsa: puede dar mucho, pero también exige asumir una espera incierta».
En la práctica, los protagonistas suelen ser pequeños inversores jóvenes «echados hacia adelante», dispuestos a lanzarse a la piscina con operaciones de alto riesgo, pero también potencial alto retorno. «Lo que atrae es el precio, que puede estar un 20% o un 40% por debajo de mercado. El problema es que la rentabilidad está en el aire: puedes resolver el caso en un año o tardar diez, y esa incertidumbre es lo que echa atrás a los profesionales del sector», han apuntado varios promotores consultados.
Desde el Colegio Oficial de Agentes Inmobiliarios de Valencia aseguran que la rebaja en algunas ocasiones puede alcanzar hasta el 50% del precio original de un inmueble y coinciden en que la mayoría de pisos que se venden con ocupantes en su interior pertenecen a fondos de inversión. De hecho, los propios agentes inmobiliarios reconocen que en la mayoría de casos no se trata de okupas que hayan accedido al inmueble, sino más bien de los antiguos propietarios de la vivienda, que no se han marchado después de haber sido adquirido por un banco o un fondo.
La mayoría de ellas tienen un proceso judicial abierto que, o bien continúa con una subrogación una vez vendida, o bien se trata de alcanzar un acuerdo.
Esta incipiente práctica todavía no cuenta con un registro concreto para determinar cuántas viviendas de este tipo se venden cada mes en la ciudad. En la actualidad, el portal inmobiliario Idealista cuenta con 55 inmuebles en venta en los que «alguien vive sin contrato vigente ni permiso del propietario del inmueble», como explica la propia compañía en su página web.
Eso sí, las rebajas en el coste final no son sinónimo de precios bajos, pues el rango de precios en Valencia es elevados. Si bien de los treinta pisos más económicos de la ciudad, once tenían okupas dentro —con casos como un inmueble en la Malvarrosa por 30.000 euros, cuya inmobiliaria no ha querido hacer declaraciones—, en paralelo también se anuncian propiedades de nivel medio y alto con el mismo problema, con una entreplanta en Conde Altea por 448.000 euros como máximo exponente. A todos ellos les une una advertencia clara: «Se vende con ocupantes ilegales y sin posibilidad de visita».
De hecho, la imposibilidad de visitarlos hace que el pago de los mismos deba realizarse al contado, ya que, como explican desde otra de las inmobiliarias que comercializan uno de estos inmuebles en el Perellonet, «el tasador no puede acceder para realizar la tasación».
La lógica que mueve estas operaciones es la misma que en otros experimentos recientes del mercado valenciano, como el de las cooperativas que rehabilitan edificios en ruinas —caso del inmueble tapiado de Jurado Blanquer, donde se levantarán 17 nuevas viviendas—: en un contexto de falta de suelo y precios al alza, se buscan alternativas para acceder a activos a menor coste. Con el matiz de que, en el caso de las casas okupadas, la puerta de entrada es más barata, pero en juego no sólo está la rentabilidad económica del proyecto, sino también la vida de los que se encuentran en su interior.
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