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Kim López realiza un lanzamiento de peso. efe
La vida con cientos de giros y una espina de Kim López
CAMINO A TOKIO

La vida con cientos de giros y una espina de Kim López

«Seguiré hasta que mi pierna aguante. París, Los Ángeles... me rompí el ligamento y no me he operado por los Juegos», afirma el lanzador de peso paralímpico

Domingo, 21 de febrero 2021, 23:28

Kim López gira, gira y vuelve a girar. Las veces que sea necesario. Las que le mande Juanvi Escolano, el hombre por el que dejó Valencia y se mudó a Gandía poco tiempo después de los Juegos de Río. Venía de conquistar el oro en peso, en la categoría de F12, en la que había sido la primera experiencia paralímpica del atleta inconformista: «Yo voy a seguir mientras el cuerpo aguante: París, Los Ángeles... hasta que mi pierna diga basta, que me rompí el ligamento cruzado y no me he operado por ir a Tokio».

Aquello sucedió entrenando hace casi dos años. «Se me fue el pie y caí al suelo. Pasé un mes y medio bastante duro», admite Kim López. Y en ese mal momento, el gran dilema: operarse y afrontar una recuperación a contrarreloj (aún no se había desatado la pandemia) o apretar los dientes. «Decidí tirar para delante, aprovechar el estado de forma y operarme después de Tokio. He hecho muchas sentadillas, trabajo una barbaridad en el gimnasio, espero aguantar», indica.

El valenciano siguió el plan que se marcó cuando se decantó por dar ese giro a su carrera con tres años de ciclo paralímpico por delante. «Soy el mismo, pero decidí volverme más serio, centrarme en entrenar y descansar», señala. En Gandia encontró un buen grupo de lanzadores, entre ellos el también paralímpico Héctor Cabrera, y a Escolano, que le aportó un plus a nivel técnico.

La razón de ese volantazo a su carrera fue que quería girar. Cambiar el lanzamiento lineal por el giratorio. Y mejorar la técnica. «Martina es una gran entrenadora, pero Escolano me aporta mucho en ese sentido. Llevaré ocho millones de giros, de tanto entrenar. Y con Héctor (Cabrera) cerca también vi que progresaba una barbaridad», indica Kim López.

Y mientras tanto, la miopía magna que padece no ha avanzado demasiado desde Río hasta la fecha: «Los ojos ahí están, ¡encima de la nariz! Es cierto que los problemas visuales te complican a la hora de aprender, pero me considero un tío avispado». Kim López admite que no ser totalmente ciego le da un respiro: «A un metro más o menos veo y puedo fijarme en lo que me explican, otra cosa es que te pongas a 50. Sí lo pasé mal a nivel de orientación, pero llevaré ya ocho millones de giros, así que tenga la técnica totalmente mecanizada».

Su apuesta ha dado los frutos deseados con una marca que, paradójicamente, se ha convertido en una espina que casi le duele más que la rodilla. Hace un par de semanas, en el Campeonato de Andalucía celebrado en Motril, desplazó el peso hasta los 17,22 metros, lo que mejoraba el récord del mundo de F12 que posee el ucraniano Roman Danyliuk (16,69). Y lo mantiene porque a Kim López no le van a homologar la marca por no haber notificado a tiempo su presencia en esa competición.

«Es un poco frustrante, porque con la situación actual que no lo homologuen... es un momento muy complicado, porque no sabes si vas a competir hasta la semana de antes, e igual luego te la cancelan», lamenta el valenciano. Kim López, sin embargo, avisa de que es capaz de repetir un lanzamiento como el de Motril. Es más, el atleta que forma parte del Proyecto FER considera que lo necesitará en los Juegos: «No tenemos referencias de los rivales, pero seguro que se estarán entrenando a conciencia».

Antes de Tokio, irá al Europeo y aspira a disputar el Campeonato de España absoluto al aire libre. A sus 32 años, Kim López quiere seguir mucho tiempo en el deporte. «En algún momento haré alguna inversión... iba a hacer algo de hostelería, pero no salió porque había que reformar el local. ¡Menos mal!», comenta.

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