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Héctor Cabrera realiza un lanzamiento de jabalina. lp
CAMINO A TOKIO

Héctor Cabrera, el orden de los factores sí evita el desastre

«Hice mínima y al siguiente lanzamiento me lesioné. El objetivo en Tokio es subir al podio y rondar los 70 metros», comenta el lanzador de jabalina, que ya fue paralímpico en Río

Domingo, 31 de enero 2021, 23:41

Héctor Cabrera no tiene miedo y eso le ha permitido que el síndrome de Stargardt que le diagnosticaron a los 9 años le hiciera más fuerte. «Yo le dije a mi familia que quería seguir jugando a fútbol con mis amigos», recuerda. Mira siempre al horizonte, hacia delante, aunque no perciba con nitidez lo que hay. Viviendo el momento. Eso le permitió ir a los Juegos Paralímpicos de Río y clasificarse dos veces para los de Tokio, así como a establecer el récord del mundo (64,89 metros) en la categoría F12, que compite junto a la suya habitual, F13. Tras el estado de alarma tuvo que repetir la mínima que ya había logrado: «Había muy pocas competiciones, yo elegí Pamplona». Al primer intento desplazó la jabalina hasta los 59,94 metros, 24 centímetros más de lo que exige el Comité Paralímpico. En el deporte, el orden de los factores sí altera el producto: en su segundo lanzamiento, se lesionó de gravedad en la rodilla derecha.

Apoyó mal y se le quedó el pie clavado. Desastre. «Yo creía que en un mes estaría recuperado». Pero no. Cuando volvió a Gandia, una resonancia confirmó que debería pasar por el quirófano: rotura de ligamentos con el menisco tocado. «Si hubiera habido Juegos, lo habríamos suplido musculando la pierna... pero con más de un año de tiempo, no valía la pena retrasar la operación», relata el atleta valenciano, que también se puso en manos del cirujano por una hernia inguinal: «¡Pero eso no es nada!».

Si un síndrome que le nubló la vista no disipó su optimismo en la niñez, una lesión tampoco lo iba a conseguir: «A la semana ya estaba haciendo lanzamientos contra una pared... y por mí ya estaría entrenando. El cirujano me ha dicho que llevo un anclaje especial y debo esperar un poco mas... pero en un mes ya estaremos a tope».

«Por suerte me lesioné en el siguiente lanzamiento tras hacer la mínima. Tengo el billete a Tokio y el objetivo allí es subir al podio. Si puede ser con una medalla de oro, mucho mejor. Mi intención es rondar los 70 metros», indica el atleta, que apuesta sin dudarlo a que habrá Juegos este verano: «Tienen que salir sí o sí, aunque sea a puerta cerrada y emitiendo cada deporte con una plataforma tipo Netflix. Mucha gente depende de los patrocinios y, por tanto, de que se celebren. En mi caso, por ejemplo, pude mantener la forma óptima gracias al material que nos aportó el Proyecto FER durante el estado de alarma».

Héctor Cabrera mira más allá de Tokio y asegura que tiene al menos dos ciclos paralímpicos más, París 2014 y Los Ángeles 2028. «La edad óptima del deportista es de los 28 a los 32 porque tienes fuerza y la mayor precisión técnica que da la experiencia», indica: «Yo puedo llegar a cualquier sitio».

Como a competir en el Campeonato de España absoluto, algo que ya hizo el año pasado... o prepararse para trabajar de profesor cuando un día decida dejar la alta competición. Ahora realiza un máster tras haber cursado Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Y como a los 9 años, sus deficiencias visuales no le asustan a la hora de ponerse delante de un grupo de alumnos.

«Yo tengo mis esquemas, como cualquiera, a la hora de impartir clase. Y hoy día cada vez se utiliza más la tecnología. Puedes usar una tableta y echar mano de los colores para clasificar los ejercicios, o agrandar el texto cuando lo necesites», explica Héctor Cabrera. Compagina las prácticas con los entrenamientos en Gandia, que comparte con su pareja, la también lanzadora Ainhoa Martínez: «Cada vez está más sensibilizada con el movimiento paralímpico».

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