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La casa museo del último ceramista, con todo lujo de detalles, es el gran atractivo turístico y cultural de Potries. M. R.

El sueño utópico de Potries de ser Capital de la Cultura

El pueblo de la Safor de algo más de 1.000 habitantes se vuelca en reivindicar el mundo rural ante Europa con un museo cerámico, la ruta del agua y un festival de música | Paisaje, historia de las personas y artesanía son los ejes de una candidatura que se mide de cara a 2031 a ciudades como Granada o Toledo

Lunes, 8 de diciembre 2025, 16:27

Sergi no es un Borja del Ducado de Gandia ni un Centelles del Condado de Oliva. Sin títulos nobiliarios, este joven de 29 años pasa ... gran parte del día en el mismo torreón desde el cual Francisco Tomás de Borja y Centelles gestionaba los derechos de aguas del Serpis hace ya más de medio milenio. El hijo fruto de la alianza matrimonial entre ambas familias se mudó a un edificio señorial que en la actualidad alberga la sede del Ayuntamiento de Potries. Su misión era la de velar por aquel caudal que regaba los campos donde entonces se producía la caña de azúcar, cuya exportación por toda Europa bañaba de oro a lo que hoy es la comarca de la Safor. Ahora, cuando está a punto de cumplirse la cuarta parte del siglo XXI, el pequeño municipio de algo más de 1.000 habitantes vuelve a lanzarse a la conquista del Viejo Continente. Esta vez no lo hace con sus cosechas. Ahora quiere proyectarse al mundo enarbolando la bandera de la cultura. Y a ese proyecto, muchos dirían que imposible, dedica gran parte de su día el alcalde de Potries, Sergi Vidal.

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Potries se vistió hace unos meses de David para tratar de tumbar no a uno, sino a varios Goliat. Porque son unos cuantos los gigantes, cabeceras de provincia, que aspiran a convertirse en 2031 en Capital Europea de la Cultura. Esta es una distinción que cada año comparten dos países de la Unión, y que dentro de un lustro les corresponderá a España y a Malta. En el caso del Gobierno ya inició el proceso de selección en diciembre de 2024. En la carrera ya han empezado a dar zancadas ciudades como Granada, Oviedo, Palma de Mallorca, Burgos o Toledo.

Ante esos rivales, cualquiera afirmaría que Potries persigue un sueño impensable, quijotesco diría alguno. Utópico cuanto menos. Pero al Ayuntamiento no le preocupan los contrincantes. «Sabemos perfectamente que hay ciudades que han invertido 5 millones de euros en su candidatura, y que nuestro presupuesto anual, el del Consistorio en total, es de 800.000 euros... pero creemos que tenemos nuestras opciones», asegura Sergi Vidal. La localidad de la Safor se ha sumado recientemente a la convocatoria del Ministerio y cuenta con el respaldo institucional del Consell Valencià de Cultura.

El alcalde trabaja ahora en el documento de 60 folios donde Potries desmenuzará sus argumentos para ser la localidad elegida. En el municipio están acostumbrados a amasar los proyectos y cocerlos a fuego lento. A los vecinos de la localidad se les conoce por la Safor como cassolers y cassoleres. Además del agua del Serpis, ha habido dedicación a la cerámica durante muchos siglos, con vestigios que se remontan al Neolítico. Así, esta iniciativa de luchar por ser Capital de la Cultura forma parte de un puzzle, de una estrategia que se remonta muchos años atrás. «Nosotros tenemos una larga trayectoria de políticas culturales», comenta el alcalde. Ya en 2015 se aspiró a una distinción similar, pero a nivel autonómico.

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Espectáculos, una nutrida biblioteca y una información turística detallada en el museo, que figura en el catalogo de la Generalitat, atractivos que ofrece Potries. LP

Y entonces Potries ya cambió las cosas, porque su buen proyecto no peleó en igualdad de condiciones. Al año siguiente, la convocatoria se bifurcó: se iba a elegir a una localidad con más de 5.000 habitantes y otra con menos de ese censo. El municipio de la Safor resultó elegido y compartió la distinción con Sagunto. Aquel fue un primer plan estratégico, ahora hay en marcha otro hasta 2026 y la idea es que la actual cruzada sea el tercero: «No hemos parado de avanzar».

En la misma estancia donde trabaja Sergi Vidal hay unos cartones donde se puede leer: 'Els pobles també tenim dret a la cultura'. Y ese es el gran argumento, la honda, el arma con la que este David aspira a tumbar a Goliat. Esas pancartas hechas a mano simbolizan la lucha de un municipio rural, exprimiendo sus recursos frente a la despoblación. Y a Potries le funciona. «Esto puede servir para demostrar lo que podemos ofrecer los pueblos, y para que venga gente de fuera a conocer nuestra cultura», señala Ana Navarro, a quien le gusta el cine y el teatro.

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Potries puede ofrecer, como joya de la corona, el Museo Cassoleria d'Àngel Domínguez, la vivienda del último ceramista que hubo en la localidad. Allí está ubicado también el punto de información turística. «Estamos en la red de museos de la Generalitat, y sobre todo vienen grupos. Aquí hay muchos años de trabajo», señala Ana, la técnico que está al cargo. En la planta baja está la casa, donde está recreada la zona de tratamiento de la arcilla y, como gran foco de interés, el horno de piedra que se encendía dos veces al año para cocer las piezas durante 12 horas.

En la primera planta está el museo, con piezas desde la prehistoria, pasando por la Edad Media hasta la modernidad. Por ejemplo, se conserva la cazuela que se encargó a Àngel Domínguez de forma improvisada cuando se rompió la pila bautismal y mientras se podía adquirir una nueva. El otro gran foco de interés de Potries es la ruta del agua, esas construcciones con la que se gestionó el caudal que regaba los campos de caña de azúcar.

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La casa de la cultura es quizás el centro neurálgico del pueblo. Ahí es donde una vez al mes hay un concierto del Cicle de Cambra de Potries. Pero también está la biblioteca, para la que se adquiere prácticamente cualquier título que solicitan los vecinos. En el mostrador hay un montón de ejemplares que se anuncian al a venta por 5 euros. Son de relatos cortos, obra de los alumnos del taller de escritura.

«Aunque no queremos desvelar todos los proyectos de nuestra candidatura, uno de ellos va a ser registrar la memoria oral», indica Sergi Vidal. Benjamín Faus lleva de la mano a su nieto. Vuelven a casa de la escuela de teatro. Este vecino forma parte de la comisión que busca ideas para convencer al Ministerio que Potries puede ser Capital Europea de la Cultura dentro de un lustro: «Es un proyecto ambicioso, pero me parece muy buena idea. La gente del pueblo está animada, y enseguida había una lista de 30 o 40 cosas que se pueden hacer muy interesantes y sin necesidad de estar en una gran ciudad», asegura el hombre.

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Joan Peiró y Susana Carbó apuran una caña en el bar de la plaza. Él fue el impulsor de recuperar la cordà hace seis o siete años: «Cambió la normativa y tuvimos que hacer una formación por razones de seguridad, pero se consiguió». Como se ha logrado que el municipio organice cada verano, en agosto, el Potries Music Fest, con un fin de semana dedicado a los ritmos mediterráneos. La idea que Potries quiere transmitir es que la cultura puede ser una herramienta muy útil para luchar contra la despoblación que atenaza a miles de municipios. «Nuestra candidatura pretende poner en valor el paisaje, la historia de las personas y la artesanía. Esos serían los tres ejes», subraya Sergi Vidal.

La localidad tiene una escuela taller con la que sueña con recuperar el oficio que le caracteriza del Neolítico. Capital Europea puede ser también cualquier municipio que acune en pleno siglo XXI la cerámica artesanal, como Manises, Alzira, Onda, Orba o Agost. O toda localidad que utilice la literatura, la música o las artes escénicas para seguir latiendo frente al continuo éxodo del mundo rural a las ciudades.

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