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La operadora del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Carmen González, que la fatídica tarde del 29 ... de octubre se encontraba en la sala de control de los caudales, ha comparecido en la comisión de investigación de la dana en el Senado donde ha explicado que el envío del correo de aviso del organismo de la cuenca a Emergencias de la Generalitat sobre el desbordamiento del barranco Poyo se demoró casi una hora por motivos técnicos y de verificación de datos.
González ha explicado que cuando la lengua de agua pasa por un punto de medición del SAIH, la cantidad de metros cúbicos por segundo tarda unos 20 minutos en llegar a la sala de control. El primer dato de caudal que hizo saltar todas las alarmas en el Poyo se registró a las 17.35 horas, sin embargo, por culpa de la demora en el envío de las comunicaciones y la recepción en los programas, no llegó a la CHJ hasta las 17.55. Eso sí, la técnico ha defendido que a lo largo del día se remitieron una treintena de notificaciones entre las 7.00 y las 20.00 horas advirtiendo de las fuertes precipitaciones recogidas por los casi 200 pluviómetros que controlan la cuenca del Júcar.
Sobre el momento en el que el Poyo bajaba desbocado a la altura del único sensor que vigila la rambla, situado en la A-3 a la altura de Riba-roja, y en el que a esa hora ya se superaba ampliamente el umbral de los 150 metros cúbicos por segundo fijado por la CHJ como máximo nivel de alerta, la operadora vio cómo el flujo «empezaba a subir rápidamente con 280 metros cúbicos por segundo (a las 17.55); 423, a las 18.00; 844, a las 18.05; 691, a las 18.10...». Ante la rapidez de la crecida, los técnicos tuvieron que verificar si el incremento era de tanta magnitud como reflejaban los dígitos que estaban conociendo: «Llegó un momento que dijimos 'este dato vamos a darlo por válido' y se mandó el correo electrónico de los 1.686 metros por segundo». En dicho mensaje, enviado por la propia González se advertía de que la subida era «súbita».
«No sabíamos que podía hacerse esa subida tan rápida. Sabíamos que estaba lloviendo mucho, estaba decretada la alerta hidrológica y confiábamos en que los guardas forestales, las policías municipales, estaban avisados desde la 12.20», ha explicado González en referencia a la hora en la que se decretó la alerta hidrológica en el Poyo. A su vez, también ha añadido que todas las comunicaciones fueron recibidas por los organismos pertinentes: «Se recibieron todos. Ahora, si el personal los abrió o no... Nosotros no lo sabemos».
La técnico del sistemas de datos de caudal de la CHJ, empleada de una empresa privada subcontratada por el ente de la cuenca, también ha explicado que en ningún momento se rebajó la alerta hidrológica en el barranco del Poyo y, por ende, la gestión de las ramblas recaía sobre el Centro de Coordinación de Emergencias «el que puede organizarlo todo y avisar a los alcaldes». Así pues, González ha definido el SAIH como «un complemento» que tiene a su disposición la Generalitat a la hora de gestionar el operativo de respuesta dado que es el Consell el que puede activar a los agentes medioambientales, los distintos cuerpos de policía, la Unidad Militar de Emergencias (UME) o disponer de escalas de medición en barrancos.
Asimismo, ha aseverado que los correos automáticos de avisos por lluvia y estado de los caudales «siempre se mandan al Centro de Coordinación de Emergencias, la Delegación del Gobierno, subdelegaciones, al centro meteorológico de Barcelona y de Madrid, al centro de Protección Civil de Madrid y otros organismos que lo soliciten». Por otro lado, González ha apostillado que por parte de Emergencias no hubo ninguna llamada para confirmar los datos de la avenida mientras que desde la Delegación del Gobierno sí se efectuaron hasta ocho comunicaciones al respecto.
Tal y como reveló este diario, González era una de las personas que se encontraba en la sala del SAIH remitiendo correos electrónicos sobre el estado de los caudales de los barrancos. En sus intervenciones en sede parlamentaria ha ratificado las informaciones publicadas por LAS PROVINCIAS con respecto a la plantilla de operadores del sistema de información que estuvieron vigilando los cauces durante la tarde del 29-O, las horas más críticas del desastre.
González ha comentado que aquella jornada había seis personas dedicadas a cuestiones relacionadas con la hidrología y otras tres de mantenimiento informático trabajando en la sala del SAIH. Durante la tarde, la operadora que se encontraba de manera presencial ha señalado que había tres profesionales in situ, otros tres teletrabajando y dos a expensas de que se les pudiera requerir en cualquier momento.
La operadora ha contado que durante episodios de lluvias torrenciales la confederación presta un servicio 24 horas, por lo que hace necesario un reparto horario entre sus trabajadores. En este sentido ha explicado que uno de los operarios se tuvo que marchar a media mañana dado que había trabajo la madrugada anterior y tenía previsto volver a hacerlo la noche de la dana. Pese a la reducción del personal presencial en la sede de Blasco Ibáñez, González también ha defendido el trabajo de los técnicos del SAIH: «El equipo estuvo a más del 100% de personas trabajando. Estuvimos hasta las 00.00 y las 3.00 de la mañana».
Además, según su versión, el presidente Miguel Polo estuvo presente en dos o tres ocasiones en la sala de control para seguir la evolución de las inundaciones. Cabe recordar que Polo estaba conectado de manera telemática en la reunión del Cecopi, convocado a las 17.00 horas en l'Eliana, al igual que la delegada Pilar Bernabé o la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat.
Pese a la enardecida defensa del SAIH que ha efectuado la técnico en el Senado, alegando que es un sistema «robusto que funciona perfectamente bien» y que las informaciones que da «son bastante fehacientes», González ha dejado caer la tesis de que en los barrancos pequeños, aquellos que carecen de monitorización a través de sensores, el desconocimiento de sus caudales era «absoluto». Por ejemplo, en barrancos como los de Horteta y Gallego no se tenía «ninguna información».
Asimismo, la operadora ha concluido que no echó de menos un sistema de alerta temprana, equipamiento con el que sí cuenta la Confederación Hidrográfica del Ebro en su tramo intermedio y que hubiera ayudado a mitigar las consecuencias de la catástrofe. «El problema de la cuenca del Júcar es que es muy difícil avisar de esas subidas tan rápidas de caudal», ha indicado antes de recordar que se estuvo avisando «constantemente» de las lluvias, que a su juicio son lo más importante a la hora de controlar las ramblas.
Según el testimonio de González, la mayoría de los medidores de los que dispone el SAIH cuantifican la altura del agua y no los caudales propiamente dichos pues se estiman a través de una fórmula matemática. Los factores que explican esto es que «para la gente es más fácil ver la altura (que alcanza el agua) que medir un caudal».
La comparecencia de esta técnico del organismo de la cuenca en el Senado se produce la semana siguiente de que la magistrada del Juzgado de Instrucción 3 de Catarroja, que investiga la causa de la dana, haya citado a declarar en calidad de testigos al presidente Polo y a otros tres trabajadores de la CHJ. Eso sí, la aparición de González en la Cámara Alta estaba prevista para una fecha anterior pero tuvo que retrasarse hasta el día de hoy.
Sea como fuere, esta una de las pocas ocasiones en las que representantes del organismo de la cuenca del Júcar han comparecido en comisiones de investigación convocadas por distintas instituciones para esclarecer lo sucedido el pasado 29 de octubre. Así pues, la CHJ eludió que su jefa de Servicio, Clara Estrela, asistiera a la reunión organizada por el Ayuntamiento de Valencia mientras Polo ni tan siquiera respondió a la petición de comparecencia. Desde el Consistorio criticaron esta política de hermetismo del ente del Ministerio de Transición Ecológica acusándolo de «veto» o de haber impuesto «la ley del silencio» entre sus trabajadores.
De hecho, el Gobierno tampoco aportó ninguna justificación por la incomparecencia de un encuentro con medios de comunicación en el que iba a intervenir Teodoro Estrela, un alto funcionario de la CHJ, el domingo 10 de noviembre, es decir, sólo 11 días después de la catástrofe. Estrela compareció meses más tarde en un foro sobre la dana organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos donde informó que hasta 45 sensores del SAIH se vieron afectados por la riada.
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