Polo, tras ocho horas de desconcierto ante la jueza: «Ahora es fácil juzgar, pero no se podía prever lo que iba a suceder»
El presidente de la CHJ despreció el correo con la alerta del barranco del Poyo: «¿A quién iba a llamar?»
Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, es el protagonista de la semana en la convulsa investigación de la dana. El dirigente ... cumplía casi un año de meditado silencio y anclado en un deliberado perfil bajo. Su declaración como testigo había generado enormes expectativas y suponía, además, un balón de oxígeno para el PP. Sobre la mesa, una de las cuestiones capitales: ¿Por qué no se avisó en el Cecopi de la crecida del barranco del Poyo? Y la ausencia de respuestas concluyentes terminó por acorralar a Polo en el interrogatorio más insistente del fiscal hasta la fecha.
El presidente del CHJ, nervioso por primera vez durante la larga jornada de este viernes, terminó por exclamar: «Ahora quieren matar al mensajero». Ya por la tarde, tras horas de declaración, quizá vencido pro el cansancio, terminó por una confesión trufada de sentido común: «Para todos es muy fácil juzgar ahora... Pero con la información que tenía no fui capaz de prever la magnitud de lo que pasó». De inmediato, trató de contextualizar el mensaje. Pero la letrada de Vox ya había conseguido lo que buscaba.
Esto, en realidad, casa mal de todo lo que había ofrecido durante las primeras horas del interrogatorio a preguntas de la magistrada. Por ejemplo, el inicio del Cecopi, la reunión que comenzó a las 17 horas. «Ellos empiezan a hablar de la inundación de Utiel. Pero yo corto y les advierto de Forata. Todo esto fue muy rápido. Recuerdo que pidieron media hora de reflexión».
En la siguiente conexión –no aclaró con exactitud las horas– ya aparece la consellera, según recordó. «Ella empieza diciendo que no va a evacuar... Y yo les digo, manden un mensaje a la población». Fue entonces cuando comenzó un debate, la consellera «pregunta por qué se declaran los escenarios». Eran asuntos o cuestiones que sorprendieron al protagonista por su obviedad, manifestó. «Nunca dije que la presa se iba a romper, hablé de la incertidumbre, de qué pasaría si vierte por coronación». «No se estaban tomando decisiones. Fue muy tenso», recordó.
Polo manifestó las dudas de la consellera Pradas a la hora de adoptar decisiones. Él había indicado la posibilidad del Es Alert porque el anterior secretario autonómico de Emergencias, José María Ángel, les había informado. Jorge Suárez, el funcionario de mayor rango, no paraba de insistir a la consellera: «La ley le ampara, la ley le ampara».
Durante ese receso, personal del SAIH subió a la sala de la CHJ e informan al comité permanente, formado por varios directivos, que han mandado un correo con la crecida del barranco del Poyo. En la reanudación del Cecopi, se enteran de que todavía no se había mandado el SMS. «¿Pero no habéis mandado el mensaje?», aseguró que exclamaron. La consellera leyó en ese momento un mensaje y preguntó qué les parecía. «Dije que mal, pero que enviaran ya algo». Las primeras comunicaciones eran para la Hoya de Buñol y La Ribera Alta. «Un compañero añade que fueran también a la Ribera Baja y l'Horta Sud», señaló.
Polo señaló la llamada del secretario de Estado, Hugo Morán, y cómo le transmitió a este cierta desesperación: «Nadie toma ninguna decisión. Nadie hace nada». A lo largo de su testimonio insistió en esta línea. «Trataron con parsimonia un asunto de máxima gravedad». Pensaba –añadió en otro momento– que ellos, en referencia a Emergencias, estaban efectuando un seguimiento de todo el episodio de lluvias.
El ministerio fiscal puso el foco en la falta de correos electrónicos de la CHJ a Emergencias en las dos horas que se produjo el denominado apagón informativo, desde las 16.30 a las 18.43 horas. Fue uno de los interrogatorios más incisivos de toda esta instrucción por parte del fiscal que preguntó y repreguntó por los motivos de ese 'silencio' y por la identidad de la persona que mandó los correos. Polo, acorralado, exclamó: «Están matando al mensajero. Ahora parece que esa persona tenga la culpa». Pero no quería aclarar quién era el encargado de este cometido. Llegó a hablar de tres personas diferentes. Otras acusaciones profundizaron en esa línea.
«El seguimiento ha de hacerse según el plan y las escalas se deben de revisar por parte de la Generalitat. El sistema es automático, es consecuente con el umbral, pero esa información no es relevante», mantuvo. Polo subrayó que él no era el responsable de la vigilancia de los caudales en los barrancos, que su cometido se refiere a embalses y grandes ríos. Se le vio especialmente nervioso en este punto, según las fuentes presentes en el interrogatorio.
«Los correos esos eran redundantes, la información estaba de manera automática, el seguimiento de los caudales se deba hacer por parte de la Generalitat», se excusó en repetidas ocasiones. Además, según él, ya no había tiempo para reaccionar a raíz de esa información. En este extremo, incidió en la falta de previsión por parte de Emergencias. «No se hizo una planificación adecuada. Se improvisó».
El SAIH, el sistema de control de caudales, no es determinante sino que se requiere de «información sobre el terreno», añadió. «No se trata de un método para prevenir sino para observar la evolución de las previsiones». «Nosotros estamos para que nos pregunten», añadió en otro momento. Ahora, lamenta haber dado por hecho que Emergencias «sabía interpretar este hecho», en referencia al crecimiento del caudal.
El famoso correo, en el que alertaba de los más de 1.600 metros cúbicos, no le llamó especialmente la atención viendo lo que estaba pasando en Forata. «Esa era mi preocupación», acotó. El jefe del SAIH, de hecho, subió a la sala donde estaban reunidos el comité de la CHJ para informar que había enviado el mail a Emergencias. «No es necesaria una confirmación de que eso ha sido recibido». Es decir, ante un mensaje de esta magnitud se ignora si el destinatario ha tenido conocimiento. En ningún caso ese dato llegó al Cecopi que se celebraba en una sala anexa al centro de Emergencias.
El testigo admitió, de hecho, que desde el inicio de la reunión sólo se transmitió información referida al embalse. El Poyo, tal y como han relatado otros testigos, nunca fue un foco de atención en la reunión de emergencias. «Pero Protección Civil no puede estar pendiente de un sensor para adoptar medidas de protección», se justificó de nuevo. «Lo que sucedió en l'Horta Sud triplicó lo que se tenía de información», contradijo.
Las defensas no entendieron el silencio tras este dato tan «rotundo» que llegaba en el correo. No recordó Polo de qué hablaron en ese momento minutos antes de la reanudación del Cecopi. De nuevo, fue preguntado ante la incredulidad de que el propio Polo no comunicara esta información del Poyo. «¿A quién voy a llamar yo?», indicó. «Habla de una gravedad a la vista de lo ocurrido. Saca conclusiones de esto», se defendió frente a las preguntas de una acusación. «La gravedad no son los 1.600 sino todos los caudales de que iban por el resto de barrancos», indicó respecto a l'Horta Sud. Pero de todo esto no sabían nada. Pensó que Emergencias tendría conocimiento, pero se equivocaron. De todo el desastre del Poyo se enteraron «ya bien metida la noche».
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