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Aprovechando el parón liguero, tenía previsto escribir hoy sobre algunos de mis recuerdos de Mestalla y de mi época de estudiante de Periodismo en Barcelona. Mis viajes relámpago a casa cuando el Valencia jugaba en Mestalla y mis visitas al Camp Nou y Sarriá cuando jugábamos allí. Pero la actualidad manda y, aunque sólo sea por un día, voy a hablar de tenis y no de fútbol. Y hablar de tenis es hablar de Rafa Nadal. En el tenis, como en el fútbol, hay valores y en Rafa esos valores son el espejo en el que se miran muchos niños y niñas, y no tan pequeños, que lo ven como un héroe, un referente, un ídolo. Mis sobrinos son muy valencianistas y también son muy de Rafa. Siguen todos los torneos y son capaces, como en el US Open, de ponerse el despertador a las 2 de la madrugada para ver un partido de Nadal. El domingo, sin ir más lejos, el día antes de empezar el colegio, se acostaban a las 3 de la madrugada para ver cómo ganaba Rafa su decimonoveno título de Grand Slam.

Poco les importaba las pocas horas de sueño y los nervios del inicio de curso. La épica victoria del español les hizo más llevadero el madrugón. La pasión por el tenis, igual que el fútbol, les viene de familia. Mis hermanos y yo jugábamos al tenis y hemos sabido transmitirles la afición por este deporte. Todos tuvimos nuestros ídolos en nuestra juventud. Los míos eran Borg o Chris Evert. Recuerdo con cariño mi primera raqueta de madera Slazenger y la de veces que cambié el cordaje. Recuerdo también los muchos kilómetros que hacía con mis padres para jugar torneos. Y también las muchas horas de entrenamiento todos los días después del colegio. En casa se ha vivido el tenis con pasión.

El deporte son valores y Nadal los representa todos. El sacrificio, la humildad, el esfuerzo, la garra, la perseverancia, la lucha, la entrega, la disciplina. Y me quedo corta. Y por eso es tan importante que los jóvenes sepan que para llegar lejos en cualquier ámbito de la vida hay que luchar y sufrir mucho, eso sí, creyendo siempre en tus posibilidades. En el fútbol también tenemos ídolos. Y también es un deporte pasional pero quizás falta ese futbolista que como Rafa Nadal sea cercano y humilde y que no tenga inconveniente en firmar autógrafos a los niños. El fútbol dicen que es el deporte rey pero Nadal es el rey del deporte y el mejor deportista español de todos los tiempos. Y tenemos la suerte de disfrutarlo nosotros y los más jóvenes. Ese grito de guerra de Rafa, ese «Vamos», ya es patrimonio de todos.

Y dicho esto, y con Guedes y Rodrigo ya enchufados, el domingo jugamos contra el Barcelona al que, no lo olvidemos, le ganamos no hace mucho, un 25 de mayo, en el que levantamos una Copa.

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