Un obispo valenciano que conoció a León XIV en Perú: «Es simpático y muy cercano con la gente»

A Juan Oliver le impactó el primer momento en que el mundo vio a su nuevo Papa. Cuando León XIV salió al balcón, ya revestido como el pastor universal de la Iglesia, «se le vio emocionado», algo que sin duda muestra «su humanidad». El franciscano lo ve como algo bueno que se suma a la gran valía de alguien «muy inteligente, muy bien preparado, con experiencia de gobierno en la Iglesia y con gran capacidad para afrontar tenas delicados».

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Las grandes distancias en Perú, como destaca Juan Oliver, llevaron a que las coincidencias fueran siempre con motivo de las reuniones que celebraba la Conferencia Episcopal. En esos encuentros el misionero valenciano tuvo la oportunidad de solicitar consejos y orientaciones al obispo Prevost y siempre obtuvo la respuesta que solicitaba. En una ocasión le solicitó consejo sobre candidatos para la misión y «me gustó su prudencia y su capacidad para aconsejarme«.

Todos los años se reunían, en enero y agosto, en unos encuentros de unas dos semanas. Y así lo fue conociendo para descubrir en él «un espíritu misionero que te lleva a ver que la Iglesia es para la misión». Al mismo tiempo destaca que siempre le llamó la atención su «capacidad para escuchar», lo que a su juicio se traduce en «gran capacidad de colaboración, de comunión».

La cercanía con las misiones le acercan a un perfil delos que apuntaba el papa Francisco cuando hablaba de las periferias. Pero también es un hombre de curia, advierte Oliver, que ha tenido responsabilidades en Roma, que conoce muy bien las labores de gobierno. La conjunción de una y otra inquietud le convierten en un perfil «de equilibrios».