Medio Ambiente reconoce en un informe que actuó tarde en la gestión de la paja del arroz
La falta de actuaciones de emergencia en la Albufera provocó la muerte a miles de peces al pudrirse el excedente de la siega
«Como dato a destacar, se observa una gestión de los restos de la paja de arroz tardía». El último boletín de seguimiento ambiental de ... la Albufera, redactado por técnicos de la conselleria de Medio Ambiente, incluye esta afirmación. Un reconocimiento a que no se actuó a tiempo para evitar que la paja del arroz se pudriera, se redujeran los niveles de oxígeno en el agua, y acabaran miles de peces muertos en la laguna. Los problemas con la paja del arroz son de sobra conocidos y los expertos insisten en que la administración debería contar con planes de urgencia para actuar con rapidez y evitar así los incidentes vividos este mes de octubre.
Estos boletines los redactan técnicos de Medio Ambiente de manera mensual para presentar el diagnóstico del estado del parque natural, un seguimiento que se realiza desde que la dana del 29 de octubre afectara también de manera negativa al paraje. En este sentido, la rama científica de la conselleria se encarga de estudiar su estado y refleja, con claridad, cómo se encuentra la Albufera.
Así pues, explican que el primer episodio de mortandad de peces fue notificado el 6 de octubre. Las lluvias de finales de septiembre evitaron que fuera posible quemar la paja del arroz, por lo que este material orgánico se pudrió y provocó un descenso considerable de los niveles de oxígeno en el agua. Los expertos aseguraron a este diario que ante estos episodios, la conselleria dirigida por el vicepresidente Vicente Martínez Mus debería contar con protocolos de actuación de urgencia.
Por un lado, desde Junta Rectora proponían flexibilizar las normas de gestión de la paja del arroz en caso de épocas de lluvia para evitar así que se pudra dentro del parque natural. Una vez la paja del arroz afecta al agua del paraje, sólo queda sustituir ese agua con poco oxígeno por agua de calidad. En definitiva, cuando no queda otra no se puede hacer otra cosa que no sea enviar agua a la Albufera. Sin embargo, aunque haya trasvases garantizados, la falta de planes de acción urgente retrasa dichos envíos.
Tal y como informan en el boletín, durante todo el mes de octubre, mientras se esperaba ese envío de agua, los puntos del paraje donde se identificaron altos niveles de anoxia (niveles bajos de oxígeno) fueron en aumento. Si el 9 de octubre los análisis negativos se concentraron en la zona sur del entorno de la laguna, a final de mes estos puntos se extendieron por todo el entorno de la lámina de agua. Con una respuesta rápida, estos niveles podrían haberse evitado.
Preguntados por los datos ofrecidos por dicho informe, desde la conselleria de Medio Ambiente recuerdan que la paja no se pudo gestionar de manera inmediata a causa de las lluvias que se produjeron en aquella época, así como las altas temperaturas. Dos fenómenos meteorológicos que no se pueden controlar pero que son cada vez más habituales en el octubre valenciano a causa del cambio climático. A este respecto, desde conselleria afirman que la gestión de la paja se ha realizado de manera «similar» a los últimos años: «La Generalitat acuerda las fechas de la campaña de recogida de la paja del arroz con el sector y no se ha podido adelantar la fecha dado que previamente se procede a la siega. En este caso, se desaconseja simultanear ambas actividades».
La cartera que dirige Matínez Mus ha recordado que la paja del arroz puede quemarse según las condiciones que establece la norma, y que ellos promovieron el 22 de septiembre de 2025 una resolución donde se establecían las alternativas a la quema: La recogida y valorización de la paja, el fangueo de los rastrojos o facilitar la circulación natural del agua. Sin embargo, ninguna de ellas sirvió para retirar a tiempo el material orgánico para evitar que se pudriera.
Ante la situación que sufre la alguna, la conselleria incide en que actualmente la Dirección General de Medio Natural y Animal realiza un seguimiento diario del nivel de agua, estudia la extensión de inundación al arrozal por teledetección, y vigila los episodios de anoxias en cercados, canales y acequias. Además, se realizan medidas constantes de diferentes parámetros de calidad de agua en el lago. En este sentido, se podría decir que la Albufera se puso enferma y se le monitorea mientras la CHJ envía finalmente el agua limpia que haga mejorar su situación. Sin embargo, más allá del seguimiento post emergencia, Medio Ambiente deberá -como administración gestora del paraje- en revisar sus protocolos para actuar antes de que se produzca el incidente.
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