La Albufera está en la UCI
Expertos aseguran que más allá de los planes a largo plazo, las administraciones deben crear protocolos de actuación de urgencia y finalizar las obras pendientes | La falta de coordinación política, la paja del arroz, la calidad del agua o la falta de activación de los tanques de tormenta ponen en jaque el paraje
Las administraciones públicas han presentado sus respectivos planes de protección para la Albufera tras los efectos negativos provocados por la dana. Una vez más, tanto la conselleria de Medio Ambiente comandada por Vicente Martínez Mus y el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) representado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) han propuesto iniciativas a medio y largo plazo para asegurar la protección futura del paraje. Y mientras tanto, estas dos últimas semanas hemos visto como la laguna se ha teñido de negro al pudrirse la paja del arroz. En consecuencia, un nuevo episodio de peces muertos por la falta de oxígeno y la necesidad de nutrir el paraje con agua de calidad, el eje principal por el que se vertebran y desarrollan el resto de los ecosistemas
Los expertos coinciden. De nada sirven los planes a medio y largo plazo si no se hace frente a los problemas del día a día en la Albufera. Antonio Camacho, catedrático de Ecología de la Universitat de València, aporta la clave: «Los problemas urgentes se deben resolver de la misma manera, con urgencia. Tienes el problema de la paja del arroz, no lo solucionas y ahora se te vuelven a morir los peces». Una opinión compartida por Miguel Jover, catedrático de Acuicultura de la Universitat Politècnica de València (UPV): «Estamos siempre planteando nuevas estrategias con la paja del arroz pero el problema siempre está ahí. Se tendrían que crear protocolos de actuación de urgencia para actuar con velocidad». Carles Sanchís, presidente de la Junta Rectora de la Albufera, añade: «Cuando tienes un sistema en la cuerda floja cualquier pequeño vaivén te puede hacer caer. Más aún si no tenemos un plan de emergencia».
La gestión de la paja del arroz no es un problema actual, si no que se debate año tras año y sus consecuencias agravan el estado del paraje. Toni Camacho se muestra partidario de acciones de recogida para su reutilización en otras actividades: «Hace 10 años ya hicimos una propuesta de metodología para la recogida de la paja y se ha valorizado a través de proyectos europeos pero nunca se da el paso». Por su parte, Jover considera flexibilizar la quema: «La organización y planificación de la quema es muy complicada. Son problemas que te cuentan los arroceros. Ellos sugieren cierta libertad controlada para quemarla cuando se cosecha, sin esperar a la llegada de las lluvias. Otra opción es poner las bombas en movimiento, pero eso supone un coste para los tancats». Por su parte, Carles Sanchís vuelve a apuntar a la falta de dirección en todo este asunto: «Si hay que poner los motores, o adelantar la quema, hay que flexibilizar, y también tiene que haber un protocolo del envío de agua».
En este sentido, los expertos coinciden. La calidad del agua es el elemento básico y principal para hacer funcionar el resto de ecosistemas. Ahora ha sido la paja del arroz, pero los problemas de la Albufera siempre derivan de esa falta de oxígeno en el agua. La anoxia, que es como se conoce el proceso biológico que provoca la falta de oxígeno en la laguna, también viene provocado por al llegada de contaminantes al paraje. La mejor manera de solucionarlo es con el envío de agua de calidad para expulsar por las golas el agua contaminada. Para ello, este curso se avanzó con el pacto del Agua promovido por la conselleria y el Ayuntamiento de Valencia, aunque los expertos coinciden en que a este envío se le deben dejar por escrito los plazos y el modo en que llega hasta el paraje. Además, los técnicos indican que de manera complementaria se debe seguir trabajando en la reducción de llegada de contaminantes y sedimentos al parque.
«El asunto Albufera desilusiona, hay muchos planes pero año tras año se presentan otras nuevas acciones y al final nunca se concreta nada. No se puede entender que llevemos desde 2020 esperando a que se terminen los tanques de tormenta, que reducirían en gran medida la llegada de contaminantes», asegura Jover. «Antes de ejecutar cualquier nuevo plan deben finalizar las obras de los tanques de tormentas y el 'by pass' de la acequia de Favara se ponga en funcionamiento», incide Sanchís. «Se presentan planes y parece que se va a trabajar, pero debemos estar vigilantes para que luego no se paren», añade Camacho.
Resulta curioso, e incluso un tanto desesperanzador, que aquellos que dedican su vida a estudiar la Albufera muestren cierta desconfianza a la acción por parte de las administraciones. «Ahora se requiere la coordinación de Ayuntamiento, conselleria y Gobierno para llevar a cabo las actuaciones. Tiene que crearse una comisión mixta que haga seguimiento sin solapamientos de funciones y que disponga de la figura de un comisario para que haga cumplir los planes», aporta Sanchís. A este respecto, resulta relevante que esta misma semana el Gobierno finalizara la modernización de las compuertas de las golas y que la conselleria de Medio Ambiente y el Ayuntamiento no supieran que ya se habían llevado a cabo los trabajos.
«Desde la Junta Rectora debemos tener un papel un poco más beligerante. Por no gestionar la paja del arroz (competencia de la conselleria) volvemos a las aguas negras y la anoxia. Ahora se anuncia el envío de agua. Bien, pero, ¿qué pasa ahora con la cantidad de peces muertos? A ese problema ya no se le puede dar solución», Asegura Jover. Del mismo modo, Toni Camacho añade: «Hace falta ese trabajo conjunto. Ahora parece que ya hay presupuestos para los planes exigidos. Son mucho menores a los que podemos ver para Doñana o el Mar Menor, pero por lo menos ya es un punto de partida. Ahora las administraciones se deben coordinar».
De esta manera, los expertos celebran que las afecciones tras la dana hayan servido para que la conselleria de Medio Ambiente y el Miteco «se pongan las pilas para trazar esos planes de actuación y lo hagan de manera coordinada». La conselleria presentó en la pasada sesión de la Junta Rectora del parque natural un plan de actuación para la eliminación de llegada de residuos que ya se había terminado en julio de 2024.
«Yo entiendo que a lo mejor con la dana se frenó la posibilidad de debatir este plan, pero es que nos lo han presentado en noviembre de 2025» comenta resignado Miguel Jover. «Ahora un nuevo plan, perfecto. Pero lo juntamos con algunas obras sin acabar de hace años. Sabemos que se trata de obras de relevante complejidad, pero hay que ponerse. Hay infraestructura terminada que no se pone en funcionamiento y eso no puede ser», termina. El grito de auxilio de los expertos no es más que la petición de ayuda del propio paraje. Tanto la conselleria de Medio Ambiente como el Miteco deberán, de una vez por todas, poner el resto para evitar nuevos episodios adversos.
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