Un estudio revela que los jóvenes valencianos desean tener entre 3 y 4 hijos
La encuesta realizada por Family Up revela la necesidad de que las administraciones se comprometan con políticas de apoyo a la familia
Los jóvenes quieren tener hijos. No es lo que parece visto lo que ocurre en la sociedad actual, pero es la tendencia que ha detectado un estudio impulsado por Family Up. Esta encuesta revela que el ideal de hijos que desearía tener un joven valenciano se encuentra entre 3 y 4 cuatro y la opción más frecuente es la de 5 o más. Pero luego se topan con la dura realidad de la vida. «La natalidad está descendiendo pero no por falta de deseo de formar una familia», ha asegurado Alicia Grau, presidenta de esta asociación.
La encuesta revela que ni el sexo, ni el estado civil, ni el nivel de ingresos ni la proyección laboral afectan significativamente al deseo de tener hijos. Por el contrario, factores que sí influyen son la edad ya que a mayor edad el deseo de tener un hijo es menor.
Otro factor que también influye es la ideología porque la encuesta ha revelado que las personas más conservadoras tienden a desear más hijos. También tiene su influjo la situación económica percibida, ya que cuanto más positiva es, mayor es la predisposición a la crianza. Por último, la percepción de que los hijos son una carga económica actúa como un freno claro a la natalidad.
Otro de los datos que revela la encuesta, realizada a través de Internet sobre una muestra de 282 personas en edad fértil, es que aunque la edad ideal para tener el primer hijo es a los 27 años, en la práctica no se corresponde con la realidad. La mayor parte posterga esta decisión y el 46,4% afirma que no cree que tendrá más hijos en ningún momento. El ideal de tener 3 o 4 niños se mantiene constante en todos los grupos de edad, aunque sólo se concreta en familias con más recursos económicos o estabilidad laboral.
Es concretamente la situación laboral la que más influye a la hora de tener un hijo. En este sentido, el tipo de empleo influye directamente tanto en el número de hijos ideal como en su concreción.
De esta forma, las personas desempleadas o con empleos precarios presentan unas expectativas más bajas sobre el número de hijos. Por el contrario, funcionarios, empresarios y quienes realizan trabajos domésticos no remunerados son quienes desean una mayor cantidad. Como consecuencia, concluye que la correlación entre estabilidad laboral y fecundidad es clara.
El modelo mayoritario es el de familia biparental con hijos seguido por parejas sin hijos y hogares unipersonales. También la encuesta revela que a mayor nivel de ingresos, el tamaño del hogar es mayor. Por otra parte, otra de las tendencias que revela es que el modelo familiar de origen influye de manera palpable en el que se reproduce en la vida adulta.
El estudio abunda en el hecho de que existe una desigualdad en el coste laboral y mental asociado a la crianza. De esta forma, una de cada cuatro mujeres considera que tener hijos perjudica gravemente a su carrera profesional.
Además, la franja de edad de 35 a 40 años es la que peor concibe la conciliación de forma que aunque muchos hombres declaran estar dispuestos a reducir su jornada para cuidar, en la práctica no lo hacen. Por otro lado, las mujeres perciben una gran sobrecarga mental y doméstica a la hora de tener hijos, en cambio ellos no lo ven como un problema.
En esta línea, los hombres piensan que la equidad en el hogar está conseguida, mientras que las mujeres afirman todo lo contrario y sienten que dedican muchas más horas a las tareas domésticas.
Uno de los datos más significativos de la encuesta es que la valoración general de las políticas en materia de natalidad y familia es muy negativa, destacando como la más ineficaz la Administración central. Por todo ello, desde Family Up concluyen que se evidencia la necesidad urgente de un enfoque estructural e integral en las políticas públicas. En esta línea, apuestan por fomentar la corresponsabilidad, mejorar la conciliación y reconocer la diversidad familiar.
Entre las conclusiones, el estudio refleja una brecha profunda entre el deseo de tener hijos y las condiciones reales para hacerlo. Además, apunta que existen motivaciones claras, pero también barreras estructurales muy marcadas que requieren respuestas políticas urgentes y decididas. Consideran necesario, por otra parte, promover un entorno más favorable para las familias que no penalice a las mujeres, que impulse el compromiso masculino y que garantice la igualdad de oportunidades para quienes deseen formar una familia.
Alicia Grau ha incidido en la necesidad de superar la precariedad laboral, las dificultades para acceder a una vivienda, las dificultades para conciliar y la percepción del alto coste personal y profesional de tener hijos. Ha señalado que, en este sentido, las soluciones a muchas de estas situaciones se encuentran en manos de las administraciones que tienen que poner remedio a estas deficiencias. «No se resuelve con parches o ayudas puntuales, sino con políticas públicas profundas, estables y valientes», ha asegurado.
«La Administración tiene una responsabilidad determinante, porque tiene en su mano las herramientas para cambiar las condiciones de fondo. Pero también tienen mucho que decir las empresas, los medios de comunicación, y la ciudadanía en su conjunto. Porque apostar por la familia, situarla como prioridad real, no es solo un deber institucional: es un compromiso colectivo», ha afirmado.
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