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Un alumno acompañado de su madre busca material didáctico en una librería. Íñigo Royo

Un estudio avala el libro de texto y cuestiona que el uso masivo de pantallas en clase mejore el rendimiento

El trabajo, basado en datos del informe PISA, apunta a que disponer de un manual de referencia o combinarlo con recursos digitales da mejores resultados académicos que centrarse sólo en soportes tecnológicos

Joaquín Batista

Valencia

Jueves, 27 de noviembre 2025, 00:32

Madrid ha sido la primera región en poner coto al uso particular de tablets y ordenadores portátiles entre el alumnado de Infantil y Primaria. La ... Comunitat, que sí ha prohibido la utilización de móviles, estudia regular el resto de dispositivos en la futura orden sobre convivencia escolar, en parte por la presión de muchas familias que se han organizado para pedir a la administración que limite al máximo la introducción de estos soportes. Sobre todo cuando su uso es intensivo y se convierten en la única herramienta. Y la literatura científica, sin llegar a ser tan tajante, les da parte de la razón, en el sentido de que su mera utilización no garantiza mejores rendimientos. De hecho, no hay correlación entre pantallas y resultados, pues todo depende de cómo se estructuren los contenidos y de la metodología.

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La idea es una de las principales conclusiones del estudio 'Importancia del uso de libros en la educación: un análisis basado en PISA 2022', cuyos autores son Ismael Sanz, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de la London School of Economics, y Álvaro Choi, de la Universidad de Barcelona. El documento forma parte del catálogo de informes de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), y para armar sus conclusiones los expertos cruzan los resultados obtenidos en la evaluación internacional, incluyendo un análisis regional, con la información de contexto referida a medios con los que se cuentan en los centros, los hogares o el nivel socioeconómico de los alumnos.

El informe analiza varios escenarios: pone en relación los resultados en PISA y el uso de un mismo libro de texto en toda la clase (frente a otras metodologías activas como el aprendizaje por proyectos, con una mayor componente de otras fuentes de información), y también busca la correlación entre rendimiento y disponibilidad de tecnologías de la información y la comunicación de uso educativo (TICs). Más concretamente, de ordenadores y tablets. Y en todos los casos el patrón es similar: la influencia de los dispositivos, por sí solos, es residual. O no existe.

Respecto al primer apartado, la diferencia de resultados en matemáticas (la competencia principal analizada en PISA 2022) fue de 9,5 puntos a favor de los que usaban el mismo libro de texto (un manual único de referencia) respecto a los que tenían diferentes fuentes de información. La variación se considera significativa y puede suponer, aproximadamente, un trimestre de aprendizaje (la evaluación internacional estima que 20 puntos equivalen a un curso entero). Los autores advierten de que pueden influir otro factores, como las características del alumnado, las condiciones del centro o las estrategias pedagógicas, aunque «el patrón es consistente, pues en 15 de las 18 entidades analizadas (se excluye Ceuta por falta de datos) los estudiantes que utilizan un libro común obtienen mejores resultados que aquellos que no lo hacen».

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Da la casualidad de que la Comunitat es una de las tres regiones que arrojan resultados distintos a la mayoría, aunque la diferencia no es estadísticamente significativa -lo mismo para Galicia y La Rioja, las otras divergentes-, por lo que el informe invita a tomar como referencia el dato nacional, basado en un mayor tamaño muestral, lo que apunta a una conclusión «más robusta».

El siguiente apartado pone en relación los resultados y la disponibilidad de TICs con fines educativos, extrayendo un coeficiente que sirve para medir la correlación. A nivel nacional (el valor es 0,08) es muy baja, y en la Comunitat directamente negativa, aunque muy leve (-0.03). «Sugiere que en esta región el uso de ordenadores no está relacionado positivamente con el rendimiento», se dice. El estudio apuesta por tomar los datos con cautela, pues aunque la magnitud de las correlaciones es baja en todas las regiones, existe variabilidad, por lo que los resultados, «muestran la importancia de centrarse no sólo en la cantidad de recursos tecnológicos disponibles, sino en su uso efectivo dentro del aula», se señala.

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La misma conclusión se extrae en los siguientes análisis. Respecto a la penetración de las tablets, «la correlación es casi nula (coeficiente de 0,02 puntos a nivel nacional y de 0,06 en la Comunitat) por lo que «la mera disponibilidad no garantiza un impacto positivo en el rendimiento», lo que subraya de nuevo un mensaje clave: «lo esencial no es la cantidad o el tipo de tecnología, sino cómo se utiliza», se dice. «Hay que priorizar el diseño e implementación de contenidos educativos sólidos independientemente del formato en el que se presenten, ya sea en dispositivos digitales o materiales tradicionales», se añade.

Por último, en cuanto a la disponibilidad de ordenadores, su influencia en el rendimiento de PISA fue nula (coeficiente de 0,00 en España y de 0,01 en la Comunitat). «La conclusión coincide con la del apartado anterior», se dice.

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El trabajo también realiza una revisión de la literatura científica sobre la relación entre lectura y rendimiento, y aborda las habilidades lectoras de los alumnos españoles en función del soporte. Y entre las conclusiones se destaca que «la combinación estratégica de libros impresos y digitales puede ser un catalizador para mejorar la equidad y la calidad educativa». Así, los sistemas que logran integrar ambos formatos «tienden a generar mejores resultados en competencias clave, equilibrando las fortalezas de los libros impresos, como su capacidad para promover la concentración y la comprensión profunda, con las ventajas de los recursos digitales, como su accesibilidad y adaptabilidad».

En este sentido, se destaca que «las competencias lectoras son esenciales no sólo para el éxito académico sino también para el desarrollo personal y profesional en entornos cada vez más complejos y competitivos».

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