Cientos de familias presionan a Educación para que se limite al máximo el uso de tablets en clase
La asociación Desempantallados propone regular el tiempo de exposición en función de la edad y que se priorice la vuelta al libro tradicional
Centenares de familias valencianas han pedido a la Conselleria de Educación que limite el uso de tablets y ordenadores en los colegios e institutos de ... la Comunitat, de manera que como mucho se permita la utilización de estos dispositivos durante dos horas al día, el máximo que se plantea para los estudiantes más mayores (de la ESO).
La vía para conseguirlo sería la futura orden que regula la convivencia en los centros escolares, todavía en una fase primigenia de elaboración y en la que también se tiene que abordar todo lo relacionado con los dispositivos digitales. Esta normativa acaba de finalizar el periodo de participación ciudadana, que permite recoger propuestas y votarlas. Y las relacionadas con la cuestión suman cerca de un millar de apoyos, siendo la más avalada (667 adhesiones) la presentada por la asociación Desempantallados.
La organización aboga por poner freno «a la digitalización descontrolada que se está produciendo en los centros educativos de la Comunitat» y justifica su propuesta en cuatro pilares. Así, aboga por «proteger y priorizar la salud de los menores siguiendo las recomendaciones de uso de pantallas de las sociedades médicas y estableciendo límites de tiempo acordes según la edad», recurriendo a la propuesta de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Por tanto, se plantea una prohibición total en Educación Infantil (hasta los 6 años), que la exposición no supere la hora diaria en Primaria (de 7 y 12 años) y que el límite se sitúe en dos en la ESO, la última etapa de la educación obligatoria (entre los 13 y los 16). Eso sí, se recuerda que el máximo que recoge la AEP se refiere a la utilización global, tanto la destinada al estudio como al ocio. También se reclama que no se pueda imponer su uso educativo en casa -«ningún centro podrá exigir la realización de tareas digitales fuera del horario escolar»- y que el centro facilite «opciones de estudio en papel o analógicas».
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También se reclama garantizar «la protección de los datos de los niños, según las recomendaciones de la Agencia Española de Protección de Datos», lo que se traduce en el empleo exclusivo de aquellas aplicaciones cuyo uso haya sido autorizado expresamente por los tutores legales, mediante redes privadas del centro con verificación en dos pasos (más seguras) o prohibiendo explícitamente el recurrir a dispositivos personales con acceso libre a internet durante toda la jornada escolar. En este apartado también se aboga por «no usar dispositivos digitales siempre que se disponga de otros recursos más idóneos para conseguir el fin pedagógico sin poner en riesgo la privacidad». Es decir, a la hora de estudiar recurrir a libros de texto en papel, no digitales.
Desempantallados también pide que se promueva «una auténtica formación en competencias digitales, en línea con lo establecido por la Unión Europea, y en la que los dispositivos se usen únicamente cuando el objetivo pedagógico verdaderamente lo requiera». Dicho de otra manera, las pantallas servirían para tareas que exijan estos soportes de manera indubitada. Por ejemplo, para buscar información en una fuente digital, pero no para una producción de texto o un ejercicio matemático.
En cuanto al cuarto pilar, se plantea «mejorar la claridad del lenguaje de la resolución del 17 de abril de 2024 (la que prohíbe el uso no educativo de móviles), para que quede patente que no sólo se alude a estos terminales, sino también a «ordenadores portátiles, tablets, relojes inteligentes y cualquier otro dispositivo con acceso a internet».
La propuesta llega «en un momento en que cada vez son más numerosos los mensajes de alerta lanzados por especialistas en salud y las evidencias científicas sobre los perjuicios del mal uso y el abuso de pantallas», dice Desempantallados en un comunicado, en el que también incide en otras propuestas incluidas en su petición. Desde dar prioridad a los libros de texto en papel hasta «evitar la discriminación y la inequidad que genera el modelo actual», ya sea por implicar la exigencia de adquirir un dispositivo (de elevado coste económico) o porque «los niños de familias que no disponen de los recursos para una supervisión adecuada del uso doméstico no pueden ser protegidos de los efectos perjudiciales».
También se pide «mayor transparencia» por parte de los centros, de manera que sea obligatorio publicar sus proyectos educativos y programaciones de aula (en las que figurarían las actividades compatibles con el uso de dispositivos y su duración), informar a las familias del modelo digital adoptado o no imponer la compra de dispositivos móviles de marcas concretas. Por último, se aboga por la creación de «una norma valenciana de Seguridad y Salud Digital, como existe en otras industrias y tecnologías, que implique a las Consellerias de Educación, Sanidad, Bienestar Social e Interior», o «tipificar claramente las faltas de convivencia en las aulas, de forma que se cuide tanto a los docentes como a la mayoría de los alumnos que trabajan diariamente por una buena educación».
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