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Operarios trabajan en la retirada de árboles quemados en una zona de Dos Aguas afectada por el desastre forestal. Jesús Signes

El desastre de Cortes, siete años sin respuesta

La costosa labor de peritaje y el elevado número de afectados retrasa la vista oral a los sospechosos de la negligencia en 2012 | El incendio que destruyó 30.000 hectáreas en once pueblos todavía espera juicio a los presuntos causantes

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Domingo, 19 de mayo 2019

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La justicia impuso hace unas semanas seis años de cárcel para el joven pirómano de 22 años que causó el incendio forestal de Bolbaite, con 1.500 hectáreas arrasadas en junio de 2016. Sin embargo, cuatro años antes se produjo el mayor desastre forestal de la historia reciente de la Comunitat, el monstruoso incendio forestal que destruyó 30.000 hectáreas en once municipios, llenó de cenizas la provincia de Valencia y obligó a cientos de desalojos. Y en este caso, dada la magnitud del caso, todavía no se ha señalado fecha para el juicio de los presuntos causantes.

El próximo 28 de junio se cumplirán siete años de la catástrofe forestal. Según las investigaciones, fue por la colocación de una placa solar sobre una casa de campo de Cortes. El uso de un soldador en un día tórrido de poniente hizo saltar la chispa. La parcela y el monte exterior formaban un todo de vegetación de arbusto por el que el fuego corrió como si de una mecha se tratara. Y la alambrada que separaba ambos espacios fue absolutamente inútil para frenar el avance de las llamas.

El juzgado de instrucción 3 de Requena, en el que recae la pesada instrucción, mantiene como investigados a los dos sospechosos de aquella supuesta negligencia: un peón albañil y un fontanero. Sin embargo, no se conoce aún fecha de juicio pese a los siete años transcurridos desde el desastre. Como han informado fuentes judiciales, la explicación es la enorme cantidad de terrenos y propietarios afectados.

Según valoró en su día la Fiscalía, son más de un millar las personas que denunciaron daños ante la Guardia Civil. Sin embargo, en 2015 el juzgado requenense cifró en 3.000 el número de personas que vieron dañadas sus propiedades en mayor o menor grado. A todos se les ofreció acciones legales, pero con ello no bastaba. Se necesitaban peritos para realizar la ingente labor de cuantificación. Y ahí es donde el asunto encalló.

Quejas judiciales

El juzgado recordó con insistencia a la Conselleria de Justicia la urgencia de ese peritaje y el incendio de Cortes llegó a estar plasmado, en forma de queja, en la memoria anual del TSJ. La juez decana de Requena, Elena Berlanga, lamentó entonces la sobrecarga de trabajo que estaba generando «sin que se haya puesto ningún funcionario de refuerzo pese a las múltiples solicitudes».

Y hasta la fecha. El fuego de Cortes es, hoy por hoy, el único gran incendio con sospechosos identificados pendiente de ser juzgado. Justo un día después del incendio, hubo otro casi tan devastador que comenzó en Andilla y arrasó 20.000 hectáreas. Pero el asunto ya está zanjado a nivel penal. Tras casi dos años de instrucción en un juzgado de Llíria, la Fiscalía solicitó el archivo de la causa contra el único imputado por estos hechos, el dueño de la parcela donde se inició el fuego. Consideraron que su actuación no fue dolosa ni imprudente y no se le podía exigir responsabilidad.

Los bomberos realizan quemas controladas para prevenir fuegos junto a zonas pobladas

La Guardia Civil determinó que en el punto de ignición existían «signos evidentes» de haberse realizado quemas de palés y puertas. Pero otro informe autonómico concluyó que el uso previo del fuego sobre la plancha propició una caída de ascuas o pavesas sobre la paja y el polvo de estiércol que rodeaban el lugar. Se produjo una ignición «en forma de combustión lenta sin llama», que duró más de 18 horas. Fue una combustión subterránea, sin olor y sin humo. En estas condiciones, se entendió que el sospechoso no pudo hacer nada por evitar el desastre.

Quemar para proteger

El Consorcio de Bomberos de Valencia y bomberos forestales de la Generalitat han iniciado quemas controladas para prevenir incendios en zonas con riesgo por su cercanía a núcleos urbanos. La práctica consiste en aplicar fuego bajo estrecha vigilancia de expertos a fin de reducir la vegetación acumulada en estos puntos y evitar así que sean foco de propagación en época de alto riesgo de incendios.

El operativo está dirigido por el Consorcio Provincial de Bomberos, con la participación de bomberos forestales de la Generalitat Valenciana y el apoyo de las brigadas forestales de la Diputación, que se encargan de preparar las zonas en las que se desarrollan las quemas.

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