La decisión que salvó cien vidas en el circuito de Cheste la tarde de la dana: prohibido salir
Los responsables de seguridad del trazado actuaron rápido y antes de las seis de la tarde decidieron que todos los trabajadores pasaran la noche el recinto
La tarde de la dana del 29 de octubre, la instalación del Circuit Ricardo Tormo de Cheste era un punto de alto riesgo. Un ... trazado rodeado de barrancos que bajaban desbocados y que llevaban más de mil metros cúbicos de agua por segundo. Una lengua mortal que llevó la desgracia a l'Horta y que empezó a segar vidas ya aguas arriba, como la de los cuatro empresarios fallecidos; las de Elvira y Elisabeth, la madre e hija que nunca llegaron a La Carreta donde la segunda empezaba su turno de trabajo, y la de uno de los directores del Complejo Educativo de Cheste.
En el Circuit hubo una decisión firme y sin discusión que salvó la vida de casi un centenar de personas, que se vieron 'obligadas' a pasar la noche allí a la espera de que a la mañana siguiente hubiera una forma de salir y volver a casa. Antes de las seis de la tarde, y ante la fuerte tromba de agua y el aumento de los caudales de las ramblas próximas, el jefe de seguridad tomó la determinación de que nadie saldría de las instalaciones. Un decisión que antes de ser adoptada fue elevada a la dirección del Circuit, que la aprobó y que fue ejecutada con el fin de garantizar la seguridad de todo el mundo que en ese momento estaba trabajando allí.
«Pasamos la noche en las instalaciones. Recuerdo que antes de las seis de la tarde ya nos dijeron que no se iba a poder salir, nos trasladaron a los edificios del recinto y nos habilitaron las máquinas para que pudiéramos tener comida y bebida de manera gratuita», recuerda María Moreno, que estaba trabajando para tener a punto varias de las instalaciones de cara al gran premio de MotoGP y que estuvo toda la tarde del 29 de octubre y la madrugada del 30 en el Circuit.
No todo el mundo hizo caso y hubo que realizar cuatro rescates. Uno, el de un camionero tozudo que decidió salir por su cuenta y que vio como su vehículo fue arrastrado por el agua. Los otros tres, circunstanciales: un miembro de seguridad que no pudo resguardarse a tiempo y cuyo vehículo también se vio arrastrado y dos operarios de las campas de coches anexas al circuito y que se subieron a zonas altas. Con estos dos trabajadores se estuvo en contacto en todo momento y finalmente pudieron ser rescatados.
La gran amenaza para el circuito de Cheste era el barranco de Sechara, que es una de las ramblas que desemboca directamente unos metros más allá en el Poyo cruzando justamente por la entrada principal del recinto de carreras. Este barranco, que aquella tarde de la dana bajaba fuera de sí, causó importantes desperfectos, como arrancar la vía de acceso principal y todas las partes anexas al circuito. El de Sechara es un barranco que circula por la parte más cercana del recinto a la A-3, prácticamente pegado al parking principal y que aquella tarde recogió todo el caudal que venía del barranco de la Canaleja.
La decisión de no dejar salir a nadie de las instalaciones fue fruto de la experiencia. No era la primera vez que en un episodio de fuertes lluvias el barranco de Sechara se desbordaba y cubría la calzada del acceso principal. Esa vivencia previa fue fundamental para tomar las decisiones ajustadas para salvar la integridad de toda la gente que estaba allí. Unos días antes se habían celebrado los FIA Motorsport Games, estaban previstos para el fin de semana siguiente los entrenamientos de la Fórmula E y del 14 al 17 de noviembre se iba a disputar el gran premio de MotoGP, por lo que eran días en que la actividad en Cheste comenzaba a ser frenética. Además, pasadas las dos de la tarde del 29 de octubre y visto como estaba el día, se permitió que varios trabajadores volvieran a sus casas aprovechando que el temporal había dado una tregua.
«Además de liberarnos las máquinas de comida nos dieron ropa del circuito y todo aquello que era necesario para tratar de pasar la noche lo más cómodos posibles», señala María. Al día siguiente, la imagen que se encontraron los operarios del Circuit y todos los trabajadores que pasaron la noche allí fue la de la destrucción total con árboles y vehículos arrastrados, carreteras destrozadas por la fuerza del agua e infraestructuras muy dañadas. Todos, por una de las salidas secundarias del Circuit, pudieron volver a sus casas sanos y salvos gracias a la decisión del equipo de seguridad.
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