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A. Talavera
Alzira
Sábado, 24 de mayo 2025, 01:15
El río Magro nace en la frontera entre Castilla la Mancha y la Comunitat Valenciana y prácticamente todo su recorrido, unos 130 kilómetros, discurre por ... la provincia de Valencia, desde Utiel hasta Algemesí, donde desemboca como afluente del río Júcar. El fatídico 29 de octubre todos los municipios de su curso sufrieron las consecuencias de la gran crecida.
El Magro habitualmente transporta poca cantidad de agua en gran parte de su recorrido pero las lluvias de aquel día de octubre provocaron que el cauce se multiplicará de forma histórica. El río se desbordó a su paso por los 16 municipios que atraviesa e inundó cascos urbanos y miles de hanegadas de cultivos.
De esta forma, la dana alteró las condiciones que definen los límites de este cauce, prácticamente, en todo su curso. En algunos puntos invadiendo cientos de metros que hasta ese momento ocupaban parcelas privadas de cultivos o, incluso, construcciones.
«Se han perdido muchas parcelas en la zona rural donde el río no estaba tan encauzado y creció unos 300 metros», comenta el alcalde de Real, Gerardo López. En la zona urbana entre esta localidad y Montroi el cauce bajo el puente se llenó ocupando unos 200 metros y causando daños en los márgenes.
También se salió de madre en muchos otros puntos, en Alfarb creció 75 metros y destrozó los caminos rurales y en zonas más altas del curso, en Utiel o Requena, la crecida arrasó varios puentes que ahora intentan recuperarse.
Ante la modificación del perfil del Magro, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) está realizando estudios de detalle con la precisión necesaria para la valoración de la situación del dominio público hidráulico y las parcelas afectadas. En función de los resultados de dichos estudios, «se están definiendo y ejecutando las actuaciones a realizar directamente por este Organismo para la restauración, reparación, defensa o refuerzo de las zonas afectadas, en función de las prioridades detectadas», explican desde la CHJ.
Y es que esta gran crecida supone que terrenos privados situados en las riberas del río pasen a ser de dominio público causando una gran incertidumbre entre los propietarios.
El artículo 4 del Real Decreto 849/1986, de 11 de abril, por el que se aprueba el Reglamento del Dominio Público Hidráulico y sus modificaciones posteriores, define cauce público el «álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua cuyo terreno queda cubierto por las aguas en las máximas crecidas ordinarias, de acuerdo con el artículo 4 del texto refundido de la Ley de Aguas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio. La determinación de ese terreno se realizará atendiendo a sus características geomorfológicas, ecológicas y teniendo en cuenta las informaciones hidrológicas, hidráulicas, fotográficas y cartográficas que existan, así como las referencias históricas disponibles». Es decir, la Confederación tiene que determinar ahora qué áreas pasan a dominico público y cómo se conforma el nuevo cauce del Magro.
Mientras tanto, la entidad ya está llevando a cabo actuaciones de reconstrucción en las zonas afectadas por el desbordamiento. Se han destinado unos 44 millones de euros en obras de emergencias en todo el recorrido del Magro y sus afluentes y los trabajos, que ya han comenzado en alguno de los municipios, se llevarán a cabo en cuatro lotes.
Las actuaciones consisten en la retirada de residuos e infraestructuras caídas sobre el cauce y en la reparación o reconstrucción de daños en motas de protección, así como en el refuerzo de los taludes en barrancos dañados, con el fin de aumentar el resguardo frente a posibles avenidas futuras.
En este sentido, en la zona de Requena, se pretende trabajar en la delimitación del cauce del río Magro y la ejecución de un trazado de un cauce de aguas bajas desde el tramo de la confluencia del barranco de los Rincones hasta el vado de la carretera CV-429. Por otra parte, en Utiel se plantea la permeabilización de los terraplenes de acceso al puente de la antigua N-3 sobre el río en ambas márgenes, así como diferentes trabajos en varias motas de protección afectadas.
En l'Alcúdia el río se ensanchó unos ocho metros y ya se ha diseñado la construcción de una mota de defensa que permitirá proteger el casco urbano si se repite una inundación de la envergadura de la de octubre.
En Algemesí, la ciudad donde el Magro causó mayores daños, está prevista la reparación y estabilización del margen izquierdo, aguas arriba del casco urbano y en el entorno del barrio del Raval, mediante tendido del talud revestido con colchones Reno.
Desde Utiel, donde antes de las dos de la tarde del inolvidable 29 de octubre el río ya había invadido las calles, hasta a Algemesí, que esa tarde vivió la peor de las pesadillas, el Magro dejó un reguero de destrucción.
El dato más doloroso, 14 fallecidos en Utiel, Algemesí, Guadassuar, l'Alcúdia y Buñol por el desbordamiento de este río. Ymillones de daños materiales. Sólo el Ministerio de Política Territorial ha destinado a las 16 poblaciones del entorno del río Magro más de 360 millones de euros para la reconstrucción. A esta cantidad hay que sumar todas las partidas de otras administraciones que también tienen proyectos en marcha para recuperar los desperfectos en las instalaciones e infraestructuras.
El agua y el barro del Magro se llevaron por delante colegios, puentes, caminos rurales y muchos campos de cultivos. La agricultura es el sector económico más afectado por la dana y casi siete meses después sigue sufriendo las consecuencias de la riada.
Un ejemplo lo encontramos en la zona del Marquesat, en la Ribera Alta. Un área eminentemente agrícola donde gran parte de terrenos en producción se ubican en los márgenes del río. El desbordamiento del Magro no sólo provocó la pérdida de la cosecha de caqui que en ese momento estaba en plena campaña si no que está causando daños a largo plazo.
Más de 2.500 hanegadas en Llombai, Alfarb y Catadau están en el aire porque no pueden regar desde el mes de octubre. La riada destrozó el sistema de riego de los campos ribereños pero también afectó a otros más alejados ya que las conducciones pasaban por el cauce del río y el agua se llevó toda la infraestructura de las comunidades de regantes.
«Los frutales que están en plena campaña ahora no han cogido el calibre necesario por la falta de agua así que se ha pagado por debajo de lo habitual», explica el delegado de AVA en Alfarb, José Luis Sanz.
Pero las pérdidas pueden ir todavía a más si los sistemas de riego no se recuperan en las próximas semanas. «Los cítricos y el caqui que son los cultivos más predominantes en la zona necesitan el agua ya porque es el momento de que cuaje el fruto. Si no se riega, la fruta no engordará y la producción no se podrá salvar», alerta este agricultor.
Son más de 300 los agricultores afectados por este problema y están muy nerviosos porque no han recibido ninguna ayuda. Las compensaciones de los seguros se otorgaron por la pérdida de producción en el momento de la dana pero en el caso del campo, los efectos del temporal se están notando ahora con más fuerza ya que está en riesgo también las futuras campañas.
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