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Grafico 'Municipios valencianos con riesgo de riadas'. 'Proyecto de Plan de Gestión del Riesgo de Inundación', Demarcación geográfica del Jucar y Emergencias / LP
La Comunitat, sin refuerzo ante riadas y con más riesgo por el cambio climático

La Comunitat, sin refuerzo ante riadas y con más riesgo por el cambio climático

Los geógrafos exigen más participación en los ayuntamientos para elaborar mapas de peligrosidad

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Lunes, 17 de septiembre 2018, 14:12

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Calles y túneles inundados. Granizadas severas en la Costera y en la Ribera con daños millonarios al campo. Cortes ferroviarios. Dos heridos por la caída de un rayo. Como cada año por estas fechas, la gota fría es, y sigue siendo, una amenaza en tierras valencianas. Pese a las desgracias históricas de la riada y la pantanada, la Comunitat Valenciana afronta los nuevos riesgos del cambio climático sin terminar de hacer los deberes en materia de prevención contra el riesgo de riadas.

Las carencias esenciales son tres. En primer lugar, falta el gran escudo de las obras contra inundaciones, planificadas por el Gobierno y la Generalitat por valor de 480 millones de euros, pero todavía en periodo de evaluación. No hay una fecha estipulada para que esas construcciones e intervenciones sean al fin una realidad, entre ellas las tres presas concebidas para proteger las comarcas de la Ribera, la Costera, Camp de Turia y l'Horta.

El segundo suspenso es para los ayuntamientos. A pesar de la obligación de disponer de planes locales contra riadas y de la insistencia del director general de Emergencias, José María Ángel, no se ponen las pilas. De los 136 pueblos que deberían cumplir con esta exigencia por estar en puntos de riesgo, sólo 25 han elaborado los citados planes. Pero según expuso a LAS PROVINCIAS el subdirector de Emergencias, Jorge Suárez «no se prevén sanciones». Es decir, a pesar de ser obligatorio la Generalitat no parece dispuesta a ejercer una fuerza mayor más allá de la recomendación o la reprimenda.

Emergencias apremia a los ayuntamientos sin plan contra lluvias, pero no prevé sanciones

Tercer problema: la eterna lucha de la acumulación de vegetación o suciedad en cauces de ríos y zonas de barrancos. En este punto entran en confrontación los ayuntamientos o vecinos de los pueblos con la Confederación Hidrográfica del Júcar. Los primeros solicitan más intervenciones en sus ríos convencidos de que tanta caña es peligrosa y tapona grandes avenidas. Mientras, el organismo fluvial argumenta que sus presupuestos son limitados, que se llega hasta donde se puede y que los consistorios, la Generalitat o las asociaciones están capacitados para realizar estos desbroces preventivos con autorización. Además, la CHJ expone que cierto grado de vegetación puede ser beneficioso y que dejar los cauces como patenas tampoco es conveniente.

Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón.
Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón. F. A. C.

En este punto, la preocupación llega desde todas las comarcas. Villanueva de Castellón. Río Albaida. Allí la acumulación de cañas ha hecho que el río se desborde, según vecinos y colectivos ecologistas. Los municipios se quejan de falta de limpieza en la zona. En la Costera, preocupa el Cáñoles a su paso por Xàtiva. Hay un tramo que discurre por la carretera de Xàtiva a la La Granja de la Costera en el que las cañas se adentran hasta el mismo río. El ayuntamiento argumenta que es competencia de la CHJ.

Riesgo en la Ribera

También inquieta el Júcar a su paso por Gavarda. En este punto, el río se estrecha por la gran cantidad de vegetación. Vecinos y ayuntamiento llevan años reclamando a la Confederación al entender que la «dejadez entraña peligro en caso de crecidas durante el periodo de lluvias torrenciales». Subyace el recuerdo de la 'pantanà', que arrasó el municipio en octubre del 82.

En l'Alcúdia miran al río Magro. Si bien la ribera ha sido acondicionada, desde el Ayuntamiento recuerdan que queda bastante por hacer y es responsabilidad de la CHJ. Este afluente del Júcar ya ha generado inundaciones en los pueblos vecinos.

Las futuras obras para frenar riadas están en el aire y los pueblos se quejan de los cauces

Ya en la Marina, entre Ondara y El Verger, preocupa el Girona. Los ayuntamientos han desbrozado algunos tramos, pero el problema se centra en los límites entre los pueblos. Allí se acumulan gran cantidad de cañas que nadie retira. El alcalde de Ondara también urge intervenciones fluviales en el Girona. En el temporal de octubre de 2007 la riada causó una víctima mortal en El Verger al inundarse su casa y en Beniarbeig se desplomó el puente por la fuerza del agua.

En la primera imagen: El Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón. Abajo, la desembocadura del río Serpis y a la derecha, el río Girona a su paso por Ondara. F.A.C / LP / Tino Calvo
Imagen principal - En la primera imagen: El Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón. Abajo, la desembocadura del río Serpis y a la derecha, el río Girona a su paso por Ondara.
Imagen secundaria 1 - En la primera imagen: El Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón. Abajo, la desembocadura del río Serpis y a la derecha, el río Girona a su paso por Ondara.
Imagen secundaria 2 - En la primera imagen: El Río Albaida en la zona de Villanueva de Castellón. Abajo, la desembocadura del río Serpis y a la derecha, el río Girona a su paso por Ondara.

Por Dénia pasa el Barranco de Sant Joan. Veïns del Montgó se quejan del peligro de la vegetación y del incivismo de personas que lo agravan al lanzar restos de poda, plásticos y otros residuos. En El Verger está el Barranc Les Portelles. Es un aliviadero del Girona que discurre entre la población y Els Poblets. Los vecinos denuncian que el cauce está «estrangulado» unos ojos del puente que lo cruza que consideran pequeños. Según señalan, en caso de lluvias que arrastrasen cañas y otra vegetación se podría obstruir ese punto y el agua se desbordaría.

Mientras, en Gandia, el punto negro está en el tramo final de la desembocadura de Serpis. Allí se depositan cañas y suciedad que arrastra el río. A ambos lados existen dos barrios: Venecia y Marenys de Rafalcaid. Todos los veranos hay quejas vecinales por insectos y ratas. La desembocadura se encuentra taponada por la arena y llena de cañas.

El catedrático Jorge Olcina alerta de que las alcantarillas urbanas no están preparadas

El catedrático Jorge Olcina está al frente del laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. Es, además, presidente de la Asociación Española de Geógrafos. Desde su conocimiento, una de las asignaturas pendientes en la Comunitat es «planificar el territorio con sensatez, evitando la ocupación de áreas de riesgo». La nueva Ley del Suelo del 2015 y el Plan de Acción Territorial de Prevención del Riesgo de Inundación (Patricova) obligan a hacer mapas de riesgo e informes antes de asignar nuevos usos en el territorio. Pero Olcina aprecia lagunas: «La lectura que se está haciendo de la elaboración de mapas de es muy laxa. La Administración debe ser más exigente en la calidad de las cartografías de riesgo».

Calor en el Mediterráneo

El cambio climático impone urgencias. «Vivimos en una región de riesgo. El calentamiento del Mediterráneo conlleva un aumento los episodios de lluvias fuertes. Hay que adaptar los territorios a estos extremos atmosféricos, especialmente a las lluvias de intensidad horaria» como las que este fin de semana han convertido en ríos las calles. «Las ciudades aún deben adaptar sus sistemas de alcantarillado a estas precipitaciones», demanda el experto.

Un puente sobre el cauce del Girona.
Un puente sobre el cauce del Girona. T.C.

Y añade más necesidades: «Prohibir taxativamente construir en zonas de riesgo y que las administraciones locales incluyan mapas de peligro de inundación con calidad y rigor en sus documentos de ordenación urbana». En este punto, entiende Olcina, «la figura del geógrafo es fundamental. Los ayuntamientos con más de 20.000 habitantes deberían tenerlos en sus plantillas y que sus análisis de riesgo sean previos a las propuestas de planificación urbana y territorial».

Jorge Hermosilla, geógrafo y vicerrector en la Universitat de València, lanza esta reflexión: «El ecosistema Mediterráneo es frágil. No perdamos de vista el futuro El cambio climático marca nuevos riesgos y la necesidad de nuevas prevenciones».

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