Arrecifes artificiales y arena de presas para salvar las playas de la Albufera
El mar avanza hasta 60 metros en los últimos años en el parque natural y los expertos proponen medidas para frenar la amenaza
Es la peor pesadilla. Una intrusión de agua marina amenaza la Albufera y puede devolver este enclave natural a una situación no conocida en ... siglos. Lo peor es que no es un panorama con decenios por delante sino que puede ocurrir en el corto plazo. Por esa razón no hay que abandonar la lucha y las reivindicaciones.
Que el mar avanza es una realidad. Se puede comprobar en las playas del sur de Valencia donde el agua se come la arena y pueden acabar con la restinga que separa la Albufera del mar. La reciente regeneración acometida por la Dirección General de Costas en siete kilómetros de estos arenales ya está sufriendo la degradación. De hecho, los continuos aportes de arena son insuficientes y se tienen que repetir cada cierto tiempo. Estas operaciones son calificadas como «poner tiritas» por parte de José Sierra, catedrático de Puertos de la Universitat Politècnica.
Este profesor aboga por otras soluciones más complejas pero no excesivamente caras. Pese a ello se encuentra con la oposición frontal de Costas a sus propuestas sin saber por qué.
En la misma línea, se pronuncia Natividad Domingo, técnica en investigación para la gestión medioambiental de la Universidad Católica de Valencia. Domingo señala que se han encontrado con la puerta cerrada por parte de Costas ante la propuesta de instalar arrecifes artificiales, «pero antes no era así. Antes de la pandemia conseguimos casi convencerlos, pero no se llegó a formalizar». Esta técnica junto a Serra forman parte de un organismo conjunto entre las dos universidades para promover este tipo de infraestructuras.
José Serra apunta que una de las soluciones pueden ser este tipo de arrecifes colocados a unos 200 metros de la costa donde las olas adquieren su máxima potencia para romperlas de forma que cuando lleguen a la playa pierdan parte de su capacidad destructora.
El catedrático de la Politècnica indica que el ritmo de pérdida de arena es muy elevado. Pone el caso de la playa de la Garrofera a la altura de la urbanización La Casbah donde la línea del litoral ha retrocedido unos 65 o 70 metros desde los años 60 del siglo pasado.
«La causa de la regresión es que a la playa actualmente no le llegan arenas y por ello retrocede», explica José Serra. Las razones que se dan para ello son varias. Una es que los ríos, en este caso el Turia, tienen pantanos donde no sólo se acumula el agua sino también sedimentos que antes eran arrastrados hasta las desembocaduras y regeneraban las playas.
La apuesta de Serra es por los arrecifes litorales, una solución que también es demandada por alcaldes y vecinos. De esta forma, según opina el catedrático, se podría frenar el embate de las olas. «Se puede llevar arena a las playas, pero en paralelo hay que acometer acciones que permitan que se conserve más tiempo», apunta el experto.
En este sentido, indica que «hay que ensayarlo. Lo que no podemos hacer es estar continuamente llevando arena. No es la solución». Frente a la playa de la Malvarrosa se ha instalado un arrecife deportivo «que rápidamente se ha llenado de vida marina y es un elemento inerte», apunta Natividad Domingo.
Otra alternativa es actuar sobre los pantanos en los ríos. «Se puede dragar un embalse y retirar los sedimentos arrastrados y ponerlos corriente abajo para que el agua los lleve al mar y regeneren las playas», señala.
«Hay que tomar medidas ya. El cambio climático está ahí», recalca Serra que resalta la importancia de regenerar los cordones dunares que actúan como una especie de motas frente a las crecidas del mar.
La Albufera no es la única perjudicada por la regresión de las playas y el avance del mar. También los vecinos sufren las consecuencias ya que el Ministerio para la Transición Ecológica ha emprendido una campaña de deslindes en toda la costa española. En el caso de la Comunitat está reciente el que afectó a la urbanización La Casbah y el Hotel Sidi Saler, Ahora el departamento que dirige Sara Aagesen ha puesto en marcha otro que afecta al Casal d'Esplai y al parador de El Saler.
El pasado 29 de octubre se realizó el acto de apeo por el que se delimitó la línea del deslinde que se apropiará de casi de 1,5 millones de metros cuadrados propiedad del Ayuntamiento de Valencia desde 1911.
El deslinde afecta a las compuertas de la Gola de Pujol, pero la Dirección General de Costas se exime de su mantenimiento que continuará siendo responsabilidad del Ayuntamiento de Valencia pese a que ha perdido la propiedad de los terrenos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión