
Secciones
Servicios
Destacamos
Juan Valero de Palma es secretario general de la Acequia Real del Júcar y presidente de la Federación Nacional de Regantes.
–¿Cómo está ... la Albufera tras la dana?
–La Albufera ha sido ha sido una gran zona húmeda y un gran lago que ha ayudado a a laminar la dana. Ha absorbido un gran volumen de agua. En cualquier caso, ha terminado con un montón de fangos. La primera impresión es que iba a tener unos daños importantísimos y tanto la calidad del agua como la vegetación ha tenido una gran capacidad de recuperación y no ha tenido una afección muy importante. Ha habido que retirar todas las basuras. Pero creo que nos ha sorprendido a todos la capacidad de recuperación y de resistencia que tiene la Albufera.
–¿Está mejor o peor que hace cinco años?
–Creo que va mejorando poco a poco. En 2016 fue cuando se llegó al gran pacto que le garantizaba un agua de calidad y en el momento que la Albufera lo necesitara. Le llegarían todos los ahorros de la modernización del regadío. Y eso se ha notado. Las administraciones y los regantes llegamos al acuerdo de que todos los ahorros se van a destinar a la laguna. Estos caudales van a estar en la Acequia Real del Júcar y por lo tanto disponibles para cuando la Albufera lo necesite. Eso ha sido definitivo para mejorar la situación porque le estamos dando un agua de mucha calidad, un agua prepotable. Se la estamos metiendo donde lo necesita. El parque tiene amenazas, pero creo que está mejor que hace cinco años.
–¿Cree que hay implicación de las administraciones con la Albufera?
–Valencia es la tercera ciudad de España y dentro del término municipal tenemos un parque natural como la Albufera. Es algo que nos tiene que hacer sentir a todos orgullosos. Las administraciones son perfectamente conscientes y están comprometidas. Creemos que es el Ayuntamiento de Valencia el que tiene que hacer un esfuerzo mayor para implicarse con la Albufera.
–¿Y de la sociedad?
–La sociedad está implicada con el parque. Por un lado, hay una conciencia ambiental que se ha desarrollado en las nuevas generaciones, pero que ya es de todos y valoramos el medio ambiente. Y lo tenemos a un paso de Valencia. Es que no hay más que ir una tarde a ver la gente que va a ver el atardecer de la Albufera. Creo que hay una identificación del ciudadano y de los valencianos con la Albufera clarísima, porque hemos nacido, la hemos visto, genera una gastronomía, genera un modo de vida. Estamos totalmente identificados con la Albufera. Valencia no sería Valencia sin la Albufera, Y Albufera no sería la Albufera sin los regadíos y sin el agua que le damos los regantes. Creo que sí que hay implicación.
–Habla de modernización de regadíos. ¿Cuándo se acaba el proceso?
–La Albufera se mantiene mientras se están regando los arrozales. Cuando se hace la inundación, el enclave no tiene problemas porque tiene una zona húmeda alrededor, unos campos que son verdaderos filtros verdes. En esos seis meses no hay problema. Lo tiene en el otoño y en el invierno cuando se dejan de regar los arrozales. Son épocas lluviosas pero cuando hay sequía tienen un problemón. Ahora tiene asegurada el agua. Desde octubre hasta abril, en esos meses que no hay cultivo del arroz, es una garantía importantísima para la Albufera.
–¿Cuánta agua envía la Acequia Real del Júcar?
–Cuanta más modernización, más agua llegará a la Albufera. En estos momentos ya estamos enviando esos 14,5 hectómetros cúbicos más los 4,5 que hemos remitido desde la Acequia Real. De esta forma, hemos librado 19 hectómetros este año. Este es el volumen total que tiene la Albufera. Es lo que cuesta llenarla y vaciarla. Su capacidad está entre los 15 y los 20 hectómetros cúbicos y este año desde la Acequia ya se han enviado 19. A esa cantidad hay que sumarle lo que envían Sueca y el Turia.
–¿Por dónde pasa una solución definitiva?
–La única manera de encontrar una solución definitiva para la Albufera, cuando nace y depende de los regadíos de su entorno, es armonizando todos los intereses: de la agricultura y del regadío con los medioambientales. Hace 300 años la Albufera era un lago de agua salada. Fue con la ampliación de la Acequia Real del Júcar en el siglo XVIII cuando el agua de la Albufera pasó de ser salada a dulce. De esta forma, pasó a ser parque natural. Su origen se encuentra en la aportación de aguas que hacen los regantes de su entorno. Es un lago y una zona húmeda artificial mantenida artificialmente por estos regadíos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.