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VIsta de la Albufera.
Vecinos incómodos en la Albufera

Vecinos incómodos en la Albufera

Alrededor de 60 especies invasoras entre fauna y plantas viven en el parque natural

Paco Moreno

Sábado, 31 de enero 2015, 16:33

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«Llegó un momento en que el cangrejo americano amenazó la misma estructura de las matas». Las especies invasoras se han convertido en un problema en algunas zonas de la Albufera y la autorización de batidas de caza de cormoranes es el último ejemplo. Una decena de especies animales y medio centenar de plantas están en la lista negra del parque natural.

De las plantas, el carpobrotus, las acacias, la pita y la onagra son las que abundan más y pueden constituir un peligro para la flora autóctona. El Ayuntamiento dispone de brigadas que se dedican a arrancar las llamadas especies alóctonas y replantan su lugar con semillas y plantones procedentes de los viveros de la concejalía de Devesa-Albufera.

Es un trabajo arduo y donde los operarios parten con desventaja. «Es muy pretencioso hablar de eliminación ya que tienen semillas con gran capacidad de germinación y periodos de viabilidad de germinación muy largos», indican fuentes de dicha delegación. Una parte destacada es lo que se hace con voluntarios que acuden a jornadas populares de plantación, así como empresas que realizan algún proyecto enmarcado en la responsabilidad social corporativa.

La eliminación y control de las especies exóticas invasoras está regulada desde 2007, cuando la Ley de Patrimonio Natural las definió como «aquella que se introduce o establece en un ecosistema que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor o por el riesgo de contaminación genética».

La llegada de una especie alóctona puede causar un gran desequilibrio en cualquier parque natural. El ejemplo de los cormoranes es reciente aunque el pasado año surgió con fuerza la cuestión del siluro, al detectarse ejemplares de pequeño tamaño. El temido basurero de pantanos y ríos, capaz de comer de todo (se han encontrado latas en el interior de los ejemplares más grandes) disparó todas las alarmas dado que en otros lugares de España ha arrasado con las especies autóctonas.

En el tramo medio del Ebro ha acabado prácticamente con la población de barbos, lo que también ha tenido su efecto en que ahora abunden las algas y la vegetación subacuática. Procedente de ríos y lagos de Europa Central, llegó a España en 1974 al ser reintroducido en un embalse y se tiene la sospecha de que en la Albufera ocurrió lo mismo, es decir, una suelta ilegal por parte de algunos desaprensivos.

Aunque en ocasiones la avifauna local ha podido con la amenaza. El cangrejo americano está ahora algo más controlado, indican desde la concejalía de Devesa-Albufera.

Cordones dunares

En cuanto a las plantas, el proceso de eliminación es mucho más eficiente, sobre todo en los cordones dunares que forman una de las joyas del parque natural. El Ministerio de Medio Ambiente aprobó en diciembre de 2011 un plan de eliminación de especies invasoras en las dunas. El riesgo es similar a lo que ocurre en otras zonas, es decir, desplazamiento de las especies nativas y una afección hasta de la propia duna móvil, entre otros perjuicios.

La Demarcación de Costas trabaja ahora en la construcción de nuevas dunas en El Saler, en toda la franja del antiguo polideportivo y la parte norte del antiguo búnker republicano, instalado durante la guerra civil y donde permanece un pasillo cegado con tierra y arena.

Las plantas que fijarán la arena procedente de la Malvarrosa y dos malladas aterradas de la Devesa saldrán de los viveros municipales, unas instalaciones que incluyen uno de los mejores bancos de semillas de especies mediterráneas.

En cuanto a los árboles, el eucaliptus es sin duda el que más daño produce por la desecación de su entorno. Por esa razón fue introducido en la Devesa y ha sido talado después de manera sistemática. La urbanización aprobada en los años 70 incluyó especies exóticas invasoras para ayudar en el proceso de transformación de un paraje natural en una urbanización de apartamentos.

Del listado de 50 plantas invasoras que maneja el Consistorio y la Generalitat, los técnicos están especialmente preocupados por nueve. Se trata de la azolla filiculoides la carpobrotus edulis, la ágave americana, la oennothera (limonera), el eucaliptus, la arcotheca caléndula, la carpobrotus edulis, la ludwigia grandiflora y la ailanthus altissima.

Uno de los enemigos más mortíferos en los ríos y embalses para las especies autóctonas es el mejillón cebra. En la Comunitat se han detectado en los embalses de Sitjar y Forata, aunque no ha llegado a la Albufera. En los casos anteriores se ha prohibido la navegación, dado que uno de los modos de propagación más frecuentes es la adhesión al casco de las embarcaciones.

Su amenaza es tan real que la Confederación del Júcar tiene un servicio de alerta para recibir los avisos de su presencia en la Comunitat. El peligro de molusco es porque suele ocupar todos los sitios en los que se fijan otras plantas o animales acuáticos, asfixiando a estos últimos.

Impugnado el plan rector

  • Acció Ecologista-Agró ha impugnado la totalidad del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del parque natural de la Albufera en las alegaciones que ha presentado sobre el documento. Para la entidad, el texto es «inútil, completamente arbitrario y no ofrece soluciones para el parque natural» al tomar como referencia el plan de 1995 «inservible y desfasado» en normativa medioambiental. También lamenta que no incluya información sobre el estado actual de la Albufera «ni diagnóstico que valore la importancia y la gravedad de las agresiones que ha sufrido y sufren sus ecosistemas». Los ecologistas critican que el PRUG no contemple estrategias de actuación, medios materiales o calendario para lograr los objetivos previstos.

Pero este pequeño mejillón va más allá: como tiene una gran capacidad de reproducción (una hembra puede poner hasta 40.000 huevos en una puesta) es capaz de taponar tuberías, colonizar rejillas y acequias entre otras infraestructuras hidráulicas, creando problemas en el abastecimiento de agua potable, industrial o agrícola.

Entre las especies más problemáticas en el parque natural se encuentra la oenothera biennis, también llamada la hierba del asno o del vino. Su presencia es señal de degradación del ecosistema, por lo que la recomendación es arrancarla antes de que esparza sus frutos.

En cuanto a la cortaderia (hierba de la Pampa), su erradicación es más peligrosa, debido a que tienen unas hojas cortantes, lo que obliga a los operarios a protegerse con gafas y guantes. Los adultos deben ser talados con sierras mecánicas y sus raíces extraídas por completo con la ayuda de un tractor. Igual que la anterior, está prohibida su comercialización y plantación en los jardines ornamentales.

La carpobrutus, también llamada uña de gato o de león, se ha adueñado de la costa en muchos países. Procede de Sudáfrica y forma alfombras muy tupidas que cubren superficies considerables de terreno impidiendo el desarrollo de otras plantas. La prevención pasa por las plantaciones alternativas.

El arundo, la caña común, es según los institutos internacionales, una de las más peligrosas y nocivas plantas invasoras a escala mundial, por lo que forma parte de la lista de las 100 peores especies biológicas. Su presencia es tan abundante que fomenta la desecación de los cauces y los deltas en algunos ríos. Pero han pasado a convertirse en el hábitat de la fauna superviviente en algunas zonas, por lo que debe reconsiderarse si es adecuada su tala.

Por último, el senecio mikanioides, la conocida hiedra de jardín, es otro problema para el mantenimiento del hábitat en la Albufera. Igual que en los casos anteriores, el único procedimiento es arrancar a mano las plantas, procurando no dejar restos para evitar su propagación.

Además están los perros y los gatos abandonados que se dedican a cazar todo lo que pueden en la Devesa. Los canes asilvestrados forman grupos y, tras ser capturados, son llevados al refugio municipal de Benimàmet. En Valencia no se practica la eutanasia con estos animales, por lo que es frecuente que los dejen de otras poblaciones en la pinada, a la espera que sobrevivan. En las zonas de más valor ecológico, como el Racó de lOlla, los operarios vigilan la presencia de gatos cerca de los lugares de nidificación.

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