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Los primeros granos de arroz
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Los primeros granos de arroz

La Albufera se prepara para el inicio de la siega de los campos con una jornada que recupera la agricultura tradicional

ISABEL DOMINGO

Viernes, 5 de septiembre 2014, 00:02

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Cuando llegaba septiembre, desde el primer rayo de luz hasta que asomaba la noche, cientos de agricultores ocupaban los campos de arroz para extraer la mejor materia prima a través de una serie de tareas que se transmitían de generación en generación. Una tradición que se convertía en la mejor herencia y que llenaba de vida los pueblos valencianos, ya que la siega del arroz se convertía en un periodo de migraciones desde las llamadas zonas 'churras' hacia las localidades del litoral.

Los pueblos tenían entonces una intensa vida nocturna, ya que lo habitual era cenar en la calle. Uno sabía la procedencia de cada cual por el color de los fajines: blanco para los que venían de fuera, negro para los de la tierra. Luego, en el periodo dedicado a trasplantar, sólo se hablaba en valenciano porque, al ser un trabajo más técnico, era faena exclusiva para la gente procedente de la Marina.

Lo recuerda Santos Ruiz, gerente de la Denominación de Origen (DO) Arroz de Valencia, institución que ha organizado una nueva edición de la Fiesta de la Siega del Arroz. Y ya van tres años empeñados en recuperar la agricultura tradicional, «en acercar los arrozales a la urbe».

«El valenciano sabe que existe el arroz, que se cultiva en la Albufera... Pero olvida que está a cinco minutos de la ciudad y que es parte de nuestra esencia», relata. De ahí que el primer fin de semana de septiembre, antes de que el sonido de las máquinas para faenar inunde el parque natural, Catarroja acoja una jornada en la que los métodos tradicionales son de nuevo los protagonistas. Se retrocede cien años atrás y la cosecha, siega manual, trillado y secado del arroz toman el puerto de esta localidad de l'Horta, uno de los mayores de la Albufera y también uno de los desconocidos.

Anillamiento de aves, regatas de vela latina, concurso de 'perxa' y degustaciones gastronómicas son algunas de las actividades que se irán sucediendo, «todo en un ambiente muy familiar y didáctico», remarca el gerente de la DO. Así, se podrá conocer cómo se realizaba el proceso de la siega de forma manual, ya que lo recrearan los agricultores de la zona, mientras varias personas entonan los 'cants de Batre', canciones 'a capella' y con ritmo que se tarareaban mientras se realiza la faena en el campo.

Menos tiempo

Porque la forma de trabajar el campo ha sufrido muchas transformaciones y lo que un día requirió un gran esfuerzo, hoy se ha convertido en una tarea fácil, o por lo menos más sencilla. «Hemos ganado en bienestar del agricultor porque era una faena muy dura y pesada», comenta Ruiz.

Se han reducido también los tiempos de trabajo de las tierras porque la hanegada (o dos si iba a buen ritmo la jornada) que el agricultor recogía en un día pasó a 200 hanegadas de media.

Aquella siega manual desapareció hacia finales de los años 50, cuando la mecanización avanzaba a toda velocidad, por eso la fiesta de este domingo «es una buena oportunidad para descubrir cómo se trabajaba y cuáles eran los diferentes procesos». En el secado, por ejemplo, la maquinaria actual ha permitido ganar en tiempo y en calidad al reducir los riesgos del almacenaje del producto. Antes había que exponerlo al sol para que perdiera la humedad, un proceso lento según los volteos que hubiera que darle.

Antes de llegar a ese punto se verá también cómo se segaba la garba, que se tiene que cortar desde muy abajo para quitar la paja. Tras el corte, se desbarbaban con el fin de quitar lo sobrante y mantener la espiga. Posteriormente se trasladaba hasta la era (hoy una estampa histórica) donde se desgranaban las espigas con el fin de separar la paja del grano.

Un proceso laborioso que ha cambiado, ya que los animales de carga, sobre todo caballos, eran los empleados para sacar las garbas desde los arrozales o en el momento de la trilla del arroz. «Eran los compañeros inseparables de los agricultores», apunta el responsable de la DO. Y también tendrán presencia cuando se recojan los primeros granos de la nueva cosecha.

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