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Ahora, a negociar

El bipartidismo sigue con una exigua diferencia sobre el resto de las formaciones y para repartirse el poder en las instituciones, comunidades autónomas y ayuntamientos, tendrá que contar con los nuevos adversarios

diego carcedo

Lunes, 25 de mayo 2015, 00:25

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Si la política es el arte de lo imposible, ha llegado la hora de que empiece a actuar. Las elecciones autonómicas y municipales han sido superadas con normalidad y sin grandes sorpresas. En conjunto ganó el Partido Popular aunque con pérdidas muy elevadas de votos en toda España. El PSOE ha salvado los muebles al acortar distancias con el que hasta ahora había sido su principal competidor. Y los dos partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, se consolidan como fuerzas políticas para el futuro inmediato, aunque quizás con menos éxito del que se esperaba.

El bipartidismo sigue con una exigua diferencia sobre el resto de las formaciones (apenas supera el 51%) y para repartirse el poder en las instituciones, comunidades autónomas y ayuntamientos, tendrá que contar con los nuevos adversarios. El PP ha perdido casi todas las mayorías absolutas con las que contaba y el PSOE no ha conseguido casi ninguna. Ha llegado por imperativo democrático la hora de negociar, de negociar y de pactar acuerdos de investiduras y gobernabilidad. Van a ser necesarios en todos los grandes ayuntamientos, empezando por Madrid y siguiendo por Barcelona, Sevilla, Valencia, etcétera, pero también en las comunidades y en los municipios medianos y pequeños.

Este lunes los responsables de los partidos tendrán que arremangarse, bajarse a la realidad de los resultados logrados y avenirse a poner mucho más de lo que quisieran de su parte. La responsabilidad social se lo exige y la realidad de adaptarse a una nueva situación política lo impone. Empieza, por supuesto, la precampaña de las elecciones generales pero los partidos deben apresurarse a facilitar que los órganos de la Administración local, la más próxima a los ciudadanos, no se estanque por estrategias que quizás podrían contribuir a mejorar sus expectativas entonces pero también a volvérseles en contra.

La aritmética es prioritaria a la hora de unir apoyos, pero nunca el último elemento a tener en cuenta. El PP, que en estos años de mayoría absoluta prestó escasa atención a la oposición, va a tenerlo doblemente crudo. Algunos partidos que pueden actuar como bisagra ya habían anticipado que no respaldarían su continuidad. Ahora la crisis y la manera de afrontarla, seguramente le pasará factura. Además de que muchos de los acuerdos que se imponen van contra la naturaleza política no será fácil, por ejemplo, que el apoyo de IU al PP en Extremadura se repita--, bastantes de los posibles e incluso lógicos ya no serán solo cosa de dos.

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