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Amadorio, en una imagen reciente.
La sequía vacía cauces, acelera el abandono de campos y acaba con cosechas enteras

La sequía vacía cauces, acelera el abandono de campos y acaba con cosechas enteras

Los agricultores se ven obligados a aumentar el gasto en electricidad al depender del agua extraída de los pozos para paliar el déficit

Joaquín Batista

Miércoles, 3 de junio 2015, 20:35

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La extrema sequía que azota la Comunitat está obligando a tomar medidas extraordinarias y también a agudizar el ingenio en el campo valenciano, el sector productivo más afectado por la situación. La falta de lluvias acelera el proceso de abandono de cultivos, sin olvidar que los profesionales de la agricultura deben aumentar los costes para intentar sacarlos adelante, objetivo que no siempre se consigue. Además, cada vez es más habitual encontrar tramos de ríos secos al no pasar ni un mínimo caudal ecológico o pantanos que en realidad almacenan más fango que agua.

Según el último informe de seguimiento de la sequía, referido a abril, uno de los sistemas más problemáticos es el del Serpis, que está en situación de emergencia por el escaso volumen del embalse de Beniarrés, que en base a los últimos datos oficiales se encuentra al 32% de su capacidad al acumular sólo 8,65 hectómetros cúbicos.

Además de las limitaciones en el uso del agua para regar, la situación tiene consecuencias en el tramo final del río, que a su paso por Gandia permanece completamente seco. Como explica el concejal de Agricultura, Toni Rodríguez, la carestía se debe a que todo el agua se aprovecha para regadío hasta Villalonga, pese a que desde el municipio se reclama que se deje pasar un caudal mínimo, tal y como sucede en épocas de bonanza o cuando se registra algún episodio fuerte de lluvias.

Los otros dos sistemas que están en situación de emergencia son los de la Marina Alta y la Baja. Respecto a la segunda, la CHJ ha aprobado un suministro excepcional de cinco hectómetros cúbicos que permitirá cubrir las necesidades estivales, sobre todo de los municipios costeros, como es el caso de Benidorm. Para hacerse una idea, el embalse de Amadorio, de donde se nutre el localidad, acumula 0,40 hectómetros cúbicos (2,54%). A finales de marzo el porcentaje era del 0,6%, el segundo mínimo registrado desde su puesta en marcha.

"La Marina Baja es autosuficiente nueve de cada diez años, pero en los de extrema sequía por mucho que se haya optimizado el uso de los recursos necesita aportaciones externas para cubrir necesidades", explica Andrés Martínez, presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, lAlacantí y del Consorcio de la Marina Baja.

En cuanto a la Marina Alta, un buen ejemplo de la situación es la del río Girona, donde los regantes tienen que enfrentarse a los problemas derivados de la sequía y a la pérdida de volúmenes debido a la extracción de caudales en el acuífero situado junto al pantano de Isbert, del que se nutre Calpe para su abastecimiento. Como explica Pepe Noguera, secretario de la Comunidad General de Usuarios, la falta de caudal hace que en la parte baja las masas de agua se salinicen, lo que dificulta su aprovechamiento agrícola. Por esta razón reclaman una limitación de las extracciones para garantizar al menos un mínimo ecológico que no perjudique al resto de usuarios, además de un sistema de compensaciones teniendo en cuenta que se ven obligados a sacar agua de pozos a mayor profundidad porque desciende el nivel freático. Y esto supone que se dispare el gasto en la electricidad que precisan las bombas para llegar más abajo.

Otros sistemas se encuentran en situación de alerta, como el del Palancia-Los Valles. Pepe Campillo, presidente de Ascosa-AVA Sagunto, explica que la principal consecuencia en la agricultura de la zona, sobre todo cítricos, ha sido la pérdida de calibre de los frutos "al mismo tiempo que aumentan los costes por los pozos de riego, lo que ha provocado que se den casos de abandono de campos y cultivos", señala.

El presidente del Sindicato de Riegos de Sagunto, José Peris, destaca que pese a que el embalse del Regajo está prácticamente lleno su escasa capacidad obliga a mantener activos los bombeos, con el consiguiente encarecimiento de la producción. Es como una medida preventiva, pues si no se registran lluvias la reserva se agotará en poco tiempo. Una de las estrategias de los regantes es llenar las balsas aprovechando las horas valle, es decir, cuando el precio de la electricidad es más barato.

La sequía se ha combinado este mes con el excesivo calor, un cóctel catastrófico para el campo. AVA-Asaja ya ha alertado de que la caída de hojas y frutos incipientes durante la escombrà ha sido muy acusada, por lo que se prevé que en determinadas zonas y variedades las pérdidas alcancen al 80% de la cosecha.

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