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Hugo Martínez
Sábado, 19 de abril 2025, 14:50
Antes de que rodara el balón en el Estadio de Vallecas, el fútbol regaló uno de esos momentos que trascienden los 90 minutos. Stole Dimitrievski, ... hoy bajo los palos del Valencia, regresaba a la que fue su casa durante varias temporadas, y la grada no lo olvidó.
El guardameta macedonio fue recibido con una calurosa ovación por parte de la afición rayista. En el calentamiento, los primeros aplausos tímidos se transformaron en una ovación cerrada cuando su nombre fue coreado por el fondo. Dimitrievski, visiblemente emocionado, se detuvo, alzó la mano agradeciendo el gesto y no pudo evitar que la emoción le inundara el rostro.
El momento más emotivo llegó justo antes del inicio del partido, cuando varios excompañeros del Rayo Vallecano se acercaron a fundirse en un abrazo con él. Entre palmadas en la espalda y sonrisas cómplices, quedó claro que en Vallecas dejó más que buenas actuaciones: dejó huella humana y profesional.
En un fútbol muchas veces marcado por la urgencia y el olvido, Vallecas recordó a uno de los suyos con la calidez que solo una afición auténtica puede ofrecer. Y Dimitrievski, ahora con la camiseta del Valencia, se llevó de vuelta algo que no cabe en ninguna estadística: el respeto eterno de su antigua casa.
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