Pereira silenció a los violentos hooligans: 45 años de la Recopa del Valencia

El equipo dirigido por Alfredo Di Stéfano llegó a la final tras eliminar a rivales de peso como el B 1903 Copenhague, Glasgow Rangers, FC Barcelona y Nantes. Para entonces, el estadio Heysel estrenaba el marcador más grande del mundo, y el Valencia llegaba con una afición entregada: cerca de 8.000 seguidores valencianistas viajaron a Bélgica para apoyar a los suyos.

Enfrente estaba el Arsenal, que se presentaba al duelo apenas cuatro días después de perder la final de la FA Cup ante el West Ham, que entonces era equipo de Segunda División inglesa. Su técnico, Terry Neill, catalogó a Kempes, Solsona y Bonhof como el «triángulo de oro» del equipo español.

Di Stéfano optó por un planteamiento sobrio, apostando por la solidez defensiva y un fútbol de control. Alineó de inicio a Pereira, Carrete, Botubot, Arias, Tendillo, Solsona, Saura, Bonhof, Kempes, Subirats y Pablo, siendo Castellanos el único cambio, ya en la prórroga.

El Valencia dispuso de algunas ocasiones aisladas. Kempes tuvo una clara en los primeros minutos, y Bonhof gozó de otra oportunidad relevante. Sin embargo, las defensas se impusieron durante todo el choque, y figuras como Miguel Tendillo destacaron por su rigor, especialmente en el marcaje a Stapleton.

En las gradas, donde estaban ubicados los aficionados valencianos llegaron a caer tracas, lo que obligó a la UEFA a lanzar una advertencia por megafonía, amenazando con suspender el encuentro si no cesaban las tracas.

El empate 0-0 se mantuvo hasta el final, y la final se decidió desde los once metros. Kempes falló el primer penalti para el Valencia, pero Pereira detuvo el lanzamiento inicial del Arsenal, ejecutado por Liam Brady. Después, Solsona, Pablo, Castellanos, Bonhof y Arias convirtieron sus disparos, mientras que el penalti de Graham Rix fue detenido por Pereira, desatando la locura entre los valencianistas y sellando el título.

Con esa parada final, el Valencia CF conquistó la primera Recopa de su historia, en una noche inolvidable marcada por la solidez táctica, la tensión extrema y el protagonismo de un portero que entró en la leyenda del club. Tras el partido siempre quedará en la memoria los lamentables incidentes de los hooligans del Arsenal que llegaron ebrios al encuentro y tras el resultado desfavorable de su equipo la emprendieron con los aficionados del Valencia CF con botellas y palos, algunos incluso llegaron a ser hospitalizados por ello.