Todos pendientes de Lim
La aportación de garantías del dueño anularía las reticencias|En 2014 Salvo y Aurelio Martínez aseguraron en Mestalla que el empresario de Singapur pondría los 150 millones si no se vendía la parcela en dos años
El proceso de venta del nuevo Mestalla vive un extraño periodo. Mientras unos protagonistas de la operación empujan hacia el optimismo, en el sentido de que por fin el 31 de marzo se va a firmar la venta definitiva del solar para que el Valencia pueda reanudar las obras del nuevo estadio; otros, igual de protagonistas que los anteriores, no sólo se muestran mucho más prudentes sino que ofrecen pinceladas que apuntan precisamente hacia el otro lado de la balanza. Y además de eso relacionan, para evitar que todo acabe saltando por los aires, el papel de Peter Lim. Es decir, que apuntan a que el máximo accionista del Valencia dé un paso adelante y se implique para garantizar en definitiva que la operación de venta del campo de Mestalla salga adelante, una cuestión que hasta ahora ha conseguido esquivar una y otra vez el empresario de Singapur.
También es verdad que lo que muchas voces demandan ahora no es ni mucho menos algo nuevo. A eso se refirieron en su día tanto Amadeo Salvo como Aurelio Martínez, pero desde una perspectiva diferente. Ellos, principales gestores de que el proceso de venta saliera adelante y que Meriton fuera el destinatario final, lo expresaron de viva voz ante miles de aficionados en aquella sorprendente asamblea informativa celebrada en Mestalla el 23 de mayo de 2014. «»Peter Lim se da un plazo máximo de dos años para vender la parcela de Mestalla y si no la comprará él por 150 millones, por lo que en un máximo de dos años el nuevo estadio estará de nuevo en marcha«. Eso lo dijo Salvo. Más escueto pero igual de convincente se expresó minutos después el entonces presidente de la Fundación: »Si no se vende, los pone él«. Lógicamente, no ocurrió ni una cosa ni otra.
Pues bien, eso es lo que ahora se pretende desde diferentes sectores. Mientras ADU, la cooperativa que ha decidido seleccionar el Valencia para que se haga cargo del solar, trabaja para conseguir la firma definitiva de compra de esas 372 personas que aportaron la señal para comprar las viviendas; crecen las voces que solicitan el espaldarazo de Lim. Así lo han expresado, por ejemplo, Antonio Sesé y Miguel Zorío, dos personas que hoy por hoy podrían representar el sector más crítico para Meriton pero que agrupan el sentir de muchos aficionados y accionistas en alguna de las cuestiones que abanderan.
El del Mestalla, de hecho, es un asunto que al aficionado le toca bastante la fibra, después de tantas promesas incumplidas por parte de unos y de otros. Sobre todo de Meriton, que fue la que firmó en el documento de compra accionarial aquello de «will procure» sobre el nuevo estadio. Amadeo Salvo interpretó desde el primer momento aquel «procure» como una «garantía segura», no como «procurar». Y es eso precisamente lo que se demanda ahora. Que dé garantías. Layhoon quiso manejar con habilidad las palabras («compromiso de acabar antes de 2019») pero el desarrollo de los acontecimientos acabó por atropellarla.
Bankia es otra de las partes importantes de todo este difícil puzle que hay que encajar. Y el banco ya ha deslizado sus reticencias por las condiciones en las que se tiene que sostener la venta del solar. Hay que tener en cuenta que ADU no paga todo el montante de la operación como quizás hubiera hecho una venta al uso de un solar. ADU siempre depende de sus cooperativistas y estos tienen un calendario de pagos.
Pero Bankia sabe de sobra que el panorama se despejaría por completo en el mismo momento en el que Peter Lim se posicionara con su potencial detrás de la operación. Al fin y al cabo, como se dijo en su día cuando a Meriton nadie la conocía, «el patrimonio de Lim es diez veces más grande que la deuda del Valencia». Una cosa son los avales que unos y otros aportan y otra bien diferente que el máximo accionista esté detrás con su patrimonio, cubriendo posibles contingencias. Hasta la Unión Europea, con eso de la multa al club, tiene muy en cuenta en sus reflexiones la capacidad económica del dueño del Valencia.
Hay que tener en cuenta que lo que unos y otros pretenden de sus necesarios compañeros de viaje para esta macro operación son garantías y avales. Hay temor a que todo se venga abajo. El Valencia quería las garantías de ADU, la cooperativa a su vez pedía a Edicios Mestalla los avales para el terciario, y el banco necesita algo más que un papel que diga que se cobrará en 2020, aunque antes haya algunas aportaciones. El Valencia necesita cambiar las hipotecas y, encima, dinero para ir pagando la finalización del estadio.
Edificios Mestalla, dicho sea de paso, ha sido la última en sumarse al proyecto y sus responsables tienen que avalar 25 millones de euros. Edificios Mestalla ya ha realizado curiosamente una operación urbanística en la zona del viejo estadio pero esta vez, y pese al perfil discreto que teóricamente se le atribuye, maneja una porción importante del total de la operación (25 millones). En 2018 su cifra de negocios fue de 152.517 euros únicamente. En cambio, en 2017 la cantidad fue más considerable: 3,3 millones de euros. Detrás de Edificios Mestalla se dijo que estaban Mauro Sanchis e Ignacio Polo, pero en el registro también se encuentra el nombre de José Luis Basterra.