Morigi, contigo empezó todo
El argentino señala el camino para pasar a la final de la Copa: «Nadie es invencible. Siempre habrá una oportunidad para ganar al Barcelona»
Héctor Esteban
Martes, 2 de febrero 2016, 20:50
El 19 de enero de 1998, el Camp Nou vivió una de las noches más locas que ha presenciado. En el minuto 69, el Barcelona derrotaba por un cómodo 3-0 al Valencia de Ranieri. Cuatro minutos antes, Guillermo Morigi había saltado al terreno de juego por Gaizka Mendieta. Con la salida del argentino empezó todo. Aquella remontada y lo que vino después. Morigi, Claudio López en dos ocasiones y Ariel Ortega dibujaron uno de los mayores éxtasis que ha vivido el valencianismo, el 3-4. El Barcelona de Van Gaal nunca superó aquello. Cada enfrentamiento entre los dos equipos era una pesadilla para los barcelonistas.
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El penúltimo tren
El departamento de prensa de Vélez Sarsfield allana el camino. La facilidad con la que aportan el número de teléfono del ahora entrenador del reserva de 'El Fortín' es asombrosa. Naturalidad absoluta. Morigi atiende el teléfono con ilusión. Con los recuerdos en carne viva tras conocer que el Valencia se jugará el pase a la final de la Copa del Rey contra el Barcelona.
Morigi aterrizó en Valencia en 1997. Llegó para jugar de lateral, aunque luego se vio que aquel no era su puesto. Fue un futbolista comprometido, con ganas de minutos y que no terminó de explotar en un Valencia con argentinos de peso como Cáceres, Piojo López y Ortega. Vino de Vélez y volvió al mismo equipo en 1999. A pesar de no tener un papel principial, el valencianismo siempre lo recordará como el iniciador de la gran remontada.
«Cómo no me voy a acordar», señala 18 años después Morigi desde la distancia. El gol lo tiene telegrafiado en su cabeza. Cada movimiento. «Con el 3-0 parecía que se nos venía la noche encima de manera estrepitosa. Me acuerdo mucho de aquel gol. El equipo lo tenía muy complicado», apunta. Abelardo y Bogarde, la pareja de centrales del Barcelona en aquel partido, todavía no han olvidado el tanto del centrocampista del Valencia.
El argentino describe la jugada del tanto como si estuviera pisando el césped del Camp Nou: «El gol fue gracias a una jugada del Piojo. Recuerdo que rompo en diagonal la última línea del Barcelona, le gano la espalda a la defensa. Le pegué con la zurda, mordido y el balón entró muy lento en la portería», señala Morigi.
El jugador asegura que años después le han recordado sus antiguos compañeros aquel gol por la forma en la que entró el balón en la portería. «La verdad es que fue todo muy gracioso. Amedeo Carboni, Andoni Zubizarreta, Luis Milla... cuando los he visto después siempre hemos hablado de lo lento que fue aquel gol. Dio tres o cuatro botes antes de entrar en la portería de Hesp», recuerda con cariño. «Ganó todo el equipo pero lo mejor fue que aquello sirvió para cerrar una remontada histórica. Que a día de hoy en Valencia todavía se me recuerde por aquel gol me pone muy contento», afirma.
Ese tanto prendió la mecha de unos veinte minutos finales de partido disparatados. Una remontada para contar de generación en generación. De hecho, para Morigi el mejor recuerdo de ese partido no fue el primer gol: «Es cierto que el tanto nos sacó de la noche pero mi mejor recuerdo sin duda fue el pase que le di a Ortega para que encarara un uno a uno y marcara el cuarto gol, el que nos dio la victoria. Fue un pase mío. Mi gol era importante pero me sentí muy satisfecho cuando marcó Ariel Ortega su tanto».
Morigi afirma que nunca más vivió un partido como aquel a lo largo de su carrera deportiva. «Fue gracioso, bueno gracioso para los valencianos, ver la cara de los jugadores del Barcelona de no entender qué era lo que estaba pasando. La situación, con un partido muy tranquilo para ellos, que manejaban, que ganaban 3-0, que parecía que en ningún momento iba a aparecer un síntoma de una remontada que podía caber en la ecuación. Y la verdad es que el Valencia tampoco estaba en su mejor momento de generar expectativas de remontar un partido como ese».
Miedo escénico
Los goles fueron cayendo. Uno detrás de otro. «Primero se encuentran con un gol, después otro... y a partir de ahí las caras empiezan a cambiar. Les entra ese miedo escénico a jugadores de jerarquía y empiezan a titubear», relata Morigi, que sintió en el campo como el miedo de los jugadores del Barcelona fue la puerta abierta para la remontada. Además, desvela uno de los detalles que no se pudo ver en televisión ya que la jugada del gol de Ortega se produjo en plena repetición del tercer tanto del Valencia y segundo en la cuenta del Piojo. «El último yo le doy el pase a Ortega pero a mí el que me dio la pelota creo que es Celades. Me dio un pase a mí, yo no sé lo que hizo, sacaron del medio tras el 3-3, se la dan a Celades y no se si le entró la locura pero me la dio a mí. Estaba parado y veo que me la da a mí. Paro la pelota, me queda un poquito de aire, y entre tanto desconcierto se la pasé a Ortega que marcó el gol de la victoria», afirma. «Lo que más recuerdo son las caras de los jugadores del Barcelona de no entender que un partido se les escape de esa manera», insiste.
El espíritu de Morigi, el inicio de aquella remontada, puede ser la guía del Valencia en su visita al Camp Nou para la ida de las semifinales de la Copa. «Lo bueno que tuvimos en ese partido es que los protagonistas, los que estuvimos en el campo nunca sentimos que el partido estaba perdido. Yo creo que la base era esa. Este Barcelona está claro que no es el mismo de aquella época por su producción futbolística, el Valencia no transita por su mejor momento pero no deja de ser un equipo sumamente importante a nivel europeo. Si logran contener al Barcelona y no dar por perdido nada, y entienden que siempre hay una posibilidad de ganarlo como nos pasó a nosotros, se puede dar el resultado. Nadie es invencible y el Barcelona tampoco. Da muchas garantías de victoria pero se le puede ganar».
Morigi recuerda Valencia desde la distancia. «Estuve poco tiempo pero siempre me han tratado como si fuera de allí cuando he vuelto. Recomiendo a la gente que vaya a Valencia y si es en marzo mejor», afirma con satisfacción. Morigi, contigo empezó todo.