Llegó la hora de honrar el orgullo herido en Barcelona
El Valencia quiere cerrar este domingo en el Johan Cruyff (21 horas, Movistar Plus) la dolorosa mancha de la humillación del 7-1 del pasado curso ante un equipo que le metió 12 goles en dos partidos
Carlos Corberán salvó la pasada temporada al Valencia del descenso a segunda, no hay nadie que ose a dudar de esta afirmación, pero la herida ... del 26 de enero no se cerrará hasta que, al menos, su equipo compita un partido contra el Barça como es de ley. Aquel 7-1 en Montjuic, donde al cuarto de hora el equipo de Flick ya había marcado tres goles y al descanso cinco, fue una humillación. Un orgullo herido que, además, se agravó con los cinco goles que endosó el Barça en Mestalla en el duelo de Copa poco después. Ese 12-1 global, que recuerda más a aquella Malta que a otra cosa, es lo que hoy debe suturarse. Con juego, puesto que lo de ganar o no ya será otra historia. Esa que dice que más allá de la goleada de la pasada temporada, lo de ganar como visitante para los valencianistas contra el Barça es territorio vetado desde 2016. En el tramo final de esa temporada, un 17 de abril, el marcador final en el Camp Nou señaló un 1-2 tras los tantos de Santi Mina, Rakitic en propia meta y Messi. Desde entonces, el Valencia sólo ha podido rascar 2 puntos de los 27 posibles gracias a dos empates (ambos por 2-2) contra las siete derrotas que se ha llevado de regreso a casa.
Ahí es donde reside el segundo gran reto de la cita. La pasada temporada, Corberán logró cerrar la racha más grande que ostentaba su equipo sin mojarle la oreja en su feudo a un equipo. Aquel gol de Hugo Duro, además de comenzar una crisis en el Real Madrid que ya no abandonó hasta el final de temporada, cerró una racha de 17 años sin ganar en el Bernabéu. Ahora no son tantos, algo más de nueve, pero también se abre la oportunidad en el Johan Cruyff. Más allá de la polémica del campo donde se va a disputar el partido hay un dato que es objetivo; será el partido en Barcelona con más porcentaje de valencianistas de la historia puesto que en el aforo de 6.000 en la Ciudad Deportiva culé, el Valencia se ha asegurado un cupo de 290. Sólo con ese dato, sin contar que alguno más haya podido conseguir alguna entrada, estamos hablando del 4,8%.
La gran noticia de la previa del duelo ha sido la ausencia de Lamine Yamal por los problemas en el pubis que arrastra desde el reciente partido con España en Bulgaria, aunque ese día se resintió de la espalda. Está por ver el efecto que pueda tener en una preparación donde, a buen seguro, Corberán había preparado alguna fórmula para frenar el caudal ofensivo de la estrella del Barça. Teniendo en cuenta que Flick, pese a la ausencia de uno de sus referentes, va a sacar un equipo de primer nivel.
Un punto de ambición
El momento en el que llega el partido, cuarta cita de la Liga, y la situación del Valencia que no ha tenido un inicio agónico como el del pasado curso –ya ha sumado cuatro de los nueve primeros puntos en juego– es otra baza que debe exprimir el conjunto de Mestalla. Saltar con la ambición de que el que más tiene que perder es el conjunto de Flick. El Barça llega con menos preparación por los compromisos de las selecciones, en la última citación los dos únicos internacionales del Valencia fueron Diakhaby y Dimitrievski, y con un ojo puesto en el arranque de la Champions que está fijado con la complicada visita al Newcastle el jueves 18. Con todo, Corberán dejó claro el viernes que su equipo debe saltar al césped sin complejos ante el Barça: «La confianza y la exigencia influyen en el rendimiento, que las dos estén en el máximo nivel hacen que el jugador rinda bien. Si no pueden estar equilibrados prefiero que haya un poco más de exigencia. Lo importante no es el sistema que juegas sino la respuesta que puedas tener ante todo lo que pueda pasar en el partido».
Las declaraciones públicas también ejercen un punto de presión. El técnico de Cheste sigue esquivando, cual buen recordador, la respuesta sobre si el objetivo del equipo debe ser el regreso a Europa –como marcó el propio club cuando presentó a Ron Gourlay– fijándolo en algo más prosaico como es «darle a la afición el orgullo y el sentido de pertenencia que queremos que tengan». Vamos, que se sientan orgullosos de su equipo en cada partido. Una forma más de motivar a la tropa de cara a ese intento de quitarse la espina de la humillación de la pasada temporada. Ese, el del espíritu de revancha, debe estar impregnado incluso en los nuevos fichajes. Alguno de ellos, como el caso de Raba, saben lo que es ganar como visitante un partido al Barcelona mucho antes de la última vez que lo consiguió su actual equipo. El cántabro lo consiguió en las filas del Leganés el pasado curso. Ahora quiere repetir con la camiseta valencianista. Tras la derrota en Pamplona, los de Corberán buscarán los primeros puntos fuera de casa del curso.
Un colegiado de mal recuerdo para el cuerpo técnico
El encargado de administrar justicia en el partido será Guillermo Cuadra Fernández, madrileño de nacimiento pero adscrito al colegio balear. Fue el encargado de arbitrar el encuentro de la última victoria del Valencia en el Bernabéu, por ese aspecto la hemeroteca es positiva, pero aquel encuentro estuvo marcado por el polémico penalti señalado a Tárrega sobre Mbappe que falló Vinícius. El colegiado señaló en el acta a un miembro del cuerpo técnico de Corberán: «Al finalizar el partido, Ángel de las Heras se dirigió a mi persona cuando ya abandonaba el estadio en los siguientes términos ¡Eres un sinvergüenza, que no te he dicho nada, sinvergüenza!. ¡No te he dicho nada, ahora si que te lo digo, sinvergüenza, es lo que eres».
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