Un gol (y de penalti) en 180 minutos
El Valencia de Corberán repite sensaciones y resultados que tuvo con Baraja la pasada pretemporada| En verano de 2024 sólo hizo un tanto en los dos primeros amistosos y de seis partidos únicamente ganó el del Trofeo Naranja, empató dos y perdió tres
Ha pasado justo un año y el Valencia, que quiere aparentar que su objetivo va a ser ahora pelear por Europa, parece que vuelve a ... padecer los mismos males que el verano pasado. Sin fichajes que ayuden a dar el salto. Sin repuestos para los que se han ido. Peligro. Ya no está Rubén Baraja –si para algunos ese era uno de los grandes inconvenientes–, ahora es a Carlos Corberán al que le toca dar sentido a la pretemporada. Eso sí, prácticamente con el mismo bagaje de refuerzos con el que Meriton 'inundó' los planes del vallisoletano. De momento, al de Cheste, le han entregado uno que quedó libre del descendido Leganés que, eso sí, apunta buenas maneras (Raba), y otro cedido del Athletic (Agirrezabala). Con ellos, y aunque sólo tienen su mínima parte de responsabilidad, lo cierto es que el Valencia lleva 180 minutos y tan solo ha marcado un gol... y de penalti.
De no haber sido por ese relajado lanzamiento desde los once metros que hizo Sergi Canós el día del Castellón (por unas manos dentro del área), el equipo habría calcado prácticamente lo que ocurrió hace justo un año.
Hay que recordar que el Valencia de Baraja arrancó en julio de 2024 con unas sensaciones tan pobres como las que ha dejado patente el actual Valencia con su sucesor en el banquillo. Síntoma aquel de lo que desgraciadamente vendría después y que provocó en diciembre la destitución. Aquel Valencia de Baraja empató con el Castellón (0-0) en la ciudad deportiva de Paterna, tropezó contra el Alavés (0-1 con aquel gol de Conechny) y sólo fue en el tercer amistoso, contra el PSV, cuando fue capaz de anotar.
Lo hizo curiosamente también Canós (en el 18'), el mismo que ahora lidera la escuálida tabla de goleadoras del verano. El consuelo ahora, por buscar algo que no despierte tantos recelos, es que al menos no han tenido que transcurrir 198 minutos como pasó el verano pasado hasta ver puerta. Esta vez y aunque fue desde los once metros, al menos el estreno llegó en el primer partido.
El problema es que el Valencia no acaba de arrancar. En esta prueba que supone que Corberán pilote al equipo desde el inicio de la pretemporada y no a mitad de curso como ocurrió cuando vino en diciembre, lo cierto es que el técnico de Cheste no ha encontrado todavía el punto a su equipo o al menos el juego parece muy alejado de la espectacular segunda vuelta que realizó en el campeonato pasado. Y eso contribuye directamente a ese palpable malestar que tiene la afición y que se ha empezado a transformar en los gritos y los cánticos hacia el palco que se han vivido en los dos encuentros disputados en el Puchades.
Ron Gourlay, sentado junto a Javier Solís y escoltado por Miguel Ángel Corona, ya ha experimentado en primera persona y a las primeras de cambio cómo se las gastan los aficionados, que no entienden la parsimonia que evidencia el club en un asunto tan delicado como los refuerzos. La tensión que se palpó, sobre todo, en ese encuentro frente al Leganés parece más propia de los partidos habituales de Liga en Mestalla que de una cita de preparación. Ya no está Layhoon y ni se sabe cuándo estará Kiat Lim, pero el escocés ha sido testigo de los ánimos que hay contra quien le contrató.
Lo peor que pueda pasar es que el Valencia permanezca en la misma vía de servicio que hace un año. Un triunfo (el del Trofeo Naranja contra el Eintracht de Frankfurt), dos empates (Castellón y Levante) y tres derrotas (Alavés, PSV y Leeds) dibujaron ya lo que luego sería un padecimiento constante que duró más allá de la primera vuelta de campeonato y que terminó con un sorprendente cambio de entrenador en la madrugada el día de Navidad. Ya en aquellas primeras citas en Paterna, desde dentro del club se admitió que por lo que se estaba viendo, la temporada iba a ser larga y muy cuesta arriba.
Ahora se confía en que Corberán sepa manejar la situación desde el comienzo y que los resbalones de estos dos primeros amistosos sean únicamente eso, resbalones. Porque, a decir verdad, que ni tan siquiera chutara a puerta en esa segunda cita frente al Leganés (sólo hubo un lanzamiento a puerta y fue a cargo de Iranzo) es síntoma de que los futbolistas no acaban de plasmar sobre el terreno de juego las ideas que quiere su entrenador. Ni con un once ni con el otro. Corberán está repartiendo los minutos más o menos entre todos. Los titulares contra el Castellón fueron quienes salieron en la segunda parte ante el Leganés.
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