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Mestalla, otro año humillado por Lim
El Valencia CF se queda otra vez fuera de Europa después de otra campaña mediocre pese al tirón final de Corberán
Este es el techo del Valencia CF de Lim. La mediocridad de los últimos cinco años. La humillación a la que le somete su máximo ... accionista, Peter Lim, que también ha descendido a su conjunto femenino mientras las autoridades locales miran hacia otra parte. El Athletic, un club del mismo tamaño, con una hinchada tan entusiasta, disfruta de dirigentes decentes y se consagra como cuarto en la Liga, semifinalista de la Liga Europa y clasificado para la próxima Champions. El Rayo Vallecano, un club de barrio humilde de Madrid, con escasos recursos, peleará por Europa junto a Osasuna, un equipo siempre voluntarioso, de escaso talento, pero que le quitó al Valencia a Bryan Zaragoza (la ambición por crecer). Y sin perspectivas en Mestalla de dar fin a la inanidad: Mamardahsvili, uno de los tres mejores porteros de la Liga, se marcha al Liverpool; Mosquera, el defensa de más proyección (una bala), se largará en un traspaso a la baja porque han dejado, una vez más, que esté a punto de expirar su contrato (en junio de 2026, la inutilidad manifiesta del 'local management'). También se despidió este domingo Jaume Doménech, un símbolo del último gran Valencia, el campeón de Copa ante el Barça de Messi en 2019, un jugador muy querido en el vestuario.
Lo mejor de la campaña. A la cabeza, el campeón de Liga, Hansi Flick, contagiando su alegría y talante a un Barcelona desnortado en los últimos ejercicios. Lamine Yamal ha ganado por la escuadra el futuro título de Balón de Oro. Por supuesto nuestro Carlos Corberán, en una de las remontadas más espectaculares de la historia del campeonato: él creyó en unos jugadores sin crédito. En tercer lugar, el siempre fiable Marcelino, una roca mental para devolver al Villarreal a la Champions, ese Olimpo al que también ascendió al Valencia antes del ataque de celos del vengativo Lim. Y, por último, Claudio Giráldez al frente de un Celta lúcido y juvenil coronado por la sapiencia de Mingueza y Borja Iglesias.
Lo peor, el matonismo del Real Madrid. La campaña sistemática del Real Madrid a través de su televisión contra los árbitros ha tenido un efecto búmeran. Por un lado, ha causado un miedo cerval entre los colegiados al arbitrar al Madrid, pero, por otro, ha generado un rechazo general de todos los aficionados de otros equipos de la Liga. Al final, pese a las ayudas de los intimidados jueces en el campo y del Comité de Competición en los despachos con sanciones muy benévolas, el Madrid se ha ido de vacío la temporada en una especie de justicia poética. Eso ha sido lo peor del ejercicio junto a algunas actuaciones individuales de ciertos árbitros como el asambleísta de la federación Gil Manzano, que enterró con su chulería las esperanzas europeas del Valencia y, de paso, mandó a dos equipos a Segunda: el Leganés y el Las Palmas. Todo por mantener, pese al aviso del VAR, un penalti inventado de Mamardashvili a Mouriño (defensa del Alavés). Da igual. Gil Manzano volverá a estar en la élite arbitral porque forma parte del 'establishment' y su voto en la asamblea federativa sirve para apuntalar al presidente de turno.
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