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Valencia CF | Braulio Vázquez: «Coreé el nombre de Parejo en la final de Copa»

Braulio Vázquez: «Coreé el nombre de Parejo en la final de Copa»

El director deportivo de Osasuna repasa su trayectoria en Mestalla: «Lo que me duele es no haber jugado una final con el Valencia»

cayetano ros

Domingo, 21 de marzo 2021, 09:49

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- ¿Cómo fue debutar en el Dépor con John Toshack?

- Un choque de emociones terrible. Mi padre estaba enfermo en el hospital y yo había jugado en todas las categorías inferiores del Dépor. Era mi sueño. Era 1995, 2-3 contra el Racing, con el Superdepor de Bebeto, Manjarín, Mauro Silva, Aldana, Nando… Yo venía de ser máximo goleador del Fabril, el filial, pero no tenía nivel para ese equipo.

- ¿Qué pasó con su padre?

- Falleció de cáncer al poco tiempo. Tenía 47 años. Se llamaba Jesús, como mi hijo (juvenil del Valencia). Fui muy duro. Él era socio, deportivista, y no pudo venir a verme debutar. Lo escuchó por la radio. Fui después a verlo al hospital. Vengo de familia de guardia civiles, hijo y nieto de Guardia Civil. Yo viví en un cuartel hasta los 14 años. Era una época muy dura: al chófer que nos llevaba al colegio lo mató ETA. Cuando volvíamos a casa a las 10.00 de la noche, teníamos que llamar para entrar. Mi madre, Antonia, vive en A Coruña.

- ¿Toshack le dijo aquello de 'un delantero sin gol es como un pub sin cerveza'?

- No, pero en un entrenamiento me mandó parar y le pregunté: '¿Qué hago mal?'. 'Todo', respondió. 'Vete allí y mira cómo lo hace Txiqui Begiristain. Pareces un pollo sin cabeza'. Yo movía la cabeza para los lados al correr. Y cuando me iba a casa, pensaba: 'Yo no salgo de pagar en los rondos' porque estaban Fran, Bebeto, Martín Vázquez, que se rompió el cruzado al poco de llegar.

- Alguien me contó que Voro se fue al Dépor porque Lendoiro supuestamente pagaba mucho en 'b'.

- Tuve mucho 'feeling' con Voro, primero de compañero y, años después, cuando yo fui director deportivo del Valencia, él era nuestro delegado. Voro fue el ángel de la guardia de los jugadores y de Unai (Emery). Ahora tiene otro 'rol'.

- Usted sigue teniendo un fuerte acento coruñés.

- Sí, aunque llevo 25 años fuera de Galicia, conservo mi acento. Estoy orgulloso.

- ¿Dónde va después del Dépor?

- A Portugal primero, al Farense, con Paco Fortes de entrenador, que había jugado con Cruyff. Me costó mucho, entre el fallecimiento de mi padre y el salir de casa. Maduré. Y me fui al Mérida, una época maravillosa: conocí a mi mujer, Ana, que es extremeña, y nació mi hijo mayor, Jesús (de 18 años y tiene otro hijo, Marco, de 13). Teníamos un equipazo con Sabas y Montparlet, pero no subimos a Segunda. Yo era un poco como Manu Vallejo: salía a comerme el mundo aunque jugara un minuto. Un día le dice al entrenador, Paco Herrera: 'Yo quiero ser titular', pero no me veía. Yo era muy querido en la ciudad porque me dejaba el alma. Pero me faltaba calidad. He bromeado mucho con Emery: a él le pasaba lo mismo: si los jueves le daban el peto de suplente, volaba; si le daban el de titular, se cagaba. Jugué un día en su contra, él en el Toledo y yo en el Mérica, empatamos a uno y marqué. Nos vacilamos.

- ¿Su familia le acompaña?

- No, ellos están en Valencia para tener más estabilidad, yo voy yendo y viniendo, un día o dos a la semana estoy con ellos. No puedo estar una semana sin ellos.

- ¿Cómo fue su experiencia de jugador del Castellón?

- Un club de una exigencia tremenda, obligados a subir, con 20.000 personas el día del Castellón-Hércules. El entrenador fue Quique Hernández y después lo sustituyó Carlos Simón. Teníamos un equipazo con Fernando Gómez, Javi Sanchis, que dormía la siesta en mi casa, Emilio Isierte de portero… Era una Segunda B durísima y no subimos. Después en el Zamora también jugué el 'play off' de ascenso contra el Cádiz y no subimos.

- O sea, que era gafe: no subía ningún equipo suyo, siempre a las puertas.

- Sabía que se iba a adelantar: sí subimos con la gorra a Tercera con el Bergantiños. En ese equipo compartí delantera con Cuéllar, aquel calvo del Betis y del Barcelona.

- Y acaba su carrera en el Soneira, de Preferente, en La Costa da Morte.

- Sí, hice un año de jugador-entrenador porque el delantero centro se rompió el (ligamento) cruzado (de la rodilla).

- ¿Valía para entrenador?

- Buff, el primer día de entrenador me expulsaron. Se sufre mucho. Casi subimos y marqué muchos goles. No sé si acabamos bien porque marqué muchos goles o porque era buen entrenador. Después empecé de entrenador del Laracha, pero lo dejé porque me llamó Fernando para ir de ojeador al Valencia.

- ¿Qué vio Fernando en usted?

- Que me apasiona el fútbol, que cuando jugaba estaba pendiente de todos los partidos de Segunda B, los veía en la antigua Canal 9. Conocía yo más a los jugadores que el entrenador.

- ¿Y por qué acabó tan mal con Fernando?

- Él se marchó (fue destituido por Manuel Llorente) y yo tengo que estarle muy agradecido por haberme llevado al Valencia.

- ¿Cómo fueron esos primeros dos años de ojeador?

- Yo llegué superilusionado, era el Valencia de Villa y de Silva, pero si mañana tuviera que hacer el Denia, lo haría igual. Viajé y valoré varios contextos, distintas formas de jugar en Francia, Holanda o Sudamérica. Aprendí que hay jugadores que, por mucho que rindan en un sitio, rinden menos en otra cultura. Nos pasó con Topal. Le cuesta más adaptarse a un turco que a un francés o a un argentino.

- ¿Qué sintió cuando Llorente lo ascendió a director deportivo?

- Vértigo. Ahora mismo estoy mucho más preparado. Tenía miedo a que bajáramos el nivel, pero fue una transición dulce. El equipo no se resintió gracias a unos grandes jugadores y entrenador (Emery). Siguió compitiendo.

- ¿Manuel Llorente era un jefe muy duro?

- Sí, muy exigente, pero a la media hora, entraba y te abrazaba. A Emery y a mí nos apretó mucho. A todos los estamentos. Al año y medio le conté que yo también era hijo de guardia civil y le gustó (Llorente es huérfano de guardia civil). Le estoy muy agradecido.

- ¿De qué fichaje está más orgulloso?

- Estoy muy contento del de Javi Fuego, por sus valores y por ser amigo. Del de Jonas, máximo goleador de Suramérica con 42 goles, del Gremio, porque nos pedían 10 millones y lo conseguimos por 1,2 gracias a una cláusula que le permitía salir a Europa antes de una fecha. Fue el trabajo bien hecho de mucha gente: Domingo Catoria, Bossio, Salva Grau, José Luis Albiol, Javi Garrido y Manolo Maciá.

- ¿Y del de Parejo?

- Me emocioné mucho cuando en la final de Copa de Sevilla, a la que fui con mi mujer y mi hijo, el estadio coreó 'Parejo, Parejo'. Yo fui uno de los que cantó. Creía mucho en Dani. Cada vez que jugaba mal, era una puñalada. Me mataron porque costó seis millones del Getafe. Ante el Mallorca, no jugó bien y le gritaron 'Parejo, vete ya', pero al final impuso su personalidad y su juego. Y también me emocioné cuando fue a la selección.

- ¿Por qué cree que logró finalmente sacar todo su fútbol?

- Porque maduró en lo personal, se casó con una chica fantástica, encontró la estabilidad. Yo siempre le decía que arriesgaba demasiado, tiraba un caño en su propia área, pero tiene mucha personalidad.

- ¿Su gran error fue dejar marchar a Isco por seis millones?

- Más que un error, pagaron la cláusula de rescisión: él era de Málaga, vino Fernando Hierro a por él, acababa de entrar el jeque… Seguro que pudimos haber hecho algo más. Pero a mí lo que más me duele es no haber jugado una final con el Valencia. Tuve envidia sana de la final del Villamarín. Yo soy muy apasionado. Fuimos terceros en Liga y caímos en dos semifinales: Canales se lesionó en la vuelta de las semifinales de la Liga Europa contra el Atlético; y Pinto mereció ser expulsado en una salida del área en la semi de Copa contra el Barça cuando se iba solo Soldado y tocó con la mano fuera del área. No pitó ni falta.

- ¿Canales también fue un fichaje suyo?

- Sí, los trajimos a él y a Gago del Madrid por 10 millones. Ya se ha visto qué jugador es Canales, pero aquí se rompió el cruzado por segunda vez y fue una pena.

- ¿Cómo es la afición del Valencia?

- Es una afición acostumbrada a jugar finales de Champions y a ganar Ligas y UEFAS. Por tanto, es muy exigente, aprieta mucho, muy pasional para lo bueno y para lo malo. Y el equipo, cuando Mestalla le apretaba, respondía.

- ¿Cómo es Emery?

- Es pasión pura, temperamental, si te dice algo, no mide, va de cara, no tiene doblez, se mata a trabajar y un discutidor nato: yo a veces hacía de árbitro en sus discusiones con Llorente. Y Unai se adapta a todo. Si vende a Villa, vendrá otro. En su última temporada, fue tercero en Liga y semifinalista de Copa y de UEFA. Vendimos a Silva, Villa y Mata pero, además, nos encontramos al mejor Madrid y al mejor Barça de la historia. Messi y Cristiano marcaban 60 goles cada uno. Mestalla se lo reconocerá con el tiempo.

- ¿Qué pasó con Mauricio Pellegrino?

- Tuvimos que tomar una decisión. Pellegrino es un gran profesional, pero el equipo no funcionaba y lo destituimos. Vino Ernesto Valverde y encajaron las piezas.

- En Barcelona se le ha valorado poco a Valverde.

- No sé qué le pueden reprochar. Ha ganado tres Ligas y dos Copas, con dos malas tardes en Roma y Liverpool. Es un entrenador atípico con una gran gestión de grupo, perfecto para un equipo grande.

- ¿Cómo es ser padre de futbolista?

- Me cuesta diferenciar entre el padre y el director deportivo. Le doy una charlas criminales a veces (a su hijo Jesús). Sé lo difícil que es el fútbol profesional, los problemas que hay. Es un proyecto de futbolista, no un futbolista asentado. Ahora llega el momento más difícil de su carrera porque hay muchos jugadores con condiciones que después no llegan a lo que se esperaba de ellos.

- ¿Cómo fueron sus tres años de director deportivo del Valladolid?

- El primero nos eliminó Las Palmas en el 'play off' de ascenso; en el segundo teníamos gente muy joven como Kepa y Mario Hermoso y todo tiene un proceso; y en el tercero, con Joan Jordán, Mata y Raúl de Tomás, nos quedamos a un punto de la promoción.

- ¿Qué es lo principal de su trabajo?

- Acertar con las personas, no solo con el futbolista. A lo mejor fichas a un muy buen futbolista y no rinde, y no hay tiempo, el fútbol no perdona. A Chimy Ávila lo fichamos por 2,7 millones del Huesca y marcó nueve goles en 14 partidos. Alguien iba a pagar la cláusula de 23 millones, pero se ha roto dos veces el cruzado (está cerca de reaparecer).

- El éxito le llega de pleno en Osasuna.

- Es injusto que solo el resultado avale un buen trabajo. Con Diego Martínez de entrenador, a quien trajimos del Sevilla B, el primer año fue buenísimo, pero nos quedamos a un punto del 'play off'. Al año siguiente, con Jagoba (Arrasate), batimos todos los récords y subimos a Primera.

- ¿Cómo es Jagoba?

- Como persona un 11, como entrenador, un 10. A mí me viene bien para saber dónde estoy.

- ¿Y los fichajes de los valencianos Rubén García, Nacho Vidal y Torró?

- Rubén vino primero cedido del Levante y después lo compramos por tres millones. Fue el mejor jugador de Segunda y ahora destaca en Primera. Nacho es un profesional increíble, lo quieren mucho en Pamplona. Y a Torró lo fiché del Castilla, lo compró el Eintracht y lo recuperamos.

- ¿Por qué salió en defensa de Arrasate en su peor momento?

- Lo sentí así. El equipo era penúltimo tras 13 partidos sin ganar. Los jugadores necesitaban escucharlo. Yo veo cómo trabaja en el día a día.

- ¿Cómo se lleva con los representantes?

- Son necesarios. Algunos se creen los dueños de los clubes, pero son necesarios porque no debe haber roces con los jugadores en las negociaciones.

- ¿Su hijo tiene representante?

- No, pero lo tendrá en breve.

- ¿Quién es el número 1 en su oficio?

- Como dice Toni Muñoz, el que menos se equivoca. Me gustan los que hacen mucho con poco presupuesto. Lalo, por ejemplo, del Zaragoza. O Emilio Vega, con 3,5 millones de presupuesto en el Alcorcón.

- Si tuviera mucho dinero para fichar a un entrenador, ¿quién sería?

- Valverde.

- ¿Hacia dónde caminal el fútbol?

- Hacia lo físico, pero sin olvidar la táctica. Es un compendio. Va hacia las transiciones más que al juego de posición. Y también hay demasiados datos. Un jugador corre 12 kilómetros, ¿y qué? Pues a lo mejor debería haber corrido menos. Los datos hay que interpretarlos. ¡Ni loco ficho a alguien por los datos!

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