El tsunami que engulló la pista de Silla: una ola de metro y medio que inundó Alfafar
Datos del Cedex demuestran la fuerza de la inundación ya desde Chiva y explican el efecto dique de la V-31
Son poco más de las 18.30 horas de un martes cualquiera. Salva enfila hacia Silla, donde vive con sus padres. Coge, claro, la pista de Silla ... . Pero nada más salir de Valencia, se detiene en un atasco enorme. La circulación es muy lenta. Pasa el tiempo, casi una hora y media, aunque a él se le hicieron eternas. «Vi que el que había delante de mí salía del coche y se iba corriendo, como en las películas», cuenta. Instantes después, una ola impactó con su coche y sintió que, fantasmagóricamente, el vehículo comenzaba a flotar. «El agua subió muy rápido», cuenta, todavía con el cuerpo diez meses después. Él no lo sabía entonces, pero aquel no era un martes cualquiera. Era el 29 de octubre. Tampoco podía saber entonces que una ola de metro y medio que se había abatido sobre l'Horta Sud había impactado contra la mediana de la V-31 y había creado un dique que devastó Alfafar, Sedaví y la zona comercial entre estos pueblos y la Pista de Silla.
Había muchas cosas que no sabíamos aquel 29 de octubre. Pero el paso del tiempo y, sobre todo, la ciencia han permitido que conozcamos los detalles de lo que ocurrieron en aquellas horas oscuras. De hecho, el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) ha estudiado aquella tarde para sacar algunas conclusiones interesantes, que permiten explicar el efecto dique que provocó la pista de Silla. Fue tan evidente que el Ministerio de Transportes se ha afanado en retirar la mediana con barreras estilo new jersey y ya está instalando unas nuevas, permeables, que permiten el paso del agua.
Porque a la pista de Silla llegó, aunque ya muy laminada, la gran ola que cayó desde el Poyo a la llanura aluvial de Valencia. Tras arrasar Picanya y Paiporta, las dos barrancadas, la del Poyo y la de Horteta, se abatieron sobre una de las áreas más pobladas de la provincia, donde más de millón y medio de personas hacían vida normal sin saber que un tsunami rugía hacia ellos, con velocidades de hasta 50 kilómetros por hora en la cabecera del barranco en Chiva. Muchos de ellos, de hecho, intentaban entrar a los pueblos afectados por la V-31, o ir más hacia el sur incluso hacia Beniparrell, Silla, Alcàsser o Picassent.
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Y ahí los encontró el agua. La altura de las localidades de alrededor crece conforme se acerca a la pista de Silla. En la avenida de la Albufera, la cota es de 6 metros sobre el nivel del mar. Al inicio de la zona comercial de Alfafar llega a 5 y baja a 4 al llegar a la pista de Silla, donde sube a 5, 6 si contamos la barrera. La inundación llegó ya muy laminada tras viajar desde el Poyo por la llanura, muy por debajo del nivel de Paiporta, que es 52 metros. El agua, además, se había encontrado con miles de construcciones en Alfafar, Benetússer, Sedaví, Llocnou de la Corona y Catarroja, por lo que llegaba a velocidades inferiores a un metro por segundo, 3,6 kilómetros por hora. Llegaba, eso sí, sacudida, porque se habían formado remolinos y oleaje al impactar con coches y edificios.
Los muros del tren, otra barrera infranqueable
La pista de Silla no fue la única barrera para el agua. La CHJ explica que en Benetússer el agua cruzó la línea de cercanías del ferrocarril por la avenida Gómez Ferrer y continuó por la avenida Albufera hasta alcanzar la autovía V- 31, inundándola. «Los muros de la línea de ferrocarril, desde el casco urbano de Benetússer hasta la carretera CV-407, han supuesto una barrera al flujo del agua y han concentrado los caudales hasta la única salida del agua por el paso a nivel de la avenida Gómez Ferrer». Parte del caudal del Poyo se juntó con los de la Saleta y fluyó hacia la Torre, donde los terraplenes y los muros del tren concentraron la avenida.
La Confederación Hidrográfica del Júcar, en su plan de resilencia, explica esta situación de forma tan aséptica que sorprende, habida cuenta del drama que vivían miles de vecinos en esos momentos: «En la zona baja de Paiporta y a la salida de la localidad se producen dos vías de flujo principales en la margen izquierda, que circulan por el abanico aluvial, por un lado, por la calle Palleter y Dr. Vicente Navarro Soler de Benetússer hasta el paso subterráneo de la avenida de Alfafar y la avenida de los Reyes Católicos de Alfafar, y por el otro lado por el barrio de Orba junto al paso elevado de la CV-4125. La última vía de flujo principal se produce por la margen derecha de la rambla del Poyo a la entrada de Catarroja y fluye atravesando a gran velocidad Catarroja llegando hasta Albal (ver figura 25). La rambla del Poyo se encuentra en Catarroja con un puente histórico de la antigua carretera nacional donde la capacidad de la rambla se reduce a menos de 800 m3/s. Esta reducción de capacidad del cauce ha podido producir sobreelevación de niveles aguas arriba y el desbordamiento de la rambla del Poyo hacia Catarroja, siendo este municipio junto con Paiporta uno de los municipios más afectados por la inundación».
«El agua llegó muy rápido»
Y entonces el tsunami se encontró con la pista de Silla, donde miles de conductores esperaban en coches. Ahí aguardaba Salva, que intentó dar la vuelta pero dejó su vehículo, el viejo coche de su madre, atravesado de cualquier manera cuando decidió salir corriendo hacia Valencia. «El agua me cubrió los pies en muy pocos minutos», cuenta. La CHJ hace una descripción más fría y desapasionada: «Todas las vías de flujo principal que fluyen por el abanico aluvial finalizan en la V-31 (conocida como Pista de Silla) que está situada, dependiendo de los tramos, aproximadamente 1 metro por encima de la cota del terreno y que ha supuesto junto con la mediana tipo New Jersey (0,8 m adicionales) una barrera al flujo del agua reteniendolo y elevando sus niveles La V-31 mayoritariamente queda inundada al norte del paso del barranco del Poyo».
La inundación es, claro, desigual. En sentido Alicante, según cálculos del Cedex, se queda rozando los 1,2 metros de altura, lo que permite destrozar coches y superar la mediana en casi 40 centímetros. Al otro lado, por su parte, el agua no supera los 10 centímetros de altura. El nivel sube una vez salvada la pista de Silla: cae desde la autopista a los campos que se adentran ya en el parque natural de la Albufera y vuela hacia el lago y las pedanías de Valencia con una altura acumulada de unos 40 centímetros. Se acelera ligeramente, sobre todo en el entorno del cauce del Poyo, hasta acabar desembocando en una Albufera que aquella noche salvó vidas.
El efecto dique se vio claramente en los nublados y fríos, en más de un sentido, días posteriores. La calzada sentido Valencia se liberó muy pronto. Casi al día siguiente los servicios de emergencia podían acceder al Cap i Casal desde el sur, aunque miles de vehículos lo hicieron durante días por la CV-500. En el sentido contrario, por su parte, los coches se acumularon durante días a la espera de que el agua bajara. Los trabajos de retirada de la mediana comenzaron muy pronto una vez se constató el efecto dique para que el cuento de terror que tuvieron que vivir Salva y miles de personas más no tenga que repetirse.
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