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La reapertura de la calle Alicante alivia a los comerciantes: «Es un día de fiesta, ahora nos irá mejor»
El regreso del tráfico y las líneas de autobuses entre Xàtiva y Castellón dos años después incrementan la clientela mientras los vecinos lamentan que los trabajos del resto de la vía no acabarán hasta diciembre
«Mira qué chulo lo han dejado, con el carril bici y todo», le indicaba una madre a su hijo en el cruce de la ... calle Xàtiva con Alicante a primera hora de este viernes. Las obras del tramo que circunvala la plaza de toros hasta Castellón han concluido y ya pueden transitar por la zona conductores, peatones y ciclistas. No obstante, los trabajos del cañón peatonal de Metrovalencia persistirán en el resto de la vía hasta diciembre. Sin embargo, la novedad ha convertido esta jornada en todo un rayo de esperanza para los comercios de la zona que han recibido la reapertura de este trecho como agua de mayo: «Es un día festivo. A partir de ahora nos irá mejor».
La 'cara' de esta particular moneda en la que se ha convertido la calle Alicante desde hace más de dos años, cuando Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) inició las obras del cañón peatonal para unir las estaciones de metro de Xàtiva y Alacant, llevaron a los negocios de la zona a lanzar casi un mensaje de auxilio a las administraciones ante la grave afección que les generaban los trabajos sobre su actividad.
Sin embargo, los comercios de las inmediaciones del coso taurino y la calle Castellón han vuelto a ver pasar coches y autobuses de las líneas 7, 8 y 19 de la EMT tras casi dos años sin rastro de tráfico rodado en la zona como consecuencia de las vallas. De hecho, los responsables de comercio de tratamiento capilar que llevaba año y medio afincado allí nunca habían podido ver vehículos pasar por delante de su establecimiento. «Nos afectaba porque el bus no pasaba nada de nada», han resumido.
«Es un poco de luz, pero esperamos que cambien los plazos para reabrir la calle Alicante», señalan las mismas fuentes solidarizándose con el resto de vecinos de la vía que tendrán que soportar los perjuicios obras, por lo menos, dos meses más.
«Ves, si es que no pasan. Creo que la han vuelto a cortar otra vez. No están acostumbrados aún a que tienen que volver a pasar», aseveran con ironía desde una tienda de reprografía también de la calle Castellón.
La estampa a primera hora de la reapertura era un tráfico bastante apaciguado, daba sensación de que los conductores todavía no parecían ser conscientes de que dos años después podían volver a circular por la calle Alicante junto a la plaza de toros. En cuanto al transporte público, tres cuartos de lo mismo. Es por ello que la EMT ha desplegado personal para informar a los viajeros de que las líneas 7, 8 y 19 pasarían por la parada dado que todavía no tiene número y la marquesina con los horarios y frecuencias de paso de las rutas está inoperativa.
«Esto hubiera sido mejor peatonal. El carril bici está bien pero hubiese sido mejor que sólo pudieran acceder los vecinos a los garajes», departen Carmen y Mercedes que, pese a que no son vecinas de la zona, sí pasan habitualmente por la céntrica vía. Ambas mujeres muestran su disconformidad con la ampliación de la acera pues, a su juicio, aún son «estrechas».
En este misma línea se expresaba un padre con el carrito de su hijo pequeño que valora la existencia del vial ciclista pero se muestra más partidario «de cerrar que de abrir nuevas carreteras». «No se si luego va a haber mucho tráfico, luego no se qué va a pasar», señala.
Críticas vecinales
La 'cruz' de estas dos velocidades de las obras de la calle Alicante se la llevan los residentes y comercios afincados entre Castellón y la gran vía. Una de las vecinas critica que todavía tenga que soportar los efectos de las obras pues se refiere al espacio reabierto de la calle con el diminutivo «tramito», en tono despectivo en comparación con lo que todavía está pendiente. Asimismo, reprocha la gestión de las obras puesto que «en ningún momento se ha puesto personal para proteger a los vecinos, sino más bien hemos sido agredidos». «La gente está muy caliente», asevera mientras asegura tener ya recabadas 80 firmas para presentarlas ante la administración pertinente.
«Al parecer no van a hacer absolutamente nada, van a dejar la calle igual que estaba antes: sin una fila de aparcar. Todos los vecinos cuando queremos dejar maletas, compras, a alguna persona mayor que vaya en silla de ruedas, niños o bebés, no podemos parar delante de casa para descargar. Entonces, habrá que parar el tráfico», lamentan las mimas voces.
En el vecindario hay «bastante cabreo» y exigen que se les ayude a limpiar las fachadas. De hecho, han remitido los escritos pertinentes desde hace tiempo y alegan no haber tenido ninguna reacción.
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