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Un joven salta la hoguera, una tradición en la noche de San Juan. Irene Marsilla

Valencia salta y baila en la noche eterna de San Juan

Decenas de miles de personas abarrotan las playas, el tráfico colapsa las principales calles del Marítimo y la Policía vela por la seguridad de los asistentes con un amplio dispositivo

Gonzalo Bosch

Valencia

Lunes, 23 de junio 2025

Valencia tenía ganas de la noche de San Juan. Es una afirmación evidente si uno se paseó ayer a las 18.00 de la tarde por las playas del Cabanyal y la Malvarrosa. Porque los grupos de amigos que hacían cola para la leña, querían emepzar cuanto antes con la fiesta. O por aquellos que se mezclaban entre los bañistas de la tarde para coger sitio en la arena. Aún con una temperatura que rozaba los 30 grados la gente ya buscaba su hueco. Porque la noche de San Juan no es eterna, pero muchos hicieron lo posible por que así lo pareciera.

«Esta noche bailamos por una noche eterna. Si nos deja salir de fiesta en la playa ojalá no acabe nunca», gritaba un grupo de latinos mientras bailaba al son de un buen ritmo de merengue. Pasaban las ocho de la tarde y los amigos ya vivían San Juan como si fueran las cuatro de la mañana y más de uno llevara un par de copas de más. La tendencia fue la misma durante la noche. Las ganas de vivir la fiesta aceleraron la sucesión de momentos. Porque a los valencianos les hubiera gustado una noche eterna, así que la empezaron cuanto antes.

Como por ejemplo, con la leña. El Ayuntamiento de Valencia desplegó 9 puntos de reparto gratuito de madera para poder encender las hogueras en la arena. El Consistorio avisó que el reparto tendría lugar a partir de las 19.30, pero a las 18.00 los servicios de limpieza y mantenimiento comenzaron con la distribución, pues centenares de personas hacían cola bajo un sol abrasador capaz de noquear a cualquiera. «Eh 'bro', vente por aquí», le decía un chico a su amigo para saltarse la cola y convertirse en el más listo de la clase. Sin éxito, por supuesto, ya que los servicios municipales controlaron el reparto a la perfección. antes de que el reloj diera las 19.00, las 25 toneladas de madera ya se habían repartido.

Pero la noche también se hizo eterna para todos aquellos policías (300 de ellos locales y casi 400 nacionales) que velaron sin descanso para que la noche se desarrollara sin incidencias graves. Lo mismo para todos aquellos trabajadores de Cruz Roja o Protección civil, que trabajaron para salvaguardar la integridad de las decenas de miles de personas que acudieron a encender sus hogueras. Los sanitarios pasaron gran parte de la noche curando cortes en los pies de la gente que vivió descalza la noche de San Juan, así como un sin fin de mareos y bajones causado por los excesos del alcohol.

Todas las imágenes de la noche de San Juan en Valencia.

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Todas las imágenes de la noche de San Juan en Valencia. Irene Marsilla

El concejal de Movilidad y Policía Local, Jesús Carbonell, visitó a los efectivos con la tarde noche en marcha. «Hemos preparado un dispositivo de 700 personas para velar por la seguridad de la gente esta noche, 300 de ellas policías locales de distitnas unidades, como la canina», afirmaba el concejal, que seguía: «Tenemos drones que vigilarán la creación de algún posible incendio, y el retén de la Policía estará abierto las 24 horas, así como hemos dispuesto de 4 puntos violeta para estar muy atentos a las agresiones en este sentido». Al término de la redacción de este artículo, la Policía había actuado para realizar sendas detenciones por posesión de sustancias estupefacientes.

La noche también se pudo sentir eterna para aquellos que trataron de llegar a la playa con su vehículo particular. La mejor manera de llegar hasta la playa era el transporte público. Desde las 17:30 la Policía Local cortó los accesos a las calles Marcos Sopena, desde Pl. Setmana Santa Marinera; José Ballester Gozalvo, y Mediterrània desde Reina. Por ello, la elección del vehículo personal no era lo más recomendable. Del mismo modo, para la noche estaba programada una huelga del sector del taxi, aunque sí se dejaron ver varios de ellos, sobre todo con el arranque de la velada.

Pese a ello, en torno a las 21.00 las principales calles del barrio del Marítimo dieron muestras de colapso. Los embotellamientos se producían, sobre todo, precisamente en los puntos donde la Policía Local cortó el tráfico. Los agentes trataban de evitar que los desvíos a los vehículos privados provocaran retenciones, pero la tarea fue complicada. La Policía acabó cortando calles como Menorca o la avenida del Puerto desde Serrería. En general, el tráfico vivió un colapso evidente aunque con síntomas de menor intensidad que otros años.

Por otra parte, autobuses y tranvías no cesaban en su llegada a las paradas en las calles paralelas al paseo marítimo de la ciudad, y cada vez que uno de estos servicios abría sus puertas, auténticas manadas de gente bajaban para enfilar su camino hacia los arenales.

Muchos llegaban a las entradas a la playa decididos. Como si supieran perfectamente donde iban a instalar la silla y la neverita. Otros, en cambio, ya se agobiaban al ver la cantidad de gente que ya estaba situada, y trataban de discernir en comunidad dónde ubicarse para celebrar la gran noche. Esa a la que algunos llegaron pronto y otros no tanto. Algunos despistados incluso preguntaban dónde se podía coger la leña que reparte el Ayuntamiento. Esa leña que se terminó a las 19.00.

Todavía no se había marchado la luz del sol y los amigos empezaban a perderse entre la gente. Las llamadas, con tono preocupado, comenzaban a ser una constante. «¿Dónde te has metido? No empecemos así ya o te juro que esta noche la tenemos» gritaba una chica al teléfono, como si el dispositivo tuviera la culpa. Otros, en cambio, empezaban a ingerir las primeras bebidas alcohólicas desde bien temprano. «Esta noche va por ustedes», gritaba al cielo un joven antes de llevarse una botella de licor a la boca. Comenzaba una noche que iba a ser... sí, ya lo he comentado, eterna.

Como eterno será el recuerdo de esta misma noche de ese chaval que a las 00.00 ya estaba vomitando a causa del alcohol, mientras todo su grupo de amigos le coreaba el «sí se puede» para ver si 'resucitaba' tras vivir tal desagradable situación. También se podrá considerar eterno el orgullo de una joven que, tras ver como varios chicos competían por quién aguantaba más tiempo bebiendo cerveza sin parar, ella los superaba a todos con 36 segundos seguidos. Sus amigos alucinaban mientras hacían la cuenta en voz alta: «¡33, 34, 35, 36... Oleeeee!». Ella se llevó los aplausos, pero hay que recordar que nadie debería jugar con el consumo de alcohol.

Al grito de «que vivan las mujeres... ¡Y que la noche sea eterna!», una familia mexicana celebraba San Juan con un grupo de mariachis cantando sin parar. Familias enteras y grupos de amigos paraban en este fragmento de la playa cercano al término municipal de Alboraya para escuchar al grupo mexicano, vestido con sus mejores galas mariachi.

La noche de San Juan será eterna también para los más pequeños. Como ese niño que no llegaría a los 7 u 8 años y que marcaba el gol de la victoria contra su hermano (más pequeño que él) en un partidillo improvisado en la arena. Los grupos de amigos alrededor de los pequeños eran como ese gran público que celebró con el chaval el gol de la victoria mientras él se tiraba de rodillas al suelo. Como eterno era el sueño de todos esos niños con apenas semanas de vida que ya han vivido su primera noche de San Juan. Lo hicieron a brazos de sus padres, quienes quisieron estar en la playa hasta altas horas de la madrugada con el niño en brazos o en el carrito.

En algunos grupos, el valiente que se atrevía a saltar la hoguera era vitoreado y aplaudido por el resto de acompañantes. En otros, el fuego era la excusa para bailar en círculo alrededor de las llamas que iluminaban una noche muy especial. «Hermano, ¿y los hielos?». «A ver empanado, que los tienes debajo». Claramente más de uno se dejó despistar por la efusividad de la noche... o la cantidad de alcohol en sangre. Para los asistentes, la noche de San Juan era «épica», «espectacular» y otros términos no tan bien hablados, como el término que se utiliza para nombrar el cuerpo de Cristo en la Eucaristía. En fin, descrito como se quiera, la fiesta en las playas de Valencia no había hecho más que empezar.

Con el paso de las horas el desarrollo de esta noche eterna era muy diferente según el grupo de amigos. Algunos seguían bailando sin parar gracias a auténticos ritmazos de merengue, salsa o reggaeton. Otros decidían marcharse a casa en torno a las 2 de la mañana, sabedores que empezar la fiesta tan pronto (con la llegada de algunos a las 18.00) provoca que el cansancio llegue antes. Algunos seguían brindando «por qué esta noche sea eterna» a esa misma hora. Juegos de cartas, familias de sobre mesa, jóvenes que acababan de conocerse y ligaban como si tuvieran delante al amor de su vida. Y antes de que LAS PROVINCIAS cerrase la cobertura de la noche de San Juan, un chico sujetado por dos amigos afirmaba: «Jo esta nit la vaig a recordar tota la vida». Porque en Valencia, San Juan sigue siendo una noche eterna.

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