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p Cabina El maquinista en su puesto de trabajo en el interior de un AVE. jesús signes
«El AVE es una oficina a 300 kilómetros por hora»
10 años de AVE

«El AVE es una oficina a 300 kilómetros por hora»

José Marino Aparici Sanz, maquinista de Renfe | Empezó en la línea de la alta velocidad con Madrid el 19 de diciembre de 2010, el primer día de viaje con pasajeros

J. SANCHIS

VALENCIA.

Sábado, 12 de diciembre 2020

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José Marino Aparici ha cumplido 38 años como maquinista de Renfe. Durante su dilatada trayectoria ha conducido mercancías, Alaris y AVE. «He pasado de la fórmula dos a la una. En mi profesión no se puede ya llegar más alto», resalta. Y es que para estar al frente de un AVE se necesitan horas de práctica y diversos procesos de habilitación. No es una tarea sencilla.

José Marino fue uno de los maquinistas que empezó a cubrir la alta velocidad entre Madrid y Valencia el 19 de diciembre de 2010, el día en que empezaron los trayectos del AVE inaugurado oficialmente 48 horas antes. Ahora también presta servicio en la línea que une Valencia y Barcelona con el Euromed.

«Ese día estaba muy nervioso. Notabas que había mucha gente pendiente. Cuando llegué a Atocha noté una especie de liberación», explica José Marino que recuerda que los meses anteriores realizaron centenares de viaje de prueba para que todo fuera bien.

El maquinista lleva diez años cubriendo el trayecto y acumula 4.000 recorridos entre Madrid y Valencia

«Me ha llamado la atención lo que ha cambiado. Con los otros trenes de larga distancia, en un viaje de tres o cuatro horas, la gente sacaba u libro o una revista», afirma. Ahora, con el AVE, todo es distinto. «Suben al vagón, sacan una tablet o un ordenador y se ponen a trabajar. Es una oficina a 300 kilómetros por hora», afirma el maquinista que apunta que en el AVE «se han cerrado muchos negocios, y de los grandes. A veces al pasar oyes algunas conversaciones que te sorprenden».

También recalca que «en ocasiones no se dan cuenta de lo rápido que va». Recuerda casos en los que los viajeros no han llegado siquiera a sentarse o se han pasado el trayecto en la cafetería y «cuando acaban la consumición ya estamos entrando en la estación».

Marino Aparici sostiene que se trata de uno de los corredores de alta velocidad más seguros. En estos diez años no recuerda ninguna incidencia, salvo las derivadas de las condiciones meteorológicas. «Es una conducción muy tranquila y segura, muy automatizada», recalca.

La velocidad máxima que se alcanza son los 300 kilómetros por hora, aunque la media es algo inferior, sobre los 240, porque en algunos puntos se tiene que disminuir «y hay que añadir la entrada y salida a las estaciones», afirma.

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