Así llegó a Valencia el gigante Gulliver
El popular parque celebra su 35 aniversario con una exposición que recorre la historia del espacio infantil en el Colegio de Arquitectos I Maquetas, dibujos, fotografías y vídeos relatan el proceso de creación y construcción de la obra
Valencia fue el destino del insigne viajero. Hace 35 años el gigante Gulliver aterrizó en la ciudad para convertirse en aliado de los niños. La ... capital del Turia le esperaba en ese cauce de río que en 1990 avanzaba para convertirse en jardín.¿Cómo llegó hasta su destino? ¿Cómo conquistó el territorio urbano? El relato de tan apasionante viaje y su estancia en la ciudad, una experiencia de la que han disfrutado varias generaciones de niños valencianos, es el contenido de la exposición que ofrece el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (Ctav). Se puede ver hasta el próximo día 29 bajo el título '35 años de un viaje. Gulliver'.
Publicidad
Es una muestra llena de color y diversión en la que muchos ya mayorcitos verán reflejada su infancia. Dibujos, maquetas, ejes cronológicos, cajas de juegos, vídeos y recortes de prensa ayudan a comprender un gran proyecto. Son todos los elementos que explican la gran idea y cómo ésta cuajó hasta convertirse en un gigante de 70 metros tendido en el suelo como imagen del momento en el que los habitantes de Liliput apresan al personaje de Jonathan Swift.
En los toboganes, las rampas, las escaleras, los colores y los árboles que recorren el cuerpo del gran amigo tendido está escrita una buena parte de la historia de la ciudad, que con él suma un símbolo identificativo más a su trazado urbano. Es un relato que ahora la muestra destripa al exhibir los detalles del trabajo del arquitecto Rafael Rivera, el dibujante Sento y el artista fallero Manolo Martín para levantar -acostado- un parque de éxito dirigido a los más pequeños, pero que desde el primer momento atrapó también a los mayores.
El propio arquitecto ha explicado esta tarde cómo se fraguó un proyecto que tropezó con varias negativas en Valencia incluso en Barcelona hasta que al final se hizo realidad.
Noticia relacionada
El santo de Venezuela que conquistó Valencia antes que los altares
Nada sucedió de manera casual, «no fue una ocurrencia». Lo ha dejado claro Rivera al exponer un proceso creativo que trazó sobre tres verbos: «Recordar, preguntar y estudiar». Lo primero para rememorar la propia infancia, los parques en los que él mismo jugó y que le condujeron hasta el Parterre, la Glorieta y Viveros. Lo segundo, para interesarse por qué les gustaba a los niños de la mano de los amigos de sus hijos. Era muy importante conocer qué esperaban los destinatarios del proyecto de la obra misma. Y por último: estudiar. Leer aquello que pudiera ofrecer claves para la imaginación, ver y conocer el trabajo de otros arquitectos.
Publicidad
Rivera fue descubriendo que haría una escultura enorme que no podía ser un monstruo, no tenía que asustar. «Quería que fuera amigo de los niños». Iba a crear un Gulliver. Tendría esquinas, escondites, rampas… Todo lo necesario para las aventuras que sueñan y quién sabe si viven los niños.
Contó con el artista fallero y con el dibujante Sento, quien también se encontraba esta tarde en la presentación. Tras las negociaciones y negativas que tuvieron que afrontar, no sin poco revuelo de la prensa, finalmente el tramo 12 del Jardín del Turia se convirtió en un espacio lúdico que, como ha explicado Sento a LAS PROVINCIAS, «cambió el concepto que se tenía de los parques infantiles».
Publicidad
El camino recorrido estuvo jalonado de anécdotas como la que relata la manera en la que el equipo decidió cómo dibujar a Gulliver acostado en el suelo y que la exposición descubre de la misma manera que muestra los distintos perfiles de Gulliver que trazó Sento para dar vida al personaje. No se pierdan el trabajo fallero de vareta que hubo detrás de un proyecto que celebra su 35 cumpleaños. Una exposición deliciosa para pequeños y también para mayores.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión