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Tarde tras tarde, los atascos se acumulan en las entradas de la ciudad. Si Valencia fuera un enorme corazón, la aorta, la cava y la pulmonar serían la pista de Silla, la de Ademuz o la avenida del Cid. Y en todas ellas se registran importantes problemas que afectan a la circulación. Este aumento, con congestiones de varias decenas de kilómetros en cualquiera de las entradas de la ciudad, no es sólo una impresión. Los indicadores internacionales, como TomTom o Inrix Traffic Scorecard así lo señalan y los conductores profesionales y los vecinos de Valencia aseguran que la situación empeora tarde tras tarde.
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¿Cuáles son las causas que lo provocan? Variadas. Algunas son endémicas: aumento de los carriles bici, coches mal aparcados en segunda fila o en el carril bus... pero otras son nuevas o se han agravado en los últimos años. La más llamativa es la que habla de un crecimiento de más del 3% del parque móvil en el área metropolitana de Valencia en apenas dos años. En concreto, según datos de la Oficina de Estadística del Consistorio, en 2017, último año del que hay registros, había 33.111 vehículos más que en 2015. El director del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS) de la Universitat de València, Francisco Alonso, señala que no se puede obviar «el incremento de los movimientos debido a la reactivación económica». «También es cierto que la circulación interior de Valencia ha empeorado notablemente. Eso afecta también a los accesos», explica Alonso. De la misma opinión son desde la Federación de Asociaciones de Vecinos. «Atascos siempre ha habido en horas punta en las principales arterias de la ciudad. Lo que es una evidencia es que igual que en el periodo de la crisis bajó el tráfico por la menor actividad económica, desde el año 2015 hasta ahora ha vuelto a haber un repunte vinculado a la mayor actividad económica, pero sin alternativa de transporte público», indican desde la federación que preside María José Broseta.
Los indicadores internacionales también lo señalan. El proveedor de servicios de GPS TomTom dice que el nivel de congestión en la ciudad es del 19%, un 2% más que el año pasado. Según la empresa, los valencianos gastan diez minutos más por cada media hora de trayecto en las horas punta. Inrix Traffic Scorecard, otro de los índices más importantes, dice que Valencia es la tercera ciudad más atascada de España y la 53 del mundo.
Pero los embotellamientos no están provocados únicamente por el aumento de la actividad económica y la revitalización del mercado del automóvil, pese a que el parque móvil del área metropolitana de Valencia ya roza el millón de vehículos, más o menos como antes de la crisis. Además de esta causa, los cambios en la regulación semafórica juegan un papel importante en el aumento de los atascos. Así lo asegura Juan Carlos Muñoz, presidente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas. Lo hace con un ejemplo: el de la glorieta de la avenida de Cataluña. «Cuando el semáforo interior pasa a fase roja, sigue permitiendo la entrada de los vehículos que provienen de Benimaclet por la ronda norte, lo que hace que se colapse el interior de la rotonda al ponerse en verde».
Otro motivo detrás de los atascos son los nuevos carriles bici (y los que están por venir, como los de Peset Aleixandre o las grandes vías). El presidente del comité de empresa de la EMT, Gabriel de las Muelas, aplaude estas infraestructuras pero reconoce que afecta y mucho a la frecuencia de los autobuses, «sobre todo cuando tienes que hacer un giro a la izquierda o a la derecha: tienes que ir con mil ojos».
En este sentido, Alonso apunta otro actor de la vía que provoca atascos: los nuevos patinetes eléctricos. «La gente tiene miedo de que le atropellen porque van muy rápido, así que no son pocos los que prefieren no ir andando y coger el coche para evitarse sustos». Además, Alonso insiste en un detalle. «Ralentizar el tráfico», que según él es lo que hace el Consistorio, «no provoca que la gente deje de llevar el coche».
Más coches
El evidente aumento de vehículos en el parque móvil del área metropolitana de Valencia, con 33.111 turismos, furgonetas o autobuses más que en 2015, hace que entren más coches a la ciudad. El dato es aún más llamativo si se compara por ejemplo con 2014, en plena crisis, cuando había en el área metropolitana 50.000 vehículos menos que ahora. Francisco Alonso, director del Intras, apunta a la recuperación económica como factor clave para el aumento de los atascos.
3,45% es el porcentaje en que ha crecido el parque móvil del área metropolitana de Valencia desde 2015.
Infraestructuras
La falta de creación de aparcamientos disuasorios de gran tamaño cerca de Valencia desincentiva el uso del transporte público. Según el Plan de Movilidad Sostenible del Área Metropolitana de Valencia, en total hay 44 estacionamientos disuasorios, con 3.628 plazas. Teniendo en cuenta que en la 'gran Valencia' vive, aproximadamente, un millón y medio de personas, los vecinos de la ciudad denuncian la falta de aparcamiento para quienes viven o trabajan fuera de Valencia y tienen que acudir a ella de forma diaria. El Consistorio siempre ha derivado a la conselleria de Obras Públicas cuando la oposición ha pedido más aparcamientos disuasorios cerca de estaciones de metro para reducir los coches que entran a la ciudad.
Poco o nada se sabe de los intercambiadores de la EMT prometidos por la concejalía de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Valencia, a quien este diario pidió declaraciones para este reportaje sin recibir respuesta. Únicamente está construido el de Tetuán, pero el Ayuntamiento ha prometido otros en Ángel Guimerà, Xàtiva o Nuevo Centro. No se han construido. Estos intercambiadores pretenden favorecer la conexión entre metro y autobús, pero al no estar habilitados, muchos usuarios de la red de FGV se encuentran con que no pueden subir al autobús nada más salir de la estación, lo que provoca importantes retrasos. Ambas redes, eso sí, tienen paradas donde convergen varias líneas y donde se puede hacer transbordo.
Trasporte público
Las frecuencias de las líneas de Metrovalencia que van a las localidades del área metropolitana de Valencia no son las mejores, como reconocen los vecinos que hacen uso de este medio de transporte, el más utilizado para acercarse a Valencia si se quiere dejar el coche en casa. Fuentes de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia han defendido esta semana «potenciar el transporte público desde una perspectiva metropolitana y de forma coordinada a través de la Autoridad Metropolitana, que requiere de una financiación adecuada por parte del Estado para llevar a cabo la integración tarifaria y una ampliación de líneas de bus y metro que den servicio a los polígonos industriales».
Los retrasos en la EMT son un problema endémico de una empresa con una flota tremendamente envejecida. Los últimos datos de puntualidad ofrecidos por la EMT desvelan que las nuevas líneas son las que acumulan más desajustes horarios.
La 98 es la línea de la EMT que más retrasos acumula. Sólo el 71,51% de los autobuses llega a tiempo a las paradas.
Un 44% líneas de la EMT son más impuntuales ahora que en 2017.
La Associació Valenciana pel Transport Públic denunció este verano que el abandono y la dejadez del servicio de Cercanías del núcleo de Valencia ha hecho que la cantidad de viajeros se haya desplomado un 40 % en diez años. Sin embargo, fuentes de Renfe insisten en que las cancelaciones de trenes que se dan de forma diaria suelen ser «un 1% de cancelaciones de los 360 servicios diarios». Además, desvelan que el crecimiento experimentado en últimas semanas viene determinado por las desvinculaciones del personal. Sin embargo, la poca fiabilidad de los trenes que llegan a la ciudad juegan un papel importante en que los conductores decidan coger el coche antes de ir al tren y arriesgarse con llegar tarde.
Cambios en los accesos
La entrada a Valencia por el norte de la ciudad registra atascos importantes desde abril de 2019 y, sobre todo, a partir de julio o agosto, cuando las polémicas obras de ampliación de la V-21 empezaron a tener afectación al tráfico. Los atascos ahora son constantes, con dos y tres kilómetros de retención todas las tardes. En julio, de hecho, llegó a cortarse la carretera en sentido salida de la ciudad debido a las obras. La construcción de un tercer carril entre Port Saplaya y Valencia reduce la anchura de los viales en la zona más próxima a la ciudad, lo que provoca circulación lenta desde bastante antes del túnel de la avenida de Catalunya, donde se registran atascos constantes toda la semana.
La eliminación de las pasarelas peatonales que permitían salvar la avenida del Cid en enero de 2018 en enero de 2018 podría parecer lejana en el tiempo, pero lo cierto es que los atascos en la A-3 sentido entrada no sólo se han acentuado y cronificado (con embotellamientos desde Quart de Poblet), sino que además se han creado nuevos problemas en sentido salida debido a los nuevos pasos de peatones junto al túnel que permite salvar el cruce con la avenida Tres Cruces.
15 nuevos semáforos instalados en la avenida, con decenas de nuevos pasos de peatones.
Regulación semafórica
No es la primera vez que el Centro de Gestión de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia se ve obligado a cerrar la ciudad. Es el término que usan los técnicos para dejar los semáforos de las zonas de entrada en rojo, para así reducir la cantidad de vehículos que acceden a la urbe mientras se descongestionan las rondas interiores. La celebración de determinados eventos, como el Día Sin Coches, han colapsado en ocasiones el centro de Valencia, lo que ha obligado a los técnicos a tomar esta decisión que impide o reduce en gran manera los coches que entran en Valencia. El cierre se realiza ampliando la fase roja de los semáforos de zonas como la avenida de Cataluña, Cortes Valencianas o la avenida del Cid.
Los cambios semafóricos son una realidad en Valencia. Así lo confirma Fernando del Molino, presidente de la Federación Sindical del Taxi. «Los semáforos están en rojo más tiempo para que la contaminación quede fuera de la ciudad en horas punta», explica del Molino. María José Alonso, portavoz de la Plataforma Motera por la Seguridad Vial, confirma este aspecto y añade: «En 25 años nunca había visto unos atascos como estos. Parece Madrid. Es inaudito». Los cambios en los semáforos, sobre todo, afectan a las horas nocturnas y a la circulación en vías como el Bulevar Sur o la ronda norte, pero en las últimas fechas se están dejando notar en otras avenidas como las grandes vías o Peset Aleixandre, entre otras.
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