La «rocambolesca» versión del absuelto tras ser localizado borracho en su coche destrozado
El acusado, que se enfrentaba a dos años de cárcel y multa por causar un accidente con heridos, alegó que le prestó las llaves a un amigo
Dicen que en la justicia las casualidades no existen y que la explicación más lógica, basada en evidencias e indicios, es por norma general la ... madre de todas las sentencias. Pero en ocasiones algo que parece totalmente irrefutable, llegado el día del juicio deja de ser tan claro. Solo así se explica que el propietario de un vehículo que fue localizado visiblemente ebrio en el interior del mismo, siniestrado en la avenida del Cid de Valencia de madrugada en diciembre de 2021, haya sido ahora absuelto de todos los delitos a los que se enfrentaba -conducir bajo los efectos del alcohol, abandono del lugar del accidente y lesiones por imprudencia grave– al no quedar acreditado que fuera él la persona que conducía el coche Audi A-3 que provocó instantes antes una doble colisión en la V-30.
El acusado, para el que la Fiscalía solicitaba una pena de dos años de prisión y el pago de una multa de 3.600 euros, reconoce que bebió esa noche, hecho que no admite mucha discusión ya que dio una tasa de 0,84 miligramos de alcohol por litro de aire espirado y los agentes de la Policía Local de Xirivella que lo detuvieron dentro de su coche refrendaron que presentaba sintomatología propia de encontrarse bajo la influencia de bebidas alcohólicas, como habla pastosa, apatía, agotamiento, pupilas dilatadas, repetición de frases, halitosis a alcohol apreciable desde cierta distancia y deambulación titubeante.
Sin embargo, en el juicio alegó que él venía de cenar con una amiga y que le había prestado esa noche las llaves de su coche a un amigo. Así, según su versión, su hermana lo recogió en el restaurante porque no se encontraba bien fruto del alcohol y lo llevó a casa de su madre, en la avenida del Cid de Valencia. Fue entonces cuando vio aparcado su Audi A3 destrozado y a un hombre, el supuesto conductor, salir corriendo y pasar por su lado. Sin saber muy bien por qué se metió dentro y otro hombre, no identificado, le quitó las llaves del coche justo antes de que llegara la policía y lo detuviera. Así, el acusado atribuye el hecho de haber sido localizado borracho dentro de su coche a la «casualidad y la mala suerte».
Si bien la sentencia del Juzgado de lo Penal número diez de Valencia reconoce que la explicación ofrecida por el acusado «resulta un tanto rocambolesca e inverosímil», la jueza considera que no ha quedado probado que esa noche del 12 de diciembre de 2021 el procesado fuera al volante de su coche Audi A3 que poco antes a su detención colisionó con otro vehículo que circulaba correctamente por la V-30, causando lesiones a su conductor, y cuyo vehículo quedó atravesado en la vía, provocando a su vez otra colisión con daños materiales.
Los testigos refrendan su relato
La defensa, ejercida por el penalista Vicente Monzó, logró demostrar en el juicio con las pruebas testificales que su cliente no conducía el coche. Por un lado, la amiga con la que cenó esa noche confirma que cuando llegó lo encontró hablando con otro hombre al que le dejó las llaves del coche. Su hermana también refrenda que lo recogió porque él no tenía coche esa noche.
Asimismo, el herido en la doble colisión en la V-30 no vio al conductor del coche que provocó el mismo y el otro conductor implicado tampoco supo siquiera concretar si era hombre o mujer. Y el viandante que vio el coche dándose golpes hasta que paró, «no fue contundente en la aseveración de que el acusado era la misma persona que apenas un minuto después se bajó del coche tras aparcarlo». «Este testigo, en un principio, pareció estar seguro de que lo era, pero luego admitió la posibilidad de que no lo fuera, amén de no reconocerlo en el acto del juicio pese a tenerlo a un metro escaso de distancia», argumenta.
La clave definitiva la dio una testigo que estaba paseando a su perro de madrugada y que vio a dos hombres distintos, uno salir del vehículo siniestrado, y el otro entrar en él. Su declaración dio sentido a la versión del procesado. De ahí, que la sentencia concluya «tener por cierta la versión del acusado, por peregrina que parezca».
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