Crimen de Alaquàs: «¿Está tu padre?, dijo el asesino y disparó a bocajarro»
El hijo de la víctima del crimen de Alaquàs pidió ayuda y un vecino taponó con una toalla las heridas de bala hasta que llegaron los primeros policías
S. V./J. F.
Valencia
Jueves, 28 de agosto 2025, 19:07
Una vecina del hombre asesinado a tiros el miércoles por la noche en una casa en el barrio de Los Faroles de Alaquàs relató que el hijo de la víctima, un chico de 15 años, fue quien abrió la puerta al autor del crimen, que le pidió ver a su padre y, acto seguido, le disparó tres veces.
El joven salió de la vivienda para pedir socorro y gritó: «¡Han matado a mi padre!». El marido de esta mujer taponó las heridas de bala en el tórax y el cuello hasta que llegaron la Policía y los sanitarios. «Murió en los brazos de mi marido», relató. La vecina recalcó que el autor de los disparos «ni llegó a entrar a la casa. Abrió el chico la puerta. ¿Está tu padre? Papá te buscan. Y a bocajarro: pum, pum, pum, los tres tiros», explicó.
La testigo pensó en un primer momento que se trataban de «petardos». La mujer se dirigía a un comercio cuando oyó las detonaciones y, tras escuchar otro «pum», cayó en la cuenta de que parecían «disparos». Entonces decidió quedarse «escondida» durante, al menos, tres minutos. «Digo están pegando tiros. Y a los cinco minutos me asomo y salía el hijo pidiendo socorro. ¡Por favor, que han matado a mi padre!», dijo. La testigo relató que, al igual que otros vecinos, empezó a llamar a la Policía, pero no contestaba a los teléfonos, y tardaron más de 20 minutos en llegar, según la mujer.
«Mi marido fue el que bajó corriendo y le taponó (el pecho) porque llevaba un tiro en el corazón», afirmó. «Se murió en sus brazos», añadió. En todo ese tiempo, el hijo de la víctima estaba con él, «muy nervioso» y «gritando». Su esposo no pudo bajar a la calle ayer por la mañana por los diazepanes que lleva», aseguró.
El fallecido, de 40 años, llevaba unos cinco o seis años viviendo allí. «Él iba a su rollo; no de meterse con los vecinos; era un buen chico», indicó la mujer, que no llegó a ver el coche rojo que busca la Policía, precisamente, porque ella se escondió. También manifestó que si el asesino le hubiera visto la cara su vida habría corrido peligro.
La mujer sabe que están buscando a un sospechoso, que no es de Alaquás, y apunta a un móvil de celos detrás del crimen. Esa es también la opinión de otra vecina que explicó que vio muchos coches de Policía, y pensó que había pasado algo muy grave. «Casi siempre aquí en el barrio puede haber ajustes de cuentas, o de droga o navajazos entre clanes gitanos. Pero ves muchos coches de Policía y piensas aquí ha pasado algo muy gordo», concluyó.
Como ya adelantó este periódico, una venganza pasional por los celos, la ira y el desengaño amoroso de un expresidiario desencadenó el crimen, según las primeras investigaciones de la Policía. El asesinato tuvo lugar sobre las 20 horas del miércoles en una vivienda de la calle Balmes. La Policía Científica encontró en el suelo varios casquillos del calibre nueve milímetros y una bala sin percutir, lo que indicaría que la pistola se encasquilló.
La víctima estaba sentada en un sofá y veía la tele cuando el individuo armado con una pistola irrumpió en la casa y comenzó a disparar. El hombre asesinado tiene numerosos antecedentes policiales por trapicheo de drogas y otros delitos, por lo que todo parecía indicar que podría tratarse de un ajuste de cuentas.
Sin embargo, la Policía Nacional identificó con rapidez al presunto autor de los disparos y averiguó que la víctima había recibido amenazas tras mantener una relación sentimental, al parecer, con la pareja del expresidiario mientras este cumplía una larga condena en prisión.